Washington DC

La victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales de la pasada semana no sólo ha desatado una oleada de protestas contra su designación entre sus detractores, sino que en el bando opuesto ha dado alas a los sectores más radicales de la sociedad estadounidense. En este periodo se han registrado más de 300 ataques de odio en todo el país, según las estimaciones del Centro Legal Contra la Pobreza en el Sur (CLCPS), organización que ha creado una web para denunciar públicamente las agresiones. Escuelas, mezquitas, universidades, centros comerciales o la calle. Cualquier sitio es bueno para estos fanáticos que tienen en su diana principalmente a los inmigrantes. Pero hay quien está dispuesto a plantar batalla.

El reverendo Francisco Valle se trasladó a EEUU hace 16 años desde su pueblecito de El Salvador. Llegó como sacerdote católico, aunque luego se hizo episcopaliano, una rama del cristianismo que cuenta con siete congregaciones en el área metropolitana de Washington DC, una de ellas en el barrio de Silver Spring (Maryland). Cada domingo, desde hace 18 meses, oficia allí una misa en español para la abundante comunidad hispana, una práctica muy común en la mayoría de las iglesias de esta zona que, sin embargo, parece no gustar a algunos seguidores del presidente electo, envalentonados tras su triunfo.



El pasado fin de semana su templo fue atacado con pintadas racistas contrarias a la presencia de hispanohablantes y extranjeros en general. “Nación Trump: sólo blancos”, rezaban las pintadas. Los autores incluso vandalizaron el jardín anexo al edificio, que sirve de cementerio para los feligreses que así lo solicitan. Pese a todo, el padre Francisco no se amedrenta. “Vamos a seguir dando servicios en español y el próximo domingo, incluso, con la presencia de musulmanes y judíos”, explica a EL ESPAÑOL.

La pintada de -Nación Trump: sólo blancos- en el reverso del cartel roto que anuncia misas en español. Cedida

El objetivo de este ataque, que ha saltado a las portadas de los medios de comunicación hispanos de Washington, ha sido la Iglesia de Nuestro Salvador. “Cada domingo ofrecemos dos misas en inglés y una español. En todos los años que llevo en este país nunca he visto problemas con eso, y mucho menos una agresión en un vecindario como éste, donde hay una enorme presencia latina”, comenta el religioso.

Pero este caso no es un episodio aislado. Además de hispanos, los afroamericanos, inmigrantes, musulmanes, la comunidad LGTB, asiáticos o discapacitados están en el punto de mira de estos grupos de odio. Y eso que también latinos y afroamericanos votaron por Donald Trump (las estimaciones rondan al menos el 19% para los primeros y el 13% para los segundos). En una docena de casos, según CLCPS, se han dibujado esvásticas o se han reportado intentos de reclutamiento del Ku Klux Klan.

En el estado de Nueva York ha aparecido en una pared la leyenda ‘Haz a EEUU blanco otra vez’, con el emblema nazi, parafraseando el lema de campaña de Trump de "Haz EEUU grande otra vez". En Filadelfia, la Universidad de Pensilvania investiga una serie de mensajes racistas enviados desde Oklahoma a uno de sus estudiantes afroamericanos. En San Diego, la universidad estatal ha abierto una investigación por un ataque con robo incluido contra una alumna musulmana que portaba el hiyab.

En Bethesda, otro suburbio de clase media alta de Maryland cercano a la capital, estudiantes de una escuela secundaria se burlaron de sus compañeros de origen latino con comentarios de que volvieran a sus países de origen o fueran a cosechar verduras a la frontera. Además, en varias cafeterías escolares se ha denunciado que grupos de estudiantes han aparecido con pancartas con el nombre de “Trump”, entonando a coro “construyan el muro”. En Carolina del Norte, el grupo del KKK ‘Los Leales Caballeros Blancos de Pelham’ preparan un desfile para festejar el triunfo de Trump el 3 de diciembre, algo a lo que se oponen incluso los republicanos.

Otra pintada racista en la pared exterior de la Iglesia Episcopal de Nuestro Salvador. Cedida

El padre Francisco se muestra horrorizado ante esta oleada de odio. En su iglesia destrozaron el cartel que da la bienvenida y anuncia la misa en español y escribieron en la parte trasera mensajes racistas. Había pintadas similares en los muros del edificio. Ni siquiera respetaron el jardín memorial, donde yacen sepultadas las cenizas de 60 personas.

Sobre el mensaje en cuestión -“Nación Trump: sólo blancos”-, este párroco asegura que denota la ignorancia de los agresores. “Lo hemos estado discutiendo estos días. Es todo absurdo. Entre los latinos hay también blancos, aunque está claro que con esas palabras se refieren a blancos estadounidenses. No quieren inmigrantes ni hispanos”.

A su juicio, escogieron a conciencia su iglesia y “el mensaje de odio”. “Estamos en un barrio latino y somos uno de los pocos templos que nos definimos como multiculturales, porque el 85% de nuestros feligreses son inmigrantes de 50 nacionalidades. El lema de nuestra congregación es ‘un hogar para todo el pueblo de Dios’”.

Aunque los responsables de este templo denunciaron los hechos a la policía, los agentes de momento no han detenido a nadie. La gasolinera y el centro comercial cercanos al edificio cuentan con cámaras de seguridad que podrían aportar pronto alguna pista. “Han tomado fotos y están buscando. Esperemos que los capturen”, apunta el cura.

Donald Trump pidió el domingo en una entrevista con CBS que se detuviera la violencia racista y xenófoba que emergió tras su victoria el pasado martes. Pese ese mensaje pacificador, en aquel mismo programa volvió a garantizar que expulsaría a entre dos y tres millones de inmigrantes con antecedentes penales del país.

Pero no lo va a tener fácil. Las grandes ciudades ya han salido a asegurar que protegerán sus “santuarios” para indocumentados ante la amenaza de deportaciones masivas, incluso aunque esto les lleve a perder millones de dólares procedentes de los fondos federales, una de las represalias más polémicas del republicano. El rechazo a estas acciones ha saltado incluso al plano deportivo. Varios equipos de la NBA han decidido no volver a hospedarse en los hoteles del millonario, después de que algunos jugadores criticaran los mensajes contra las minorías del candidato electo.

CIUDADES 'REBELDES'

Los ayuntamientos de Los Ángeles y San Francisco (California), Chicago (Ilinois), Nueva York, Seattle (estado de Washington), Portland (Oregon), Providence (Rhode Island) y la capital del país, Washington DC, entre otras, han sido los primeros en alzar la voz. “Los valores, leyes y políticas de Washington no cambiaron el día de las elecciones. Celebramos nuestra diversidad y respetamos a todos los residentes de DC sin importar su estatus migratorio”, aseguró la alcaldesa de la capital, Muriel Bowser, al defender estas zonas de protección de indocumentados, recoge Efe. El gobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, prometió también que impedirá al Gobierno federal reprimir a los inmigrantes en este estado.
En los últimos cinco años, unas 320 jurisdicciones, entre ellas los estados de California y Conecticut, aprobaron leyes que impiden a los policías locales participar en actividades federales de inmigración. Nueva York o Los Ángeles condicionan también la retención de algún indocumentado a una orden de un juez federal de inmigración.
Precisamente, la iglesia del padre Francisco en Washington DC es uno de esos ‘santuarios’: “Tenemos feligreses indocumentados, y van a seguir viniendo a misa sin miedo, como hasta ahora, porque aquí nadie va a detenerlos”.
Este religioso responsabiliza a la retórica de Trump de lo que está pasando. “Creemos que sus mensajes de campaña sí han tenido que ver con esto”. De hecho, recuerda que justo después de las elecciones del martes, “unos días antes del ataque, el rector de nuestra iglesia iba por un centro comercial cercano y se tropezó con dos jóvenes blancos, muy fornidos, que estaban insultando de forma racista a una señora latina de 70 años. Se pusieron muy agresivos cuando les pidió que parasen. Los vecinos también vieron el miércoles un carro [coche] con unos muchachos blancos gritando a la gente ‘regrésense a su país’. Incluso el mismo domingo pasaron por la iglesia”.
A su juicio, el triunfo del magnate republicano “no va a ser tan negativo para los extranjeros como el odio que se ha despertado entre sus seguidores”. “Nuestro trabajo es tender puentes entre la comunidad anglo y la latina. Pienso que Trump va no va a ser tan malo, incluso ahora está moderando su discurso, pero el peligro no es él, sino sus fanáticos”.

"REZAMOS POR TRUMP"

Desde la victoria del magnate, los religiosos de esta congregación han rezado por el nuevo presidente. “Hemos orado por él y por su futuro gobierno. Esperemos que logre templar a esta gente y acabar con los ataques racistas”.
Este exsacerdote católico está convencido de que en EEUU “hay racismo, siempre lo ha habido y siempre va a haber”, aunque asegura que la Constitución les ampara, por lo que no van a dejarse acobardar. “Pedimos que nadie tenga miedo. Si hay algún ataque, hay que denunciarlo. Nosotros vamos a seguir peleando por los inmigrantes”.
De hecho, pone como ejemplo la respuesta del vecindario y del resto de comunidades religiosas de la zona. “Los propios vecinos no se creían que esto estuviera pasando en su barrio. Algunos incluso lloraban. Ese mismo día se presentó aquí la delegada del condado y la cónsul de El Salvador para solidarizarse. Y nuestra obispo, Mariann Edgar, también vino el mismo domingo, cuando se enteró, para respaldar la misa en español”.



Aquel día el templo, con las pintadas aún frescas, acogió una multitudinaria celebración a la que asistieron 30 religiosos de diferentes credos y 500 feligreses. “Nos unimos en un momento de oración. Luego, con tizas y flores, tapamos entre todos los mensajes de odio con el lema ‘el amor siempre triunfa’”, explica el padre Francisco.



El domingo que viene a la una volverán a oficiar una misa en español a la que se sumarán la comunidad musulmana y la judía del área de Washington, que han pedido estar presentes durante la celebración en castellano. “Quieren ser solidarios con nosotros. Habrá líderes de estas comunidades. Es un gesto de solidaridad que agradecemos. Hay que estar unidos”, destaca el sacerdote.

Mensajes de amor con tizas contra el fanatismo de algunos seguidores de Trump. Cedida

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