Buenos Aires

Argentina acude a votar este domingo al que será el futuro presidente del país a partir del 10 de diciembre. Dos son los nombres que aparecen como principales candidatos: el actual inquilino de la Casa Rosada, Mauricio Macri, que lleva en el poder desde 2015; y el del llamado Frente de Todos, una coalición que ha reunido al llamado kirchnerismo y peronismo, Alberto Fernández. Precisamente Fernández es el gran favorito según todas las encuestas que le dan hasta 19 puntos de ventaja. Sin embargo, Macri sigue con su ‘Sí se puede’ a la espera de una remontada y de un fallo de los sondeos tal y como ocurrió el 11 de agosto.

Ese día, el 11 de agosto, es el último encuentro con las urnas de los argentinos. Eso sí, no fue una cita definitiva aunque sí ilustrativa. Aquel día de invierno en el país latinoamericano se votaron las llamadas PASO, las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias, que definen candidaturas y que, a falta de rivales internos, sirven de una primera muestra. En los días previos, las encuestas publicaron una victoria de Alberto Fernández por un estrecho margen que incluso llegaba al empate técnico. Fallaron. El 47 a 32 fue contundente. Ese mismo fallo de los sondeos es lo que espera ahora Macri.

Estas son las claves para entender cómo llega Argentina a estas elecciones.

Los candidatos

Lo primero es hablar de quién o, en este caso, quiénes. El primer es Mauricio Macri, presidente de la nación desde 2015. Su victoria en la segunda vuelta de aquel año terminó con 12 años de gobiernos de izquierdas en Argentina que habían dirigido los Kirchner: primero Néstor Kirchner de 2003 a 2007 y luego Cristina Fernández de 2007 a 2015. Antes de llegar al cargo de jefe de Estado fue presidente del Boca Juniors y alcalde de la ciudad de Buenos Aires. Sus dos primeros años de mandato parecían encaminados hacia una reelección, sin embargo, el país ha caído en recesión y las encuestas son poco alentadoras. Su ‘Sí se puede’ va entrelazado con propuestas de alivio fiscal para las clases medias, mejorar la seguridad y fomentar el empleo privado.

Alberto Fernández es, como se ha apuntado anteriormente, el gran favorito. Abogado de profesión, fue jefe de gabinete del ex presidente Néstor Kirchner y de la primera etapa de la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner hasta que se alejó a partir del 2011 llegando incluso a criticar su gestión. Ha conseguido unificar a gran parte de la oposición con un perfil más pragmático y moderado que el que anteriormente tenía la ex dirigente.

Siempre presente, Cristina Fernández es el otro gran nombre de estas elecciones. Empezó a hacer campaña con su libro Sinceramente en el mes de mayo y en junio anunció que se presentaba a las elecciones… como candidata a vicepresidenta. Muchos de los suyos elogian su “acto de generosidad” conscientes de que su figura atrae tantos votos como ahuyenta. Pese a intentar mantener un perfil más bajo durante la campaña, su nombre ha aparecido tanto en propios como rivales para elogiar o atacar la candidatura de Alberto Fernández, desde sus logros económicos hasta las acusaciones de corrupción que investiga la justicia.

Crisis económica

El qué que lo envuelve todo en los últimos meses en Argentina es la economía. La crisis a la que se enfrenta el país en los últimos 20 meses ha dejado datos como que uno de cada tres argentinos se encuentra en situación pobreza, la tasa de paro ha batido el récord de las últimas dos décadas, el valor del peso está por los suelos respecto al dólar y la inflación crece a más del 50% anual lo que complica la vida de los argentinos y las argentinas que ven cómo cada semana su lista de la compra varía.

El país ha tenido un crecimiento negativo en tres de los últimos cuatro años. Las reformas que anunció Mauricio Macri a principios de legislatura no llegaron o lo hicieron tarde e incluso ha tenido que activar acciones más cercanas al kirchnerismo como la eliminación del IVA de algunos productos básicos (lo hizo en agosto tras perder las PASO), decretar la emergencia alimentaria o aplicar el llamado ‘cepo cambiario’ que tanto criticó cuando era oposición, una restricción a la compra de dólares para evitar que el dólar siga distanciándose del peso.

La corrupción entra en campaña

La votación del domingo podría cerrar en cierta manera la incertidumbre que rodea al país desde agosto. Las PASO no son unas elecciones al uso, por ello solo sirvieron para dejar a Mauricio Macri en una situación de debilidad institucional y a Alberto Fernández como un virtual presidente que ni mucho menos tiene poder de decisión. Falta saber si la diferencia servirá para decidir ya presidente o si habrá que esperar a una segunda vuelta. A Fernández le vale con repetir los resultados de las primarias, más del 45% o más del 40% y una diferencia de más de 10 puntos le hacen presidente.

Además, las elecciones llegan en una semana en la que la corrupción ha vuelto a los titulares de la prensa. El miércoles aparecieron los famosos cuadernos de Centeno en los que está apuntado el sistema de sobornos que utilizaron los gobiernos de los Kirchner con la adjudicación de obra pública. Estos cuadernos fueron escritos por uno de los chófers del Ministerio de Planificación Federal (algo así como Fomento), Óscar Centeno, y en ellos estarían detallados todas las reuniones, comisiones y sobornos entre funcionarios y empresarios.

CFK durante un mitin en Buenos Aires Reuters

Esta causa lleva investigándose más de un año y medio a partir de unas fotocopias que sacó un periodista de La Nación de los cuadernos que tuvo en su poder un tiempo y presentó a la justicia. Desde entonces, el paradero de los cuadernos era un misterio. Incluso Centeno llegó a declarar que los había quemado. Para el oficialismo, las fotocopias eran la clara muestra de la corrupción de los K. Para los seguidores de los Kirchner, unas fotocopias que podrían haber sido manipuladas. Cristina Fernández está procesada como líder de asociación ilícita en una causa en la que están afectados un ex ministro y centenares de empresarios y funcionarios. Falta saber si la Justicia confirma la autenticidad de los diarios y cómo afectará a la votación.



Sin disturbios

En un momento de agitación social en América Latina, la mejor noticia para Argentina es que, a pesar de la crisis económica y de la llamada grieta que separa a la sociedad del país, la votación se producirá sin incidentes y cualquier paso de poder, sea continuidad o cambio, se respetará. Mientras Ecuador, Bolivia y Chile son noticia estas semanas por las revueltas y las acusaciones de fraude electoral, Argentina ha sorteado la tensión con protestas y manifestaciones, sí, pero sin violencia.

¿Giro ideológico?

Las elecciones serán clave para Argentina y para América del Sur. Bolsonaro ha advertido que si gana Alberto Fernández habrá sanciones para Argentina en Mercosur. El organismo de integración comercial latinoamericano está, además, en medio de un proceso de acuerdo con la Unión Europea, un pacto que se cerró hace unos meses con Bolsonaro y Macri en el centro de la foto y que Fernández ha dejado caer que renegociará. También en política exterior está cómo se comporte Buenos Aires dentro del Grupo Lima y asuntos como Venezuela o incluso Bolivia y Chile, alejándose posiblemente de la postura actual. Un nuevo giro ideológico en la sala de mandos de la segunda economía del continente.

A nivel interno-externo, una acción que será analizada con lupa será cómo afronta el futuro gobierno el proceso de la deuda. Del rescate de 2018 del FMI todavía quedan pendientes de pago más de 5.000 millones de euros que el organismo con sede en Washington no entregará hasta que no negocie con el ya elegido presidente. Asimismo, en los próximos cuatro meses vencen 15.000 millones de deuda que pondrán a prueba la habilidad negociadora y financiera del próximo ejecutivo con unas reservas internacionales a la baja desde varios meses y una crisis cambiaria que amenaza con llevar al dólar a superar los 75 pesos y acercarse a los 100 cuando hace dos años estaba en 23.

Todo ello intentando mantener la situación económica de un país que, como se ha mencionado, vive inmerso en una crisis que podría acabar estallando socialmente. Los recuerdos de 2001 todavía siguen presentes en las retinas de muchos argentinos y argentinas. Hacia dónde caminará el país en los siguientes meses se decidirá este domingo, aunque la certidumbre no llegará a Argentina hasta pasados unos meses que se vean si el camino es firme o vuelven los tambaleos.

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