Buenos Aires

Volver es un verbo muy argentino. Casi a la primera cualquiera añadiría al verbo “con la frente marchita” y el ritmo de un tango. En esas se encuentra la que fuera presidenta argentina, Cristina Fernández de Kirchner, quien acude como candidata a vicepresidenta en la papeleta junto a Alberto Fernández quien fue, curiosamente, su jefe de gabinete hasta 2011 y que anteriormente lo había sido de su marido, Néstor Kirchner. El "vamos a volver" que cantan sus seguidores, en su caso, es literal porque supondría volver al centro del poder de la política argentina.

La campaña de Cristina Fernández de Kirchner se basa en ese volver frente a las políticas de Macri y la crisis económica que sumen al país, pero no exclusivamente. Casi como si cualquier tiempo pasado fuera mejor, la expresidenta no da mítines sino que presenta su libro, Sinceramente, un superventas en Argentina con el que da una muestra de su vida y de sus credenciales políticos. En sus páginas, además de acontecimientos familiares y reflexiones personales, marca una forma de gobernar, una personalidad que enamora a la mitad del país y detesta la otra mitad.

Estos son algunos ejemplos de una vida que sirve de manual de instrucciones para entender el llamado kirchnerismo del que fue exponente ocho años como máxima autoridad del país.

Su relación con Néstor

Cristina Fernández estudió Derecho en la Universidad de La Plata, la ciudad donde nació. Allí conoció a Néstor Kirchner, originario de Río Gallegos, al sur del país. Ella misma asegura que “Néstor parecía un personaje salido del Mayo Francés y me hacía acordar a Daniel Cohn-Bendit con su pelo largo, lacio, anteojos cuadrados y una campera color verde oliva que lo hacía parecer un guerrillero que bajaba del monte”; e indica que “mi vida comenzó verdaderamente cuando comenzó a salir con él”. No obstante, se encontró con el rechazo de su padre por la ideología del que luego sería presidente en 2003.

A los seis meses de noviazgo se casaron con el rechazo de sus padres… y de los padres de Néstor Kirchner que indicaban que eran todavía muy jóvenes y apenas se conocían. Los primeros años tuvieron que vivir en casa de los suegros de CFK hasta que montaron su despacho de abogados. Durante aquel tiempo pasaron 17 días en la cárcel: "En la madrugada del 6 de enero de 1976, en Río Gallegos, nos detuvo la policía provincial por orden del Ejército, junto a una pareja de amigos. La orden de detención era para uno de estos amigos que había sido delegado de la Regional VII de la Juventud Peronista y para todo aquel que lo acompañara".

Carrera política



Desde 1989 Cristina Fernández fue diputada provincial, convencional constituyente nacional en 1994, legisladora nacional por Santa Cruz desde 1995, dos veces senadora nacional por la provincia de Santa Cruz, senadora por la provincia de Buenos Aires y electa y reelecta presidenta de la Nación desde 2007, sucediendo a su marido en el cargo. Antes de eso, la propia Cristina Fernández admite que le escribe los discursos a su marido mientras que ella hace la mayoría de sus intervenciones sin papeles delante.

En el libro, CFK se sincera y dice que “no quería ser candidata en 2007”: “Con Néstor conversábamos siempre sobre la posibilidad de que yo lo sucediera a él en la presidencia. Inicialmente me resistía. Pero aún hoy sigo sin estar segura de que haya sido lo correcto, aunque también pienso qué hubiera pasado si lo hubiéramos perdido a él siendo presidente: una catástrofe”. Asimismo, añade que el día que Néstor y el hoy candidato a presidente Alberto Fernández le propusieron como candidata para octubre de 2007 lo primero que les dijo fue: “Ustedes están locos”.

En 2007, Cristina Fernández se convertía en la primera mujer electa de la historia argentina, y cuatro años después sería reelecta con el 54% de los votos, “el porcentaje más alto en una reelección luego de las que tuvieron Hipólito Yrigoyen y Juan Domingo Perón”, con los que ella se compara.

Vida familiar

La vida familiar de una familia presidencial, señala, no fue fácil. Sus hijos “nunca disfrutaron del poder, al contrario, siempre lo sufrieron y desde chiquitos”. “El pobre Máximo -su hijo mayor- tuvo que aguantar muchas presiones en el colegio. En 1992 cursaba tercer año y el profesor de Instrucción Cívica, pese a que en las pruebas había sacado siete y ocho, en la nota final de la libreta le puso un cuatro”, escribe Cristina Fernández quien indica que fue un momento en el que los docentes protestaban contra las medidas que estaba tomando su marido en la gobernación de Santa Cruz. Hoy su hijo es diputado nacional.

Pero quién más lo ha sufrido ha sido su hija pequeña, Florencia, actualmente ingresada en un centro médico en Cuba por un trastorno de estrés postraumático. Según las páginas de ‘Sinceramente’ esto se dio por “el estrés al que fue sometida Florencia en una persecución judicial y mediática por ser mi hija y la de Néstor que había devastado su cuerpo, que no estaba funcionando bien”.

Amistades internacionales



El libro es también una buena muestra de las relaciones internacionales que mantuvo Argentina con Cristina Fernández de Kirchner en la que destacan nombres como Hugo Chávez, los Castro y Putin. Sobre el primero indica que “Chávez siempre tuvo una gran empatía con nosotros dos... Se portó como un gran amigo cuando Néstor partió; me acompañó con sus hijas y sus nietos al Sur. Cuando lo vi las últimas veces le pedí que cuidara su salud, siempre estaba con algún resfrío. Se ve que le habían bajado las defensas. Sí, fue un buen amigo”.

Por su parte, menciona que mientras con Néstor en la presidencia las relaciones no fueron muy buenas con los Castro, con su ascenso al poder sí que se consolidó esta relación con las visitas a La Habana en 2009 y 2014. En una de ellas, la entonces presidenta le reclama a Raúl Castro que quiere ver a Fidel, ingresado y con dudas mundiales sobre su salud. Finalmente consigue verle y se hace una foto que muchos señalaron que era un montaje para negar la verdadera muerte de ‘El Comandante’.

Otro de los grandes protagonistas internacionales que aparece en el libro es Putin y un regalo que le hizo a la presidenta. “Y allí, ante mi sorpresa y traductor mediante, me dijo: “Esto es para usted, presidenta”. Cuando abrí la caja y pude ver la carta original de San Martín a O’Higgins, casi me muero. Lo miré y le pregunté: “¿Y esto? ¿De dónde lo sacaron?”. La respuesta no se hizo esperar y me sorprendió aún más: “La mandamos a comprar para usted en Nueva York”. Confieso que si me quería impresionar, lo había logrado y con creces… ¡Una carta original del libertador San Martín al libertador O’Higgins! ¡En la que, además, San Martín se lamenta por la ingratitud que recibieron ambos de los pueblos que liberaron! ¡Mamita! Putin, chapeau”, escribe en el libro y añade: “Nuestro gobierno impulsó acuerdos con Rusia y China no por cuestiones ideológicas. Es algo mucho más sencillo y fácil de comprender: hay nuevos actores en el mundo y eso no se puede ignorar, y mucho menos desaprovechar”.

A pesar de ello, señala que a los Kirchner, “que los medios de comunicación hegemónicos trataron de presentar como dirigentes populistas antinorteamericanos, nos encantaba pasar las vacaciones en EEUU. Un país de la hostia, como decíamos. Nunca confundimos las cosas pese a los estereotipos que se venden por ahí”.



El Papa



Para el nombramiento y la relación con el papa Francisco hay un capítulo entero reservado. En él cuenta que se enteró de su designación en la peluquería, que inmediatamente decidió ir a su asunción y que para esos días se compraría el sombrero más bonito porque, según señala, la delegación argentina iba a ser el centro de todas las miradas al ser el primer Santo Padre argentino.

“Nuestros encuentros fueron muy cálidos y no parecía una reunión entre un Papa y una presidenta, sino de dos argentinos que se conocen y tienen funciones diferentes”, narra la ex presidenta. “En el primer almuerzo, recuerdo que conversamos sobre Néstor y yo le dije: “Sabe qué creo que pasó entre ustedes, Jorge -porque le digo Jorge cuando hablamos y no su santidad y él, obviamente, me dice Cristina-. En el fondo, creo que la Argentina era un lugar demasiado chico para ustedes dos juntos”, cuenta Cristina Fernández quien justifica así que no hubiera ni una reunión entre Néstor y Bergoglio cuando este era Arzobispo de Buenos Aires.

Relación con los medios



La relación con los medios de comunicación fue bastante complicada por parte de la hoy candidata a vicepresidenta que sigue recelando del papel de estos. Son numerosas las críticas que vierte sobre todo contra el diario Clarín, el periódico más importante de Argentina y uno de los más influyentes a nivel mundial sobre la realidad latinoamericana y recuerda los ataques contra su mandato y contra ella misma.

Como anécdota, cuenta que una vez el presidente del grupo, Héctor Magneto, fue a reunirse con ella a la Casa de Los Olivos, la residencia presidencial, y tuvo un pequeño incidente con la mascota familiar. “Cleo -la perra de los Kirchner- empezó a gruñir y gruñir cada vez más fuerte y él (Magneto) trató de sonreírle y me dijo: “Qué simpática la perrita”. Aunque la reté, no hubo caso. Le mostraba los dientes cada vez más, hasta que tiró un tarascón al aire, él se sorprendió y la tuve que sacar de la sala. Si bien no era muy sociable, nunca la había visto así con nadie”.

Feminismo



Uno de los grandes debates que se dan en la Argentina actual es sobre el feminismo y el aborto. Fernández de Kirchner explica que su hija es una gran activista por la causa, pero que “para mi gusto, un tanto talibana, pero al mismo tiempo una esperanza, ya que demuestra que los procesos culturales pueden ser revertidos”. Durante el libro señala que sigue sin estar de acuerdo con el aborto, pero que si su hija, madre adolescente soltera, hubiera decidido no tenerlo “la habría acompañado”.

Sobre el feminismo explica que “yo antes era una persona que decía 'no soy feminista, soy femenina'. ¡Qué estupidez! En realidad no sólo fue Florencia la que me hizo cambiar o la que me hizo tener otra mirada. Fueron también las pibas del secundario y mis nietas, Helenita y María Emilia, a quienes imaginé doce años más tarde”.

Corrupción



Uno de los asuntos que prácticamente recorre de manera transversal el libro es la relación de Cristina Fernández de Kirchner con la justicia. Actualmente la ex presidente ya ha prestado declaración como imputada en 15 procesos, 12 de ellos pedidos por el juez Claudio Bonadio al que califica como “sicario”. “Hoy me enfrento a fiscales y jueces que me acusan sólo para satisfacer las demandas de quienes me quieren fuera del circuito político argentino. Fiscales y jueces sin escrúpulos que dejan cráteres en la meseta patagónica buscando el dinero que jamás tuve. Fiscales y jueces que ajustan sus dictámenes según la temperatura mediática”, escribe en su libro con un tono indignado.

Para ella, los casos de corrupción que investiga la gestión de su marido y la suya durante 12 años forman parte del llamado ‘lawfare’, algo así como ataques políticos a partir de la justicia y los medios de comunicación. “Fue a partir de la llegada de Cambiemos y Macri al gobierno que directamente se comenzaron a inventar causas en mi contra que aún se mantienen abiertas”, explica CFK quien cita como ejemplo la referida al Memorándum de entendimiento con Irán; la decisión del Banco Central de la República Argentina de llevar adelante la compra de dólar futuro; la causa referida a supuestos ilícitos en la realización de la obra pública de Vialidad Nacional en la provincia de Santa Cruz; las referidas al patrimonio familiar por el alquiler de las propiedades de los Kirchner en El Calafate y la causa por las fotocopias de los cuadernos del chófer de uno de los ministros investigados y que revelarían una trama corrupta de sobornos para adjudicar obra pública.

Macri



Junto a su marido Néstor, a quien más menciona en el libro es al actual presidente y rival de su candidatura en las elecciones del domingo, Mauricio Macri. Contra él le reprende las medidas que ha tomado su gobierno y le critica desde el día en que tomó posesión del cargo. Le define como “el caos” y que con él “Argentina cambió y por primera vez en la historia iba a ser gobernada por un empresario millonario encargado de llevar adelante todas y cada una de las políticas que los diversos integrantes de su sector demandaban”.

Así, recuerda que cuando el pueblo argentino ya había elegido al nuevo presidente en 2015, Macri fue a ver a Cristina Fernández para ver cómo hacían el traspaso de poder. De ese encuentro escribe que Macri “lo primero que hizo, antes de verme, fue ir al baño. Le pregunté a mi secretario: ¿Y dónde está? “En el baño”, me dijo y se encogió de hombros. Cuando me dio la mano sentí que estaba muy tenso, duro. Casi no hablaba y me miraba muy fijamente hasta que me dijo, como si fuera una orden: “Usted tiene que entregarme el poder en la Casa Rosada”.

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