Para comprobar si mantenía sexuales con hombres -una práctica condenada en Túnez-, las autoridades forzaron a Mehdi, un estudiante, a someterse a un examen rectal.

“Me sentí como un animal. Sentí que no era humano”, contó a Human Rights Watch. “Luego de vestirme, me esposaron, y al salir estaba completamente conmocionado. No podía asimilar lo que estaba sucediendo”.

Mehdi es una víctima de los exámenes anales forzosos de 'homosexualidad' que al menos ochos países practican a mujeres transexuales y hombres acusados de tener relaciones con personas de su mismo sexo. La ONG ha publicado el martes un informe titulado Ultraje a la dignidad: Exámenes anales forzados en procesos penales por homosexualidad sobre estas prácticas realizadas en Túnez, Egipto, Kenia, Líbano, Uganda, Zambia, Turkmenistán y Camerún.

“Los exámenes anales forzados son una práctica invasiva, ultrajante y absolutamente denigrante, que viola claramente las obligaciones de derechos humanos de los Gobiernos” declaró Neela Ghoshal, investigadora sénior del programa de derechos LGBT de Human Rights Watch, en un comunicado difundido por la organización.

Expertos internacionales y profesionales sanitarios citados por HRW desacreditan este tipo de exámenes por carecer de utilidad. El relator especial de Naciones Unidas para la tortura comparte esta opinión y considera que los exámenes son “invasivos y degradantes”.

Algunos países han dado un paso adelante para acabar con estas pruebas. Sin embargo, el Tribunal Superior de Kenia ratificó su constitucionalidad este año.

Human Rights Watch ha reclamado que las autoridades nacionales pongan fin a esta práctica y que las organizaciones internacionales se alíen contra ella.

“Todavía tengo pesadillas sobre el examen”, contó a HRW Louis, quien fue sometido a un examen en 2007 en Camerún. “A veces, me quedo despierto durante la noche pensando en ello”.

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