Tras semanas de negociaciones y tensiones en torno a la planta nuclear de Zaporiyia, en el sureste de Ucrania, un equipo de expertos del OIEA, la agencia nuclear de la ONU, ha salido desde Viena rumbo a la central, ocupada por tropas rusas desde marzo.

Así lo informó este lunes en Twitter el director general del Organismo Internacional de Energía Atómica, Rafael Grossi, quien adjuntó una foto del equipo de 14 expertos que estarán "más tarde esta semana" en la planta, la más grande de Europa. "Ha llegado finalmente el día", señala el tuit del director general sin dar detalles sobre la ruta de viaje de los expertos ni sobre la duración prevista de la misión.

El grupo enviado a Ucrania, encabezado por el propio Grossi, incluye a los directores del OIEA para salvaguardias (controles), Massimiliano Aparo, y de seguridad nuclear tecnológica y física, Lydie Evrard. Según informaciones recibidas desde Ucrania por el OIEA, se produjeron numerosos bombardeos en los últimos días en Zaporiyia, que sin embargo no han causado ningún tipo de fugas radiactivas en la instalación.

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Rusia y Ucrania se acusan mutuamente de los ataques, que según el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, estuvieron a punto de provocar un desastre radiactivo.

El ejército ruso ocupó la planta, con sus seis reactores, a comienzos de marzo y desde entonces los empleados locales de la central operan la instalación bajo supervisión militar de Moscú.

Según indicó Grossi anoche en un comunicado, la misión del OIEA debe evaluar los daños físicos sufridos por las instalaciones de la planta, y determinar si el principal sistema de seguridad y protección, y el de reserva, funcionan. Además, debe evaluar las condiciones de trabajo del personal de la planta y realizar actividades de salvaguardia (controles) urgentes para garantizar las existencias de los materiales nucleares declarados por Ucrania al OIEA.

Pastillas de yodo

Mientras se esperan los resultados de la evaluación de la OIEA, las autoridades ucranianas empezaron a distribuir pastillas de yodo a los ciudadanos que residen en los alrededores de la planta nuclear.

Las píldoras de yodo se reparten para ser consumidas en caso de una fuga radioactiva, ya que ayudan a la glándula tiroides del organismo humano a no absorber el yodo radioactivo que podría liberarse tras un accidente nuclear.

La entrega de estas pastillas a los ciudadanos pone de manifiesto los temores de las autoridades locales y nacionales de Ucrania de que los recientes ataques alrededor de las instalaciones de la planta de Zaporiyia puedan desencadenar una nueva catástrofe nuclear similar a la que ya vivió Ucrania hace 36 años en Chernóbil.

Ucrania y Rusia se culpan mutuamente por los ataques, como el que esta semana causó un incendio que dañó una línea de transmisión de la planta, dejándole temporalmente desconectada hasta que este viernes volvió a ponerse en marcha.