Los bombardeos en las inmediaciones de la central nuclear de Zaporiyia, ubicada al sur de Ucrania, no cesan. Moscú y Kiev se culpan mutuamente de los ataques. Mientras, el mundo contiene el aliento ante lo que podría convertirse en un "nuevo Chernóbil", un accidente radiactivo de proporciones catastróficas.

"Podríamos estar a un mal cálculo del apocalipsis nuclear", advertía la semana pasada el secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, quien este jueves se ha desplazado hasta la ciudad ucraniana de Leópolis para reunirse con el presidente de Ucrania, Volodímir Zelenski, y el líder turco, Recep Tayyip Erdogan. 

Una encuentro a tres bandas organizado para abordar la aplicación del acuerdo para la exportación de cereal desde los puertos ucraniano. Sin embargo, durante el encuentro se ha abordado también la cuestión de la planta nuclear de Zaporiyia, la más grande de Europa

Un soldado ruso hace guardia ante la central nuclear de Zaporiyia. Alexander Ermochenko Reuters

Quien al parecer ha lanzado la primera piedra ha sido el líder ucraniano, que ha pedido a Naciones Unidos que garantice la desmilitarización de unas instalaciones que Rusia ocupó al inicio de la invasión. "Son utilizadas por Rusia para promover un terror deliberado" que "puede tener consecuencias catastróficas para todo el mundo", ha denunciado Zelenski. 

[Los motivos del ejército de Rusia para dejar de jugar con fuego en la central nuclear de Zaporiyia]

Sus declaraciones tienen lugar después de que los servicios de inteligencia ucranianos hayan anunciado que Rusia podría estar planeando una "provocación" en la central de cara a mañana. "Los ocupantes anunciaron un 'día libre' inesperado a los operarios de la central nuclear de Zaporiyia. El 19 de agosto sólo estará personal operativo en la Zona Nuclear y se cerrará la entrada a todos los demás empleados", ha tuiteado este jueves la agencia de inteligencia militar.  

Previamente, el Ministerio de Defensa ruso ha amenazado con interrumpir el funcionamiento de la central nuclear de Zaporiyia si el ejército ucraniano sigue bombardeando la instalación. Unas acusaciones que llevan repitiéndose en las últimas semanas, pero que Kiev niega. 

Los "desarrollos negativos" en la planta de energía podrían obligar a Rusia a considerar "colocar las unidades de energía 5 y 6 en la reserva fría", lo que llevaría al "cierre de la central nuclear de Zaporiyia", ha señalado en un comunicado. 

Por su parte, Energoatom, la compañía estatal de energía nuclear de Ucrania, ha advertido de que la perspectiva de cerrar la planta aumentaría el riesgo de "un desastre de radiación".

"Desconectar los generadores del sistema eléctrico de Ucrania evitaría que se utilicen para mantener frío el combustible nuclear, en caso de un corte de energía en la planta", ha matizado la operadora en su canal de Telegram. 

¿Armas en Zaporiyia?

Otra de las principales preocupaciones de la comunidad internacional es el armamento que Rusia podría estar almacenando en la central nuclear. Esas son, al menos, las sospechas del Ministerio de Defensa ucraniano, que a finales de julio acusó a Moscú de haber colocado arsenal pesado y municiones muy cerca de los equipos que aseguran el funcionamiento del generador. 

Como era de esperar, el Ejército del Kremlin ha negado esta información. "No hay armamento pesado en el territorio de la central, tampoco hay tropas rusas en las zonas colindantes. Allí solo hay solo unidades de guardia", ha señalado este mismo jueves el portavoz del Ministerio de Defensa de Rusia, general Ígor Konashénkov.

Por el momento no se ha podido confirmar que las tropas de Putin estén guardando armas en las intalaciones. No obstante, se han filtrado una serie de imágenes que muestran cómo cerca de los reactores de la central hay aparcados varios camiones militares. 

Peticiones de desmilitarización

La semana pasada, Guterres ya hizo un llamamiento a las dos partes del conflicto para que "no lleven a cabo ninguna acción que pueda poner en peligro la integridad física, la seguridad o la protección de la central nuclear".

Sin embargo, esta propuesta parece no haber convencido a Rusia, que considera "inaceptable" desmilitarizar la zona. Así lo ha señalado el subdirector del Departamento de Prensa e Información del Ministerio de Asuntos Exteriores de Rusia, Iván Nechaev, que ha declarado que liberarla solo haría la central "mucho más vulnerable".

Además ha anunciado que se espera que "en los próximos días" varios expertos del Organismo Internacional de la Energía visiten el lugar para evaluar la potencial peligrosidad. 

Por su parte, Ucrania se prepara para lo peor y ha anunciado la preparación de planes de contingencia y de entrenamiento para que sus equipos de emergencia puedan responder en caso de un accidente nuclear.