La III Guerra Mundial tendrá que esperar. De momento. Tras el ataque con misiles de Irán a bases militares de EEUU en Irak, Donald Trump ha optado por la contención. El impredecible presidente de EEUU ha puesto un punto y aparte en la escalada de tensión con Irán, desatada tras la eliminación de Soleimani

"Estados Unidos impondrá sanciones adicionales contra el régimen iraní. Serán poderosas y estarán en vigor hasta que Irán cambie su comportamiento", anunció el presidente en una solemne comparecencia en la Casa Blanca. Rodeado de la cúpula militar, Trump confirmó que el ataque del martes por la noche contra sus bases no ha dejado bajas en sus filas.

"Irán parece estar retirándose, lo cual es algo bueno para todas las partes interesadas y algo muy bueno para el mundo", ha adelantado para descartar una respuesta militar al ataque del martes por parte de Irán. A renglón seguido, Trump ha presumido de su potencial armamentístico: "Nuestra capacidad militar es increíble. Justo acabamos de anunciar un misil hipersónico. Tenemos todo tipo de misiles pero no queremos usarlos".

El inquilino del Despacho Oval ha reiterado los recados a su antecesor en el cargo. Ha culpado a Obama de negociar "un mal acuerdo" con Irán. El mandatario pidió a Europa, Rusia y China que "rompan con los resquicios" del acuerdo internacional nuclear alcanzado con Irán en 2015. Al mismo tiempo, reclamó a la OTAN que se "involucre mucho más" en Oriente Medio.

Por su parte, el régimen de Jamenei parece haber jugado al equívoco desde que lanzó la ofensiva de "venganza" por la muerte de Soleimani. En un primer momento, algunas autoridades iraníes aseguraron que sus misiles habían causado la muerte a unos 80 soldados estadounidenses. Poco después, el ministro de Exteriores del régimen de los ayatolás salió al paso y defendió el bombardeo como "una medida proporcionada" que "no buscaba desatar una guerra". 

Fuentes de seguridad estadounidenses y de la Unión Europea consultadas por la agencia Reuters aseguran que el ataque estaba diseñado ex profeso para evitar las muertes de los estadounidenses, algo que hubiera sido inasumible para el Pentágono. 

Sin embargo, Ali Jameneí, líder supremo de Irán califica el bombardeo como "una bofetada que no es suficiente" y ha puesto como condición el fin de la "presencia corrupta de EEUU en la zona" como condición para frenar la escalada de tensión. 

La analista de seguridad internacional de la agencia Site, Rita Katz, cree que Teherán "no cambiará su política desestabilizadora y perturbadora en Oriente Próximo" con las medidas anunciadas por Trump. "Como el propio presidente dice, Irán lleva actuando así desde 1979 y no hay razones para pensar que pueda cambiar de rumbo ahora". 

Katz, experta en terrorismo internacional y en política de Oriente Próximo, recuerda que parte de la fortaleza de Irán reside en sus "tácticas de guerra y conexiones con el terrorismo" pero ninguna "oleada de sanciones va a cambiar su postura". Sólo la "diplomacia constructiva" podrá funcionar, concluye.  

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