Boris Johnson hace cuentas para la votación decisiva (ahora sí) del brexit. El primer ministro británico tiene la esperanza de cumplir la promesa con la que llegó a Downing Street este verano: "Saldremos de la Unión Europea el 31 de octubre cueste lo que cueste". Tras superar una negociación con Bruselas por la que casi nadie daba un duro, el premier pone hoy de nuevo a prueba su baraka y somete el acuerdo de retirada a votación en el Parlamento británico.

La Cámara de los Comunes es un lugar hostil para él. En una pirueta legal -impugnada después por el Tribunal Supremo-, Johnson cerró el Parlamento para intentar silenciarlo y poner alfombra roja a un brexit salvaje que hoy parece descartado. Ahora se enfrenta a la endiablada aritmética de Westminster. Necesita el apoyo de 320 diputados, algo que se antoja complicado teniendo en cuenta que el grupo de tories que heredó de Theresa May (317) ha acabado reducido tras la espantada que ha provocado la obcecación de Johnson con la ruptura con la UE. 

A pesar de las adversidades, el primer ministro se ha mostrado "muy confiado", cree que superará lo que los medios británicos están llamando el 'súpersabado'. La calculadora de Downing Street echa humo y muchos diputados tomarán la decisión en el último momento, cuando el speaker John Bercow llame a la votación y los parlamentarios se dirijan a los pasillos del 'sí' y el 'no'. Suspense hasta el último segundo.

Por el momento, estos son los números: Boris Johnson contaría con el apoyo seguro de 288 diputados: 266 conservadores, siete laboristas, 14 independientes y un liberaldemócrata. Necesita 32 más para llegar a la cifra mágica: 320 síes. 

Los 'tories' rebeldes

Al menos nueve de los 21 conservadores que dejaron la bancada por discrepancias con su líder apoyarían ahora al primer ministro. Otros tres ya han dejado claro que su no a este plan de retirada será rotundo. En el resto del grupo de conservadores rebeldes reina la incertidumbre. "Hay un debate sobre si darle o no a Johnson el beneficio de la duda". 

El premier trabaja a destajo por convencer a los indecisos y despejó su agenda del viernes para hacer lobby por tierra, mar y aire. 

Los espartanos del 'brexit'

Johnson necesita alrededor de 25 apoyos de los más euroescépticos de la parroquia para sacar adelante su 'brexit'. La mayoría de este grupo aún no ha dejado claro el sentido de su voto, ni siquiera el exlíder conservador Iain Duncan Smith. Lo que decidan los cabecillas de estos espartanos será clave en el resultado final. 

Laboristas que quieren el 'brexit' ya

Jeremy Corbyn descalificó el acuerdo de retirado pactado el jueves nada más conocerlo y cree que es "aún peor" que el que trajo bajo el brazo Theresa May. Sin embargo, hay al menos siete laboristas que tienen previsto decir sí a este plan para salir de la Unión  Europea el próximo 31 de octubre. El Ejecutivo planea seducir a otros doce de las filas de Corbyn, los mismos que hace unas semanas escribieron una carta a Bruselas pidiendo que se pusieran a trabajar con Johnson en un nuevo acuerdo para desatascar la situación. 

Si el primer ministro consigue convencer a los 18 conservadores 'exiliados' sólo sumaría 305 apoyos, de manera que la hipotética suma con los laboristas que se salgan de la línea oficial de Corbyn es extremadamente frágil e incierta. 

DUP: no es no

El norirlandés Partido Democrático Unionista (DUP), con diez escaños, mantiene su negativa a votar a favor del tratado de salida.

Según las cábalas del diario Financial Times, Johnson puede sumar 318 votos, mientras que la cadena Sky News calcula que puede llegar hasta 316, si bien la mayoría de analistas políticos coinciden: todo puede cambiar en el último instante.

Ahora o nunca

Johnson lo tiene casi todo en contra para sacar adelante el brexit, su principal (o única) promesa de Gobierno, pero tiene a favor el factor tiempo. Si el acuerdo no es ratificado, se verá obligado a pedir una prórroga a Bruselas, algo que el primer ministro siempre ha rechazado y que le supondría una gran derrota.

Sin embargo, Johnson está vendiendo que la UE no está dispuesta a ofrecer más tiempo para que se ejecute la ruptura. Ahora o nunca. Este mismo viernes Macron ha hecho un gesto en este sentido y ha pedido que no se retrase más la fecha de salida: "Deseo que podamos mantener el plazo que nos hemos dado". En el polo opuesto, Merkel se ha mostrado más abierta a otras opciones si los comunes rechazan por cuarta vez el acuerdo.

Si fracasa, Boris Johnson se afanará en rehacer el relato y culpar al Parlamento del bloqueo para reforzar su posición ante un probable adelanto electoral. Westminster tiene la última palabra en una sesión parlamentaria tan histórica que se celebra excepcionalmente en sábado. La última vez que los diputados británicos trabajaron en sábado era 1982 y Reino Unido estaba en guerra con Argentina por las islas Malvinas.

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