Está siendo un enero especialmente sangriento en la capital afgana, Kabul, que este sábado ha sufrido el tercer atentado en la que va de mes, aumentando a más de 150 la cifra acumulada de víctimas mortales. En esta ocasión ha sido una ambulancia bomba en el distrito ministerial, que ha dejado al menos 95 muertos y 158 heridos, un atentado reivindicado por los talibanes a través de Telegram.

El pasado fin de semana fue un asalto al hotel Intercontinental que dejó 43 muertos, entre ellos varios occidentales, un ataque reivindicado por el Estado Islámico. Y a comienzos de mes fallecieron 11 personas, entre ellas cinco policías, en un atacante suicida cerca de las fuerzas de seguridad que vigilaban una manifestación.

El atentado de este sábado ha sucedido en la Plaza Sadarat, alrededor de las 12.50, hora local (8.20 GMT) en las proximidades del antiguo Ministerio del Interior, donde aún funcionan algunas dependencias de esta cartera, y cerca de una de las oficinas del Directorio Nacional de Seguridad (NDS), la principal agencia de inteligencia afgana.

Ataque contra el distrito ministerial

El portavoz de la Policía de Kabul, Basir Mujahid, confirmó que "un suicida con un coche cargado de explosivos trató de penetrar en el complejo (del Ministerio), pero fue identificado por la Policía a la entrada e hizo detonar el vehículo".



En la zona se encuentra el hospital público Jamhuriat y las oficinas de algunas organizaciones no gubernamentales así varios como mercados locales, a los que siempre concurre una gran cantidad de público.









"Un suicida con un coche cargado de explosivos trató de penetrar en el complejo del Ministerio del Interior, pero fue identificado por la Policía a la entrada e hizo detonar el vehículo", ha explicado la Policía.

El Gobierno controla el 57% del país

El ataque de este sábado aumenta la presión sobre el presidente Ashraf Ghani y su principal aliado, EEUU, que han expresado su creciente confianza en que una nueva estrategia militar más agresiva logre expulsar a los insurgentes talibanes de los principales centros provinciales.

Washington ha intensificado su asistencia a las fuerzas de seguridad afganas y ha incrementado sus ataques aéreos contra los talibanes y otros grupos militantes, con el objetivo de romper el estancamiento y forzar a los insurgentes a la mesa de negociaciones. Sin embargo, con ataques como los de hoy los talibanes mandan un mensaje de fuerza.



Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, Kabul ha ido perdiendo terreno ante los insurgentes hasta controlar apenas un 57% del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.