Al menos 95 personas han muerto y otras 158 han resultado heridas, según ha informado el Ministerio de Salud, tras la explosión de una ambulancia bomba registrada este sábado en la Plaza Sadarat, en el centro de Kabul, en las proximidades del antiguo Ministerio del Interior y cerca de unas instalaciones del Directorio Nacional de Seguridad (NDS), la principal agencia de inteligencia afgana. El ataque ha sido reivindicado por los talibanes.

La explosión se produjo alrededor de las 12.50, hora local (8.20 GMT) en las proximidades del antiguo Ministerio del Interior, donde aún funcionan algunas dependencias de esta cartera, y cerca de una de las oficinas del Directorio Nacional de Seguridad (NDS), la principal agencia de inteligencia afgana.

Los restos de la explosión, en la distancia Reuters

El portavoz de la Policía de Kabul, Basir Mujahid, confirmó a Efe que "un suicida con un coche cargado de explosivos trató de penetrar en el complejo (del Ministerio), pero fue identificado por la Policía a la entrada e hizo detonar el vehículo".

Los talibanes reivindicaron el atentado en un mensaje en la red social Telegram en el que afirmaron que "un mártir mediante con coche bomba alcanzó el primer punto de control" del complejo ministerial.

El portavoz del grupo Zabihullah Mujahid aseguró que en el momento de la explosión había una gran concentración de policías en el área.

En la zona se encuentra el hospital público Jamhuriat y las oficinas de algunas organizaciones no gubernamentales así varios como mercados locales, a los que siempre concurre una gran cantidad de público.

El ataque de este sábado aumenta la presión sobre el presidente Ashraf Ghani y su principal aliado, EEUU, que han expresado su creciente confianza en que una nueva estrategia militar más agresiva logre expulsar a los insurgentes talibanes de los principales centros provinciales.

Washington ha intensificado su asistencia a las fuerzas de seguridad afganas y ha incrementado sus ataques aéreos contra los talibanes y otros grupos militantes, con el objetivo de romper el estancamiento y forzar a los insurgentes a la mesa de negociaciones. Sin embargo, con ataques como los de hoy los talibanes mandan un mensaje de fuerza.



Desde el final de la misión de combate de la OTAN en enero de 2015, Kabul ha ido perdiendo terreno ante los insurgentes hasta controlar apenas un 57% del país, según el inspector especial general para la Reconstrucción de Afganistán (SIGAR) del Congreso de Estados Unidos.