Los colegios, las universidades y las guarderías de Bruselas vuelven a abrir este miércoles tras dos días clausurados por la amenaza terrorista. En total, 35.000 alumnos y 5.200 profesores retornan a las aulas. El intento de recuperar la normalidad, tras cuatro días de cierre casi completo de la capital de la Unión Europea, se produce pese a que el nivel de alerta sigue en el máximo posible (4 sobre 4).

 

Además, la policía belga no ha logrado atrapar al octavo terrorista de París, Salah Abdeslam, y busca a otro sospechoso de haberle acompañado a la capital gala. Se trata de Mohamed Abrini, de 30 años, que conducía uno de los coches usados en los ataques, un Renault Clio. Bélgica mantiene en prisión a cinco personas por su participación en los ataques del 13-N.

 

Para garantizar la seguridad de profesores y alumnos, el Gobierno belga va a desplegar en las escuelas un dispositivo de vigilancia policial sin precedentes, que recuerda al de los colegios más conflictivos de Estados Unidos: un total de 300 agentes, según ha informado la prensa belga citando fuentes del Ministerio del Interior. Las seis zonas en las que se divide la policía de Bruselas se reforzarán con efectivos de la policía federal y la de localidades próximas a la capital.

 

Pero la medida que ha causado más polémica es la recomendación que ha dirigido a las escuelas la ministra francófona de Educación, Joëlle Milquet, para que habiliten en los centros una o varias habitaciones seguras (safe rooms). Se trataría de lugares en los que “tanto los profesores como los alumnos puedan protegerse en caso de incidente”. Esta iniciativa está prevista en los protocolos de seguridad de la región de Bruselas y en otros países como Francia, ha alegado Milquet tras las críticas recibidas.

 

Uno de los más duros ha sido el alcalde de Bruselas, Yvan Mayeur, que ve imposible poner en marcha esta medida. “No vamos a construir búnkers en las escuelas. No tenemos ni el primer euro para hacerlo. Así que no hay que venir con propuestas que no tienen sentido”, ha criticado Mayeur en una entrevista a la televisión RTBF. Tampoco las principales asociaciones educativas ven viable esta iniciativa y sostienen incluso que es algo innecesario porque los colegios ya tienen sitios donde es posible refugiarse en caso de agresión como gimnasios o comedores.

 

Vigilantes en las puertas de los centros

 

La circular que Milquet ha dirigido a los centros de primaria y secundaria de cara a la reapertura incluye además otras tres recomendaciones. En primer lugar, cada centro debe encomendar a una persona capaz de identificar a los padres y a los alumnos la vigilancia de los accesos al inicio y al final de la jornada lectiva. “Estas personas deben señalar cualquier acontecimiento sospechoso”, señala el texto.

 

Durante los cursos, todas las puertas deberán permanecer cerradas. Finalmente, la ministra pide que se limite al máximo la concentración de personas delante de los colegios durante la jornada y también que se eviten las entradas y salidas. Algunos centros han ido más allá y desde los atentados de París han organizado juegos con los niños para enseñarles a esconderse en caso de ataque, según explican familiares que no quieren dar más detalles por razones de seguridad.

 

Reapertura parcial del metro

 

Este miércoles también volverá a circular el metro, pero sólo de forma parcial. Abren 35 de las 69 estaciones que hay en Bruselas. En cada estación se reforzará la presencia de policías y militares hasta un total de 200 efectivos. El metro cerró el sábado porque, según la evaluación del Gobierno belga, es uno de los posibles objetivos de la amenaza terrorista.

 

También está previsto que levanten las persianas mayoría de los grandes centros comerciales, así como los cines de la capital. El Atomium ya ha abierto las puertas este martes, aunque algunos museos de la ciudad seguirán cerrados toda la semana. Desde que se decretó la alerta máxima el pasado sábado, Bruselas ha funcionado al ralentí, con fuerte presencia de policía y soldados y con poca gente en la calle. Durante el lunes y el martes, muchas empresas han permitido a sus empleados trabajar desde casa.

 

Fin de la unidad política frente al terrorismo

 

El estado de sitio en Bruselas ha provocado que se resquebraje la unidad entre los partidos políticos belgas en la respuesta a la amenaza terrorista. El alcalde de Bruselas, socialista, ha criticado al Gobierno belga –una coalición entre liberales, democristianos y nacionalistas flamencos- por cerrar la ciudad.

 

“Es una catástrofe general, no podemos continuar viviendo en estas condiciones, no podemos vivir bajo un régimen islamista”, ha dicho Mayeur en su entrevista a la RTBF. “Si cerramos las escuelas si prohibimos la cultura, si prohibimos el comercio, si prohibimos a la gente vivir, divertirse, relajarse, ir a tomar una copa, comer algo, beber algo en una terraza, si prohibimos todo esto, ¿en qué régimen vivimos?”, ha cuestionado.

 

Por su parte, el diputado del partido nacionalista flamenco N-VA Karl Vanlouwe, ha escrito una carta abierta en el periódico Le Soir en la que acusa a los socialistas de los actuales problemas. “Veinte años de laxitud del Partido Socialista y de ‘islamosocialismo’ nos han conducido a donde nos encontramos hoy, con Bruselas como base de la barbarie islámica”, ha denunciado.

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