7.900 yihadistas fichados en Alemania, 5.000 sólo en Bélgica, 1.780 en Francia, 750 en Reino Unido... Ésta es la presencia de radicales islamistas fichados en la Unión Europea, a menudo con nacionalidad de esos países (en Alemania, por ejemplo, es el 61% de ellos). De Europa sale aproximadamente una quinta parte de los combatientes extranjeros que acuden a Siria e Irak para unirse al Estado Islámico o Al Nusra (rama de Al Qaeda, con menor fuerza que el EI).

El autodenominado 'Estado Islámico' tiene su principal bastión en la ciudad iraquí de Mosul, tomada desde hace un año, y en Siria es Raqa su base. Pero también controlan la ciudad de Sirte en el norte de Libia, tienen presencia en Yemen, Líbano… Tras el primer bombardeo francés en respuesta a los atentados en París en la noche del domingo (aunque combate al Estado Islámico desde septiembre activamente en la coalición liderada por EEUU), François Hollande ha anunciado este lunes una "guerra sin tregua" contra el grupo terrorista y ha llamado a una coalición global.

Aunque Hollande ha anunciado planes adicionales, todos están relacionados con el uso de la fuerza: aumentará la seguridad en Francia y ha anunciado que le gustaría realizar un cambio en la constitución francesa para "permitir a los poderes públicos" combatir a grupos terroristas.

Destacados expertos en terrorismo yihadista de toda la Unión Europea -reunidos este lunes en el Tercer Foro sobre Terrorismo Global del Real Instituto Elcano en Madrid- coinciden en señalar que bombardear las zonas de Siria (e Irak) donde está el Estado Islámico es necesario para derrotarlo. Pero aseguran que la solución militar es del todo insuficiente, dadas las circunstancias de su dispersión geográfica y una ideología radical enraizada que no se erradica con bombas.

Bombas, un elemento más para derrotar al EI

“El bombardeo no es una solución, es una respuesta quizás emocional a una opinión pública en shock por los atentados. Si puede hacer daño a los yihadistas, muy bien, pero el problema es tan profundo que necesita una respuesta dentro del suelo europeo frente a la amenaza que viene de nativos de nuestros países”, dice Jean-François Daguzan, director adjunto de la Fundación para la Investigación Estratégica de París.

“El problema es la batalla ideológica que se plantea ahora entre nosotros y un movimiento totalitario próximo al nazismo y fascismo del pasado, que es un verdadero desafío que esta gente plantea a nuestros valores. Es lo más difícil, porque el enemigo está dentro”, incide.

Si solo se combate con armas, “este tipo de terrorismo reaparecerá en algún otro sitio”, opina Rafaello Pantucci, director de estudios internacionales de Seguridad del británico Instituto Real de los Servicios Unidos (RUSI). “Solo estás causando daño marginal. Al Qaeda en Waziristán fue bombardeado y no acabó con el grupo, sino que lo empujó en otras direcciones”, recuerda.

“Menos mal que los bombardeos no tuvieron víctimas civiles, de lo contrario habría sido un elemento propagandístico (ideal) para el Estado Islámico”, añade Pieter Van Ostaeyen, historiador y arabista belga independiente.

Sin embargo, Pantucci no cree que los bombardeos sean contraproducentes, pues sí suponen un daño a la estructura del país que trata de construir el Estado Islámico. Los bombardeos contra el EI llevan tiempo produciéndose y en total ya suman 8.000 misiones y 13.000 objetivos por parte de toda la coalición que lidera Estados Unidos en Siria e Irak contra el EI.

Integración en Europa

“La radicalización es parte de un proceso emocional”, indica Alberto M. Fernández, excoordinador del Centro para Comunicaciones Estratégicas en Antiterrorismo del Departamento de Estado de EEUU. La falta de integración de los yihadistas residentes en Europa es un elemento común detectado en todos los países.

Muchos de los europeos que se unen a esta lucha son jóvenes de entre 20 y 30 años, a menudo pertenecientes a segundas o terceras generaciones de antepasados inmigrantes. Los expertos coinciden en señalar una “crisis de identidad” o de pertenencia de jóvenes que no se sienten ni de aquí ni de allí y el Estado Islámico les ofrece la oportunidad de pertenecer a una comunidad.

Magnus Ranstorp, director de investigación del Centro para el Estudio de las Amenazas Asimétricas de la Universidad Sueca de Defensa, lamenta el mal trabajo que se ha realizado en general en la integración de culturas en Europa y señala que en las redes sociales encuentran su salvación.

Contranarrativa

Un elemento esencial a tener en cuenta según estos investigadores está en combatir la extraordinaria propaganda de la que dispone el Estado Islámico, con un gran uso en redes sociales y capacidad de producción profesional de vídeos.

“Lo que me preocupa realmente es que cuando miras en redes sociales hay muchísimo apoyo. No son solamente los gobiernos los que tienen que hacer algo. Tenemos que reunirnos a nivel virtual para construir una buena narrativa. Es un espacio vacío (en el que) no hay contranarrativa”, señala Ranstorp.

De hecho, Europol ha establecido una unidad contra la propaganda yihadista en redes sociales y todos los especialistas señalan el aspecto de la comunicación como una de las grandes novedades de este grupo terrorista yihadista que hay que combatir.

La respuesta militar es pues necesaria, pero en ningún caso la única ni necesariamente la más importatne. Hay que sumar numerosos elementos para erradicar el yihadismo a largo plazo, que hoy se llama Estado Islámico, antes se llamaba Al Qaeda (ahora ya muy reducida) y mañana se llamará de otra forma, mientras no se combatan las ideas que promulga. “Es una batalla de ideas, no una batalla militar”, como ha resumido la periodista especializada en yihadismo, Mary Fitzgerald.

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