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Hablar del kiwi es hablar en España de una de las frutas más saludables. Más allá de aportar una cantidad moderada de hidratos de carbono en forma de azúcares, este alimento ha ganado parte de su fama debido a su contenido de fibra, fundamentalmente de tipo insoluble, y antioxidantes como la vitamina C, capaz de contribuir a la protección de las células frente al daño oxidativo, tal y como explican desde la Fundación Española de la Nutrición (FEN).

Este increíble perfil nutricional ha hecho que España sea uno de los mayores consumidores de kiwi de Europa, con casi 2,7 Kilogramos por persona y año. Esta fruta puede ser un perfecto desayuno, un snack saciante y, además, una opción muy beneficiosa a última hora del día, debido a su contenido en serotonina, una hormona fundamental para regular el ciclo del sueño. 

A pesar de su fama en nuestro país, la realidad es que cometemos un error a la hora de consumir kiwi. Según los expertos, esa piel rugosa que tanto 'repelús' puede causarnos y que tardamos unos segundos en desechar es, en realidad, una de las partes más nutritivas de la fruta. Así lo ha explicado Boticaria García.

Comer kiwi con piel

La piel del kiwi es algo que, simplemente por apariencia, tendemos a desechar. Tal y como hacemos con otras cáscaras, como la de la naranja o el plátano, pensamos que no tiene beneficios y que su único propósito es proteger la pulpa. Sin embargo, en el caso del kiwi, su piel no solo es comestible, sino que también es una de las partes más nutritivas de la fruta.

A pesar de su textura algo rugosa, la piel del kiwi es una fuente importante de fibra, lo que favorece el tránsito intestinal y contribuye a una mejor digestión. De hecho, según Boticaria García, consumir esta fruta con su cáscara "aporta alrededor de un 50% más de fibra" que si consumiésemos uno pelado. 

Este aumento en la cantidad de fibra no solo mejora la salud digestiva, sino que también ayuda a mantener un equilibrio en los niveles de azúcar y promueve una sensación de saciedad prolongada, lo que puede ser beneficioso en dietas de control de peso.

Además de la fibra, un kiwi con piel también aporta "un 32% más de folatos", un tipo de vitamina B fundamental para la producción de glóbulos rojos y el correcto desarrollo celular. Su consumo es especialmente importante en mujeres embarazadas, ya que contribuye a la prevención de defectos en el tubo neural del feto.

Otro de los nutrientes que se encuentra en mayor proporción en la cáscara de esta fruta es la vitamina E, un poderoso antioxidante liposoluble que desempeña un papel clave en la protección de las células frente al daño oxidativo. Se ha comprobado que un kiwi con piel aporta un 34% más de vitamina E que uno pelado, lo que refuerza sus propiedades beneficiosas para la piel, el sistema inmunológico y la salud cardiovascular.

Más allá del contenido individual de nutrientes, el consumo de kiwi con cáscara multiplica la actividad antioxidante de la fruta. Según indica Boticaria García, "contiene hasta tres veces más capacidad antioxidante que la pulpa sola", lo que significa que su consumo puede proporcionar una mayor protección contra los radicales libres, responsables del envejecimiento y de diversas enfermedades.