Durante el encierro pueden darse las dos opciones: gente que ha mejorado su alimentación con una apuesta por la comida sana y los que siguen tirando de cualquier cosa. Ene este caso, un estudio advierte de que las mujeres que comen menos fruta y más comida rápida tardan más en quedarse embarazadas y tienen menos probabilidades de concebir en un año, según una investigación del Instituto de Investigación Robinson de la Universidad de Adelaida (Australia), publicado en 'Human Reproduction', una de las principales revistas de medicina reproductiva del mundo.

Durante el estudio, realizado en 2018, se preguntó a 5.598 mujeres de Australia, Nueva Zelanda, Reino Unido e Irlanda sobre su dieta en su primera visita prenatal. En comparación con las mujeres que comieron fruta tres o más veces al día durante el mes anterior a la concepción, las mujeres que ingirieron fruta menos de una a tres veces al mes tardaron medio mes más en quedarse embarazadas. Del mismo modo, en comparación con las mujeres que nunca o rara vez tomaron comida rápida, las mujeres que consumían comida rápida cuatro o más veces a la semana tardaron casi un mes más en quedarse embarazadas.

Entre todas las parejas en el estudio, 468 (8%) se clasificaron como infértiles (estableciendo que les costó más de un año para concebir) y 2204 (39%) habían concebido en el mismo mes. Cuando los investigadores analizaron el impacto de la dieta en la infertilidad, encontraron que en las mujeres con la menor ingesta de fruta, el riesgo de infertilidad aumentó del 8% al 12%, y en las que comieron comida rápida cuatro o más veces a la semana, el riesgo subió del 8% al 16%.

La profesora Claire Roberts, investigadora en el Lloyd Cox de la Universidad de Adelaida y la directora del estudio, aseguró que "estos hallazgos muestran que comer una dieta de buena calidad que incluya fruta y minimizar el consumo de comida rápida mejora la fertilidad y reduce el tiempo que se tarda en quedarse embarazada".

En esta visita, que se realizó entre las 14 y las 16 semanas de gestación, las profesionales les preguntaron qué habían comido en el mes anterior a la concepción, con qué frecuencia consumían frutas, verduras de hoja verde, pescado y comidas rápidas.

Las comidas rápidas incluían hamburguesas, pizza, pollo frito y patatas fritas que se compraron en establecimientos de comida rápida o para llevar. Las comidas rápidas que se comen en el hogar (compradas en supermercados, por ejemplo) no se incluyeron en los datos recopilados, por lo que es probable que el consumo de este tipo de alimentos no se informe suficientemente.

Todas las parejas que estaban recibiendo tratamiento de fertilidad por un problema en el marido fueron excluidas de este estudio para fijarse bien en la dieta de las mujeres. 

La autora principal, la doctora Jessica Grieger, investigadora postdoctoral en la Universidad de Adelaida, explicó que "la mayoría de las mujeres no tenían antecedentes de infertilidad" y que "se ajustaron las relaciones con la dieta previa al embarazo para tener en cuenta varios factores que se sabe que aumentan el riesgo de infertilidad, incluido un índice de masa corporal [IMC] elevado, la edad materna, el tabaquismo y el consumo de alcohol".

"Como la dieta es un factor modificable, nuestros hallazgos subrayan la importancia de considerar la dieta previa a la concepción para mejorar las posibilidades de las mujeres que planean un embarazo", añadió.

Los investigadores también encontraron que si bien la ingesta de frutas y comidas rápidas afectó el tiempo hasta el embarazo, la ingesta previa al embarazo de verduras de hoja verde o pescado no lo hizo.

Los autores del estudio reconocen algunas limitaciones como que la recopilación de datos sobre la dieta previa al embarazo se basara en el recuerdo retrospectivo e que incluyera una gama limitada de alimentos. No se recopiló información sobre la dieta de los padres, y es posible que otros factores desconocidos puedan haber afectado los resultados. Por su parte, una de las partes más importantes de esta investigación es el gran número de mujeres incluidas.

"Para cualquier evaluación de la ingesta alimentaria, se debe tener precaución con respecto a si el recuerdo de los participantes es un reflejo exacto. Sin embargo, dado que muchas mujeres no cambian su dieta desde antes del embarazo, creemos que el recuerdo un mes antes de la concepción es probable que sea razonablemente preciso", añadió Grieger.

Los investigadores continúan su trabajo y planean identificar patrones dietéticos particulares, en lugar de grupos de alimentos individuales, que pueden estar asociados con el tiempo que les toma a las mujeres quedar embarazadas.