Conozco a Marta Blázquez desde hace años. Y he admirado siempre su entrega al mundo del motor, al que siempre ha estado ligada. Tanto, hasta llegar hoy a la presidencia de Faconauto, que asocia a todos los concesionarios.

[Laura Ponte: "Prefiero ser yo y salir como soy que bastante me ha costado"]

No, no me ha interesado especialmente el motor. Pero sí las mujeres líderes. Y Marta lo es, lo ha sido siempre, desde que trabajaba unida al grupo PSA y, desde luego, como fundadora de Faconauto Woman. Pero su presidencia actual y reciente le dan especial relevancia en este mundo de liderazgo femenino, teniendo en cuenta que es la primera vez que una mujer está al frente de una asociación que sigue siendo muy masculina a juzgar por su comité ejecutivo.

Ella misma reconoce que la situación está cambiando, como en cualquier sector. Pero cuesta. "Cuando empecé a trabajar, hace más o menos 23 años, el mundo del automóvil estaba muy enfocado al producto, al coche en sí, a cuántos caballos tenía, la potencia, las bujías, era muy ingenieril. Y había poquísima representación femenina. Las plantillas eran eminentemente masculinas y la forma de trabajar, liderar, organizar, también".

"Hoy, el sector está más enfocado a la movilidad, a la sostenibilidad, al progreso. El producto ha ido virando más hacia las emociones y el servicio. Y es clave entender que no puedes trabajar con el talento femenino si no lo tienes. El sector tenía que atraerlo. Y para eso debía ponerse sexy, para que las mujeres nos eligieran antes que otros sectores. Precisamente la nueva movilidad, el enfoque en el servicio, en el cliente está atrayendo a muchas más mujeres.

Por otro lado, había que trabajar desde dentro, o sea, las pocas que estábamos, creo que hicimos una cosa muy buena que fue trabajar en red, juntas, desmintiendo ese mito del que siempre nos han intentado acusar lo hombres, diciendo que era imposible que las mujeres trabajáramos juntas, porque además nos peleamos entre nosotras, algo que no es verdad". 

Entrevista a Marta Blázquez Esteban Palazuelos

Pregunta: Y es muy maquiavélico...

Respuesta: A lo mejor no lo hacían por maquiavelismo, pero tú la habrás oído muchas veces… Y me niego a admitirlo. Yo he conocido muchas mujeres maravillosas a las que estoy muy agradecida. Y a hombres también, claro. En mi caso, tengo que decir que las pocas que estábamos en el sector empezamos a ser muy solidarias entre nosotras, a trabajar juntas.

Creo que hicimos un cambio muy importante. Trabajamos en red, tanto de manera interna como en relación con otras mujeres de otras compañías, de otros sectores. Eso ha sido un gran avance porque ellos han hecho siempre una cosa muy buena, han sabido relacionarse fuera de su entorno laboral.



P.: Si la mujer fuera un pequeño electrodoméstico sería una olla a presión, hay que ver la cantidad de presión que nos meten… Lo que hay que hacer, lo que está bien, lo que está mal, si tienes que ser madre, si no, si debes trabajar, si no, si tienes que… Déjennos en paz.

R.: El problema es que resolvemos casi todo lo que se nos plantea. Por eso hay un refrán que dice que en comunidad no muestres habilidad. Cuando por la mañana las mujeres salimos de casa, hay que ver cuántas decisiones hemos tomado ya… Somos máquinas de decidir porque tenemos en la cabeza miles de órdenes al mismo tiempo.

Estás en lo familiar, en lo personal, en lo de tu hijo, en lo de tu marido, en lo de tu acompañante, en lo de tu trabajo, en lo de tu entorno, en lo de tus amigas. Es verdad que somos ollas a presión, pero además es que solemos resolver, no digo ya bien o mal, pero somos muy resolutivas.



P.: Si hablamos de adquisición de talento, pensemos en cuántas mujeres conductoras hay y cuántas ligadas al sector del automóvil.

R.: Detrás de la compra de un coche, entre el 70% y el 80% de la decisión hay una mujer, ya sea de manera directa o indirecta. Eso significa que la empresa, el concesionario, la marca, el diseñador…, todo debe tener una visión femenina para que tu cliente te reconozca.



P.: Por lo tanto, es clave que haya mujeres en el mundo industrial, en el de la distribución, en el de la comercialización.

Es clave porque las empresas tienen que parecerse a su clientela. Yo siempre digo que nosotras venimos a sumar y a complementar las competencias que ya tienen ellos, que son estupendas. No se trata de quítate tú que me pongo yo, sino hazme sitio, que quiero estar aquí a tu lado, que además también quepo.

Te vengo a complementar y a sumar con una serie de competencias y de habilidades distintas. Yo creo que la igualdad es igualdad de derechos y de oportunidades, pero hay unas diferencias de momento esenciales.



P.: ¿Hay que devolver a la palabra igualdad su auténtico significado?

R.: ¡Totalmente! Y muchas mujeres llevamos trabajando muchísimo tiempo en este término. Para mí la igualdad es, sobre todo, un cambio cultural de toda la sociedad. Si las leyes no van acompañadas de una transformación cultural de todo el mundo, es imposible.

Creo que tenemos que volver a recuperar de la igualdad la no división, la no confrontación. Hay que recuperar para el término igualdad esos valores bonitos de la conciliación, el consenso, la unión. De esto va un movimiento entre los hombres y las mujeres para transformar la sociedad.



P.: He leído que ha habido que cambiar los estatutos para que fueras presidenta de Faconauto.

R.: Te das cuenta de que una organización ha llegado a una cierta madurez cuando, a la hora de realizar una promoción, no se plantea si es para una mujer o para un hombre. Los estatutos se cambiaron no porque yo fuera mujer, sino para que pudiera haber una presidencia profesional, no forzosamente ligada a un concesionario.



P.: Nada que ver con el género.

R.: Nada. Pero es verdad que probablemente hace unos cuantos años, cuando empecé a trabajar, era impensable que una mujer pudiera ser presidenta.



P.: En cualquier caso, la organización sigue siendo muy masculina, ¿no?

R.: Todavía lo es. Está avanzando mucho en la parte de la comercialización. Por ejemplo, de toda la cadena de valor del sector, creo que donde más mujeres tenemos es en el front office, en la parte comercial, en la de administración de los concesionarios, en marketing. Pero nos faltan puestos en gerencia.

Yo creo que esto va ligado también a que, a veces, la mujer no quiere la gerencia porque hasta que no cambien las reglas del juego, supone unos horarios, una responsabilidad y una dedicación de mucho esfuerzo. Es verdad que es muy difícil ser directora general y a las 16:00 de la tarde irte a casa.

P.: Esto está muy bien explicarlo.

R.: Habrá de todo, habrá empresas y puestos en los que eso sea posible, pero en general en los de gran responsabilidad es muy difícil tener otros horarios que requieran menos dedicación. No podemos pretender tener unos horarios diferentes en función del género.

Si las políticas de las empresas son buenas, son conciliadoras, lo tienen que ser para todos. Yo lo que quiero es conseguir que cambien las políticas para que todos trabajemos en mejores condiciones, en un entorno laboral más amigable, con políticas que favorezcan horarios en los que puedan conciliar todos.



P.: En tecnología, en industria, en la propia creación del automóvil, también tiene que estar la mujer. Y ahí falla mucho nuestra sociedad.



R.: Está fallando mucho, y me preocupa ahora, en la era de la inteligencia artificial, donde los algoritmos fundamentalmente van a ser los que marquen el paso, ¿qué ocurre si las mujeres no están? Me preocupa que estemos abriendo una brecha precisamente porque las mujeres no estén eligiendo esas carreras.

Esas, llamémosle máquinas están aprendiendo de quien le va dando la información, hasta donde yo sé, están aprendiendo de lo que existe, de hechos, de la observación de hechos, de la relación de hechos. Entonces, si no estamos dando esa visión femenina a las máquinas, no estaremos representadas.



Además, son las profesiones mejor pagadas, así que habrá mayor brecha económica entre hombres y mujeres mientras ellas no accedan a esas carreras.



Por eso es importante incidir en las escuelas, ir a los institutos, ser embajadores de estos sectores, de estas carreras, para que las niñas nos elijan a todos. Y hay muchas organizaciones y asociaciones que están trabajando en esto, pero igual tenemos que hacerlo de otra manera. También habrá una parte que corresponda a las administraciones.



P.: ¿Qué piensas de las cuotas?

R.: Yo sé que es un tema muy discutido. En un mundo ideal no deberían existir. Pero en el actual son un acelerador, una palanca para que las cosas pasen. Porque de una forma natural vamos a tardar ciento y pico de años en que ocurran, y no me interesa que pase tanto tiempo.

Yo quiero que a día de hoy sea una realidad. Además, creo que tienen también otra ventaja, y es que si debes hacer algo por obligación te preocuparás de atraer talento, de acompañar a esas mujeres para que cuando tengan que ocupar los puestos de responsabilidad den lo mejor de sí mismas.



P.: Tú fundaste la sección Faconauto Woman.

R.: Yo creo en la fuerza de la transformación, de la forma de pensar y de la forma de hacer. Nosotros tenemos concesionarios por toda España, y las realidades no son iguales.

Yo creo que este movimiento va de una comunidad de hombres y mujeres, de hacerlo juntos y que no importe si tu empresa es pequeña o grande, si está en una zona rural o urbana…, tú debes tener los mensajes, la información y la pista de despegue, independientemente de estos factores.

Por eso creamos Faconauto Woman. Y es muy bonito cuando hacemos programas de mentoring y comprobamos que, por ejemplo, una recepcionista de un concesionario de Huelva ha sido mentorizada por el presidente de una de las grandes marcas de este país.

Marta Blázquez y Charo Izquierdo. Esteban Palazuelos

R.: Hacemos muchas cosas. Por ejemplo, entrevistas a mujeres referentes para atraer talento, de fuera y de dentro del sector. El mundo del automóvil es muy rico en diferentes posiciones, con lo cual alguien con ambición encuentra muchas oportunidades. Además, se paga muy bien, se cumplen las normas de políticas de conciliación, es muy responsable, con un 90% de empleo de calidad.

Y me gusta que las mujeres se lo cuenten a otras, porque eso hace que tengamos más talento. En este movimiento todo el mundo tiene que ganar. Así que vamos con nuestros medios de mentoring, con entrevistas, con informaciones todos los días en LinkedIn.

Por ejemplo, ¿a que no sabéis que el limpiaparabrisas lo inventó una mujer?, ¿a que no sabéis que quien inventó el espejo retrovisor fue una mujer que empezó a correr carreras y como no veía lo de atrás cogió su espejo de pintarse y lo pegó en la ventanilla? Esas pequeñas cosas hacen que el sector vea todo el atractivo que tiene.



P.: ¿Desde la presidencia de Faconauto, cuáles son tus objetivos?

R.: El primero es que tengamos un Gobierno cuanto antes…

P.: Pero eso no te corresponde...

R.: (Risas) El sector del automóvil está sufriendo unos impactos muy fuertes por toda la transformación ecológica, medioambiental. Se están haciendo muchísimas inversiones para conseguir cambios y; sin embargo, España en electrificación está a la cola de Europa. Esto no arranca y no puede ser. 2024 es un punto de inflexión. Y hay un 60% de los clientes que están paralizando su decisión de compra por la incertidumbre de no saber qué está pasando.

P.: ¿Coche eléctrico o de hidrógeno?

R.: Al hidrógeno, por lo que conocemos a día de hoy, le faltan entre ocho y diez años. Los objetivos de Europa son muy fuertes en 2035. Yo por eso digo que ahora la electrificación es importante, pero también utilizar soluciones que están disponibles en el mercado, como cambiar un coche viejo por uno de última generación, eso también me parece que es hacer partícipe a las personas de la movilidad sostenible.

Lo que no podemos es seguir como estamos ahora. O en 2024 se toman medidas muy concretas, valientes y extraordinarias o perdemos el tren en Europa. Y no nos lo podemos permitir. España siempre ha sido el segundo y tercer mercado de Europa en el sector del automóvil. Ahora parece que no tenemos claro qué modelo de movilidad queremos para el país.

La política tiene que hacer amigable el escenario hacia el vehículo privado sostenible. Yo no quiero modelos sin coches para España, porque detrás de esto habrá pérdidas de empleo, mucha gente vive de este sector.



P.: Los más jóvenes parece que está muy a favor del carsharing. ¿Esto cómo lo ves?

R.: Lo que veo es que nunca ha habido tanta oferta para poder elegir moverte de manera más eficiente y más económica en todos los sentidos, con lo cual casi lo creo complementario al transporte público, al patinete, a la bicicleta. Lo veo fenomenal.



P.: ¿Te gusta el patinete?

R.: Todo empieza por la configuración de las ciudades. Y no me gusta que haya un carril compartido para el patinete, la bicicleta y el coche. Por seguridad vial. Es peligroso. Las ciudades que conozco con carriles exclusivos para bicicletas me parecen un lujo. Hay que potenciar y combinar todo, la parte económica, la seguridad vial y que las personas podamos movernos. No puede ir todo el mundo en bicicleta.

A mí no me gusta que me impongan un modelo. Dime el abanico de oferta que tengo y dame libertad y responsabilidad para elegir, hay que trabajar mucho en la responsabilidad y en saber movernos responsablemente. Por eso creo en las políticas incentivadoras. No me gustan las restricciones, nunca me han gustado. Ni cuando mi padre me decía que no saliera.



P.: Hablando de padre, ¿cómo llegas al mundo del automóvil?

R.: Por casualidad, trabajé primero en un banco y luego en una consultora. En ella hice un programa para el CEO de la financiera del grupo PSA Citroën, y me hizo una oferta de trabajo. Vamos, que si llega a ser el CEO de una líneas aéreas estaría con los aviones.



P.: Hazme un símil entre la evolución que tiene que producirse en el sector del automóvil y en el mundo en general.

R.: Yo creo que tenemos que abordar un cambio de paradigma total. El sector del automóvil no deja de ser uno de los grandes tractores de la economía y de la sociedad mundial.

¿Tú conoces algún pueblo sin concesionario? Es imposible, pero es que a un concesionario hay 30 empresas ligadas, como media, o que dependen de él: la grúa, la de la matrícula… O sea, hay un tejido empresarial que tiene que evolucionar, claro que de manera inteligente, sin destruir o destruyendo lo menos posible.

Yo quiero ser optimista. Siempre digo que hay tiempo para todo. Son cambios donde tenemos las luces largas puestas. Hay que llegar a esos grandes objetivos y nos los tenemos que creer. Hagamos las cosas bien, escuchemos lo público y lo privado, trabajemos juntos.

P.: ¿Esto cómo se puede impulsar desde tu posición?

R.: Primero, haciendo políticas diferentes. Siempre digo que entre una marca de coches y un cliente hay un concesionario. Eso significa que hay una persona asesora que te va a ayudar a ser parte de la movilidad sostenible, en función de tus deseos y necesidades.

El cambio, desde mi punto de vista, tiene que venir de esa unión de todos, contribuyendo a hacer algo mejor. Todos tenemos que apostar por la electrificación de la mejor manera. Yo creo que, al final, se trata de sentirte partícipe de un cambio que está pasando y los primeros son los concesionarios.

Nosotros somos casi 6.000 puntos de venta en toda España, 153.000 empleos directos. Es mucho. Es muy, muy importante este empresariado.

P.: ¿Qué cosas has aprendido tú en un mundo tan masculino?

R.: Pues, mira, he aprendido mucho. Es verdad que a mí me gusta trabajar con hombres, porque muchas veces tienen claro el objetivo y son ambiciosos en el buen sentido de la palabra. Nada, nada, les distrae de su objetivo. Eso me gusta de ellos.

Pero también he aprendido lo que no quiero, esa testosterona mal entendida. Me interesa mucho el resultado, que se cumplan las cosas, sea de quien sea la medalla, me da lo mismo. Tener un reto y cumplirlo es lo mejor que te puede pasar profesionalmente.

Marta Blázquez. Esteban Palazuelos

P.: ¿Y qué has aportado tú a ese mundo tan masculino?

R.: Las mujeres venimos a sumar con otra forma de entender las cosas, con ese liderazgo femenino que yo creo que está muy basado en la escucha, en la gestión del conflicto, muy enfocado a resultados, empatizando mucho con lo que te está pasando por delante. Somos muy de equipo, muy de que todo el equipo avance.

Esas competencias son muy de las mujeres. No digo que no sean de los hombres. Pero si que las mujeres venimos con un liderazgo empático, de consenso, de diálogo. Es verdad que a las mujeres nos gusta mandar, sabemos mandar, nos gusta también que todo el mundo tenga clara su tarea. Nos pasa con los hijos, con las casas, con nuestra familia. Somos un trasvase perfecto entre lo personal y lo profesional.



P.: Nosotras coincidimos en el programa Women to Watch, en el que fuimos elegidas por PwC, que cada año reúne a un grupo de mujeres para impulsarlas en su posible carrera de consejeras. ¿Cómo ves ese camino?

R.: Hay varias cosas que me parecen fundamentales de estos programas. Primero, la parte de la formación, porque no se puede salir al mundo sin estar preparado y menos ahora. Fue muy importante la información que nos proporcionó toda la gente que se acercó a hablarnos. También haces una agenda con mujeres potentísimas, poderosísimas, que además te alegras por ellas, hay que ver cómo vivimos intensamente cada éxito de cada una de nosotras, como si fuera un equipo de fútbol.

El trabajo que hace PWC con Women to Watch me parece fundamental. Es magnífico. Entre otras cosas, ayuda a que las mujeres se crean profundamente que es de ellas la carrera profesional, porque hay muchas veces que es la propia mujer piensa que están pasando las promociones a su alrededor y que la ven pero no la miran. Es muy duro.

Por eso es muy importante que aprendamos a levantar la mano y a preguntar a tu jefe o jefa '¿qué puedo hacer yo para acceder al siguiente puesto jerárquico, en qué me tengo que formar, qué competencias me faltan, qué rotación tengo que hacer por la empresa?'. Nosotras mismas tenemos que creernos capaces y querer. Es una decisión personal la de querer o no hacer una carrera profesional.

P.: ¿Y cómo ves la incorporación de las mujeres a los Consejos de Administración?

R.: Al final habrá cada vez más. Creo que la parte legal también va a ayudar mucho, pero es una más de las nuevas etapas que nos corresponden a las mujeres. Ahora, cuando ya estamos al final o casi al final de nuestra carrera profesional, se abre el mundo de los Consejos. Luego, también creo que estar en un Consejo es una cosa muy seria y es una decisión personal. No es simplemente decir quiero ser consejera, hay que saber que siéndolo asumes una serie de responsabilidades y de riesgos.