Quedo con Marieta en Merck, y a sugerencia mía le propongo: “En la tercera planta, porque los colores violetas, amarillos, rosas… te representan mucho, eso es muy tuyo”.

[Yaiza Canosa, CEO de la operadora logística de grandes paquetes: "Que te tomen en serio es difícil"]

Me lo reconoce como cierto con humildad, pero cierto es que por donde pasa, en cada acción, en cada idea, probablemente sin proponérselo, ella va dejando huella.

En el Grupo en el que trabaja, en Europa hace dos años había un 30% de directivas, y hoy ya son un 40%. Marieta es innovación, compromiso, cambio, sostenibilidad, liderazgos inclusivos. Mundo 50&50. Compartimos que debemos impulsar a las mujeres, porque cuando lidera una mujer se nota, porque nosotras visibilizamos a las demás, las vemos. “Las mujeres somos catalizadoras del cambio”.

Marieta Jiménez y Gloria Lomana.

Con ese propósito impulsó el cluster ClosinGap en España, grandes empresas reunidas en torno al propósito de acelerar la igualdad, a base de evidenciar con datos, lo que ganaríamos como sociedad con la incorporación plena de las mujeres y la suma de todo el talento.

“Con los datos empieza todo, luego hay que pasar a la acción, así se cambian las cosas y se transforma la sociedad”. Y ella lo dice con conocimiento de causa, tras vivir de cerca la visión igualitaria que tiene la sociedad sueca. Y como nada la arruga, hoy se dedica a transformar desde la empresa y la sociedad todo lo que se puede mejorar y está en su mano.

Por eso se la ve tan cómoda en Merck, donde a los conceptos de ciencia e innovación, ella subraya la tecnología, todo lo que da el mundo tech al servicio de la salud. Pone ejemplos de microchips o de Inteligencia Artificial para generar productos y soluciones que puedan ayudar a las personas, como en el caso de la reproducción habiendo hecho posible que haya cinco millones más de niños en el mundo.

En Marieta podríamos decir que conviven dos mujeres: de un lado, la dinamizadora y de acción para abordar el fondo de las cosas; de otro lado, la moderada y tranquila, la que explica los cambios como si echara claveles a la revolución.

Por eso, con ella la conversación se enhebra, no se agotaría nunca, sobre todo, si hablamos de jóvenes y futuro, de los liderazgos que debemos impulsar con #ChicasImparables para construir el mundo 50-50. En ese compromiso común estuvo y está, desde el origen.

Desde ahí nos empezó todo: amistad y admiración… y parece que fue hace mil años.