Murcia

Constanza Tobío Soler suma tres décadas analizando la realidad social de las madres que trabajan, la relación familia y empleo y los cuidados a menores.

Después de tantos años de estudio, esta catedrática de Sociología de la Universidad Carlos III de Madrid ha comprobado que hay cuestiones que se perpetúan con el paso de las generaciones: "Las abuelas maternas son el recurso clave de la conciliación familiar en este país".

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Escuchar esta reflexión en una sociedad que en pleno siglo XXI se presupone avanzada -tecnología 5G mediante- nos retrotrae a una España en blanco y negro.

Y tal cuestión no es baladí para esta catedrática que, en octubre, recibirá el Premio Nacional de Sociología y Ciencia Política de manos del Rey Felipe VI. "Estamos fatal: hacen falta políticas sociales", zanja sin miramientos la autora del libro Madres que trabajan: dilemas y estrategias.

Constanza Tobío Soler será una de las grandes protagonistas del programa de expertos nacionales e internacionales que reunirá el Congreso Español de Sociología, previsto en Murcia, bajo el lema: 'Desigualdades, fronteras y resiliencia. Sociología para crisis globales'.

Esta prestigiosa catedrática se entrevista con MagasIN antes de encargarse de ofrecer el simposio inaugural, el próximo 29 de junio, en la capital del Segura.

Pregunta: Una de las áreas temáticas que se abordarán en el congreso son los múltiples y poliédricos impactos sociales de la pandemia que han afectado a todos los órdenes de la vida. ¿Qué ha pasado con el reparto del cuidado de los niños?

Respuesta: Los recursos disponibles para la atención de los menores han dejado de estar disponibles durante buena parte de la pandemia: las guarderías, las ludotecas, las actividades complementarias escolares… Todo eso se fue a oscuro, pero además se perdieron recursos informales que en nuestro país son muy importantes: las redes familiares.

Las abuelas y los abuelos dejaron de estar disponibles. Las parejas conyugales se encontraron con que tenían que asumir el cuidado de los niños en los hogares y esto podría parecer que solucionaba la situación porque estábamos todos confinados en casa, pero ellas y ellos seguían teletrabajando y se volvió a manifestar de manera acrecentada la asimetría de género.

El cuidado de los menores recayó en mayor medida en la mujer frente al hombre y el resultado fue que la pandemia produjo un gran estrés entre las mujeres.

Además, como ya se partía de una situación desigual y la dedicación al cuidado fue muy intensa en cuanto al número de horas, eso también generó un gran cansancio. Las encuestas de usos del tiempo nos dicen que las mujeres dedican el triple de tiempo que los hombres a la actividad doméstica.

Esto supone que esa idea tradicional de que los hombres trabajan más que las mujeres es al revés, lo que pasa es que nos estábamos olvidando de un tipo de trabajo: el cuidado de los menores.

Los cuarenta grupos temáticos en los que se estructura el programa del Congreso Español de Sociología han despertado el interés de más de 1.500 profesionales, que asistirán a sus conferencias y debates.

El simposio inaugural contará con la presencia de la ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant Ripoll, el próximo miércoles, a las 19 horas, en el Teatro Romea de Murcia. 

La ministra de Ciencia e Innovación, Diana Morant Ripoll.

Sobre los 150 años de historia del escenario del Romea, la directora del Departamento de Análisis Social de la Universidad Carlos III ofrecerá su visión sobre la influencia de la sociología en la sociedad.

También disertará sobre algunos de sus estudios que la han llevado a ser profesora invitada en las universidades de La Sapienza de Roma, Siena, Montevideo, Bath o el Centro Nacional de Investigaciones Científicas de París.

Pregunta: ¿Las redes familiares sobre las que se apoyan los padres se han recuperado ahora que las restricciones por la Covid son menores?

Respuesta: En España el recurso de la red familiar para la conciliación es un recurso importantísimo, se redujo a la sexta parte al inicio de la pandemia y ha tardado mucho en volver, con lo cual la situación de déficit de cuidado de menores, que ya era grave antes del coronavirus, se ha acrecentado mucho.

No hemos vuelto a la situación anterior al estallido de la Covid. Las mujeres han tenido que conciliar en condiciones todavía más difíciles que antes de la pandemia y eso les ha producido más estrés y cansancio que a los hombres.

Constanza, firmando en la Feria del Libro de Madrid hace unos días. Cedida

¿Cómo ha repercutido la pandemia en el cuidado de los familiares?

El 75% de las mujeres y de los hombres han aumentado su carga de trabajo doméstico y su dedicación a las personas convivientes de la familia pero, como partíamos de una situación desigual, se ha mantenido la brecha de género.

En los casos donde los dos miembros de la pareja tenían empleo, se han producido tensión y conflictos entre hombres y mujeres, en cuanto a la disponibilidad de tiempo para la actividad laboral telepresencial.

Las mujeres han realizado de forma más limitada su actividad laboral que los hombres. En una situación de conflicto, entre la atención al menor y el teletrabajo, ellas han optado más por el cuidado y luego por las obligaciones laborales.

La pandemia ha agudizado problemas de conciliación y de cuidados familiares que ya existían en la sociedad.

¿Cuáles son esos problemas?

Hay un déficit estructural de recursos para el cuidado: faltan guarderías, escuelas infantiles, servicios de atención a los menores durante las vacaciones escolares… Hay una carencia, a pesar de que el modelo social dominante es el de las parejas conyugales con doble ocupación laboral.

Desde que la mujer se ha incorporado de forma generalizada a la actividad laboral, en nuestro país las políticas sociales son escasas e insuficientes, mucho más que en el resto de países de la Unión Europea.

¿Cómo se soluciona el problema de la conciliación laboral y familiar en España?

En el 50% de los casos son las redes familiares las que solucionan el problema. Hacen falta políticas sociales. Los puntos negros de la conciliación son el cuidado de menores de 3 años; necesitamos más escuelas infantiles y más guarderías que sean gratuitas.

También necesitamos cuidados de menores para las vacaciones escolares y no hay servicios generalizados en esa parte del año. Otro punto negro es la conciliación para cuando un menor padece una enfermedad común.

Solo hay un permiso laboral de larga duración para enfermedades graves pero, cuando un niño, de un día para otro, coge una gripe, ¿quién se queda en casa cuidándole? Eso es un problema gravísimo y un quebradero de cabeza para los padres. En nuestro país, eso lo solucionamos con las abuelas.

¿En qué debemos fijarnos de Europa?

Hay un permiso retribuido de corta duración para la atención de enfermedades familiares, de niños o abuelos, que está aprobado en una directiva de la Comisión Europea de 2018 y que recomienda hasta cinco días al año de libre disposición para este tipo de emergencias. Necesitamos ese permiso, pero se está estudiando y es una directiva de obligada transposición.

Todos los países nórdicos ofrecen de 5 a 10 días al año para este tipo de situaciones. En España hasta ahora no lo hemos tenido y es un recurso importantísimo para mejorar la vida de los menores y de las familias.

Después de treinta años estudiando la realidad social de las madres que trabajan, la relación familia y empleo y los cuidados a menores, ¿cuál sería el perfil de la mujer que compatibiliza su trabajo con el cuidado de un niño?

No hay un perfil tipo porque son todas.