Almendras, azúcar y huevo. Estos son los principales ingredientes del mazapán y no han variado pese a que se trata de un dulce con siglos de historia. Toledo se ha consagrado como el territorio del mazapán por excelencia, pero lo que muchos no saben es que durante décadas han sido las mujeres las que han elaborado este dulce de manera artesana en las fábricas y obradores.

El origen del mazapán no está del todo claro. Tal y como cuenta la historia del Obrador de Santo Tomé, uno de los más típicos de Toledo, "la leyenda y la realidad se entremezclan, lo que hace difícil establecer de forma rigurosa el momento en que empieza el mazapán a formar parte de la gastronomía toledana". Según mazapan.es, "se cuenta que lo inventaron las monjas del convento de San Clemente en Toledo durante una hambruna que se padeció en Castilla tras la batalla de las Navas de Tolosa (1212)". 

Pese a que no se conozca su origen exacto, esta receta se ha seguido haciendo durante siglos, siendo una parte muy importante de la tradición gastronómica toledana. En las últimas décadas, su elaboración ha venido de la mano de las conocidas como 'mazapaneras'. Eran mujeres que a lo largo del siglo XX trabajaban de forma temporal durante los meses previos a las navidades. Muchas de ellas eran jóvenes todavía solteras y este empleo les permitía ganar un sueldo y también algo de independencia económica, en una época en la que la mujer aún se veía muy relegada a las tareas del hogar. 

"Tradicionalmente era un trabajo de mujeres. Se dedicaban al oficio manual de hacer las figuritas a mano, que era un trabajo muy laborioso. También se contrataba a algún hombre, pero a lo mejor era una proporción de un hombre por 40 mujeres", explica Marina Molero, concejal de Cultura de Ajofrín (Toledo). "Los hombres que había hacían un trabajo más de pesaje, de horno, de mover sacos, etcétera; y ellas hacían las figuritas".

Lo mismo afirma Ana de Mesa, directora de Producción y parte de la séptima generación del Obrador Santo Tomé, fundado en 1856. "Normalmente los hombres siempre estaban más en producción, en horno, y las mujeres están en colocación, selección y elaboración de pieza fina", declara a MagasIN. De Mesa también afirma que los hombres también se encargaban más de "los trabajos de molienda porque había que mover sacos". "No significa que una mujer no pueda hacerlo, pero bueno, hablamos de finales del siglo XIX y principios del XX".

No obstante, esto podía depender de cada fábrica. La profesora de la Universidad Complutense de Madrid y doctora en Historia Contemporánea, Rosa García Sánchez, expone en su tesis doctoral titulada El trabajo de las mujeres durante el franquismo en la ciudad de Toledo: "El primer día de trabajo recuerdo que llegamos alrededor de quince chicas jóvenes a trabajar allí. Nos sentaron en una mesa a pelar y triturar almendras".

Se trata del testimonio de Flora, una de las mujeres entrevistadas, que añade: "Las que dejábamos de hacer eso y empezamos a trabajar la masa y a hacer figuritas de mazapán era porque nuestros padres tenían buen trato con los dueños". 

La tradición continúa

Mazapaneras de Ajofrín fuera de la fábrica a principios del siglo XX. La imagen forma parte de la exposición 'Mujeres y oficios de antaño'. Ayuntamiento de Ajofrín

Además de las jóvenes que trabajaban solo durante el periodo previo a la Navidad, también estaban las "maestras del mazapán", que solían tener más experiencia en la elaboración. "Las maestras solían ser mujeres casadas, un poco digamos las jefas", cuenta Enrique de la Peña, técnico de Turismo de Ajofrín. 

Flora relata en El trabajo de las mujeres durante el franquismo en la ciudad de Toledo, que "las condiciones climáticas del obrador eran muy duras, pues era muy grande y frío…". "No teníamos horas de descanso ni ningún comedor. Nos llevábamos la merienda y la comíamos mientras trabajábamos… No teníamos uniforme y solo disponíamos de un gorro y un mandil", asegura. Pero pese a todo, la gran mayoría de las mujeres de los pueblos toledanos trabajaban alguna vez en la fabricación del mazapán. 

Tanto Marina Molero como Enrique de la Peña, tienen familiares que trabajaron en la fábrica ubicada en la localidad Sonseca, muy cercana a Ajofrín. "Por ejemplo, yo tengo a mi madre, mi abuela... Enrique a sus tías... En nuestro pueblo prácticamente todo el mundo tiene familiares que han trabajado en el oficio", comenta Molero. "Era como sustento para las familias y, como decimos, un oficio de mujeres ya que a lo mejor en aquellos años no tenían la posibilidad de acceder a otros trabajos".

Aunque el completo acceso al mercado laboral es ya una realidad para las mujeres en España, la elaboración de mazapán sigue siendo un oficio principalmente de mujeres. "Nosotros tenemos partes diferenciadas: lo que es producción, envasado, logística y tienda. La mayor parte del personal de la campaña de Navidad es femenino. Se cogen también a hombres, pero se dedican más al reparto", añade Ana de Mesa. Por supuesto, lo que tampoco cambia es la forma de elaborar estos dulces, que aún se hace de forma artesana, para disfrutar el sabor tradicional del mazapán toledano. "Lo importante para hacerlos, como digo, son las manos y los diez deditos", concluye de Mesa.