A Concepción Arenal básicamente se la conoce porque en 1842 se disfrazó de hombre para poder acudir a la universidad. Las mujeres lo tenían prohibido en aquel entonces, y la escritora tuvo que cortarse el pelo y ponerse unos pantalones para poder ingresar como oyente en la Facultad de Derecho de la Universidad Central de Madrid. Una anécdota que ensombrece la profundidad del pensamiento de la ferrolana, nacida en 1820, hace exactamente dos siglos

De este episodio huye la nueva muestra inaugurada este martes en la Biblioteca Nacional bajo el título de Concepción Arenal. La pasión humanista 1820-1839, que busca reivindicar la importancia de la pensadora gallega. "Esta exposición le pone materia física y realidad a un pensamiento que hasta ahora funcionaba como anécdota miserable (...) nosotros hemos querido demostrar la profundidad del pensamiento de Arenal. Basta ya de esa anécdota", ha asegurado Anna Caballé, biógrafa de la protagonista y Premio Nacional de Historia 2019.

La muestra, que permanecerá abierta hasta el 4 de abril de 2021 con la colaboración de Acción Cultural Española (AC/E) y que también está comisariada por Cristina Peñamarín, busca rescatar del olvido a una de las principales pensadoras del siglo XIX. La muestra repasa la biografía de Arenal a través de 120 piezas originales (manuscritos, fotografías, correspondencia o primeras ediciones) y destaca su pasión por conocer, por comprender y por contribuir a mejorar el mundo.

Concepción Arenal en la BNE

La propia Arenal, todavía en vida, ya sentía que había una deuda de reconocimiento hacia sus ideas, según ha recordado Caballé, porque ella lamentaba que era "una voz que clamaba en el desierto". "Y ahora, 200 años después, somos capaces de ser cómplices, porque el objetivo de esta muestra es demostrar que es una figura imprescindible para entender el siglo XIX español", ha afirmado la co comisaria, Premio Nacional de Historia 2019.

Una reclamación que ha compartido también el presidente de Acción Cultural Española, José Andrés Torres Mora, quien junto a la directora de la BNE, Ana Santos, ha destacado que con esta muestra se salda "la deuda" que España tiene que con esta humanista gallega que es mucho más que esa mujer que se vistió de hombre para ir a la Universidad.

Sus principales temas

La muestra está dividida en dos espacios de la BNE. En la Sala Hipóstila se muestran los hitos biográficos que forjaron el carácter de Concepción Arenal, vinculados a momentos históricos relevantes del convulso siglo XIX; así como se repasan ocho espacios biográficos (Ferrol, Armaño, Madrid, Potes, Coruña, Madrid, Gijón, Vigo) en los que se pueden ver documentos originales de su familia, como el retrato de su marido, un personaje desconocido hasta ahora.

"Arenal destruyó todo lo que era de su vida personal y en esa sala está lo que queda, todo lo que ocultó porque tenía la preocupación, al igual que las mujeres de su época, del qué dirán", ha apuntado Peñamarín para explicar por qué hay tan poco material personal de la gallega.

Por su parte, en la Sala Recoletos se muestran los grandes temas que ocuparon a Concepción Arenal a lo largo de su vida como los derechos de las mujeres o la educación. Pero si hay un tema que protagoniza esta gran sala (la que ocupó la exposición de Pérez Galdós) es precisamente la esclavitud, una lucha que, según las comisarias, no ha tenido en España "la gravedad", sobre todo teniendo en cuenta que nuestro país "fue el último de abolir la esclavitud en sus colonias".

Así que esta exposición pone de manifiesto también el cambio de "mirada" que se vivió en el siglo XIX gracias, entre otros, a Arenal, porque en este siglo se consiguió que en España los pobres o los delincuentes "empezaran a importar como personajes valiosos".

De hecho, a Arenal se le reconoce la inclusión de la palabra "compasión" en el discurso político de la época. "En esta época -añade la co comisaria- nace la idea de que la sociedad se puede mejorar, y Arenal combatía siempre la capacidad de mejorar lo que hemos heredado".

Con esta lucha, como muestra la exposición, Arenal se convirtió en una pionera de la defensa de la dignidad de los presos, así como para que se implantaran en España las llamadas cárceles celulares, las de un preso por celda. Como homenaje, en el centro de la Sala Recoletos se ha puesto una fina lona transparente en la que se ve una imagen de la cárcel modelo de Madrid. Una prisión por la que luchó Arenal, pero que nunca llegó a ver porque falleció antes de su inauguración.

Arenal desarrolló un sólido pensamiento filosófico que contribuyó a la reforma de las instituciones y a la modernización de España. Visitadora de prisiones, cronista de guerra, publicista, autora de importantes reflexiones y recomendaciones para la mejora de la educación, de las cárceles, de la consideración y la vida de la mujer, de la esclavitud, "mantenía una lucha solitaria y silenciada por las fuerzas reaccionarias".

Por el perfil de esta pensadora, Caballé ha pedido que este centenario sea "de fuego", una calificación hecha en el siglo XIX que definía así a los centenarios que "son capaces de despertar una llama en las consciencias de una sociedad diferente".

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