Roberto Verino es su nombre de artista, porque en el registro civil fue inscrito como Manuel Roberto Mariño Fernández. Su apellido profesional, Verino, surgió de su profundo amor por su 'patria chica', Verin, una localidad orensana de más de 13.000 habitantes, en la que nació (1945) hace 77 años. 

[Cinco razones por las que tienes que visitar la exposición de Roberto Verino 40+1 en Madrid]

Su pueblo, Verín, es un municipio al sureste de la provincia de Orense, a orillas del río Támega, en Galicia. El pueblo, localizado en el Valle de Monterrey, linda por el sur con la frontera portuguesa, lo que lo convierte en paso obligado hacia Portugal. 

Dicen que los gallegos llevan el viajar en el ADN, y este creador universal no iba a ser una excepción. Así que un buen día, Roberto Mariño cogió el petate y se marchó a París a estudiar Bellas Artes. Años depues, de la capital gala vendría convertido en Roberto Verino, aunque todavía ni él lo supiera.

El próximo 3 de Mayo cumplirá 78 años y, como regalo anticipado de cumpleaños, su exposición itinerante, con la que celebra sus 40 años en la moda, llega hoy a la capital para que todo el mundo pueda conocer cuánto de este gallego universal hay detrás de cada una de las prendas que cuelgan en sus tiendas, repartidas por todo el mundo.

Hace cuatro décadas, lo llamaron loco cuando empezó a hablar de cercanía con el consumidor, trabajo en equipo y sostenibilidad. Y siempre ha querido empoderar a la mujer, incluso cuando el verbo no se utilizaba en España.

En un mundo, como el de la moda, de egos desproporcionados, destaca por su humildad, por su cercanía y por su generosidad, buscando que sus creaciones permanezcan en el armario de sus clientas, con diseños atemporales, alejados de la tiranía de las tendencias. 

Define la moda como una oportunidad de ser felices cada día cuando nos vestimos poniendo en valor nuestra personalidad, para lo cual es imprescindible conocernos, cuidarnos, aceptarnos y querernos.

La exposición 40+1 se inaugura hoy en Madrid, después de ser un éxito en Verín (Orense), A Coruña, Santiago o Burgos y luego partirá hacia Valencia, Santander, Bilbao, Sevilla y Barcelona, ciudades en las que el diseñador se reencuentra con sus clientes.

Por fin llega su exposición a Madrid, ciudad a la que también está muy unido. 

Sí, y agradecido: Madrid fue la ciudad que me vio prácticamente nacer en el ámbito del diseño de moda y de mis presentaciones más importantes, ha sido la ciudad que me ha dado más actividad de negocio, donde yo me siento como en mi casa.

De hecho, yo tengo una casa en Madrid y he vivido parte de mi vida aquí. Antes más, quizás porque ahora mismo las circunstancias también te exigen que te centres y los años también te van condicionando.

¿Cómo surge en el joven Roberto ese impulso de querer ir a París?

Yo creo que hay razones poderosas que me han llevado allí. La primera es haber nacido un pueblo fronterizo y la relación que teníamos con Portugal, fíjate que  nuestros partidos de fútbol con los vecinos portugueses eran 'internacionales', porque éramos dos países distintos, y, claro, hacía falta pasaporte.

Y cuando te relacionabas con ellos encontrábamos que lo que nosotros estudiábamos en nuestros libros no coincidía con lo que los portugueses nos decían a nosotros. Por lo tanto, empezamos a entender que no todo lo que nos decían aquí era verdad verdadera. Y eso ya te genera una cierta inquietud.

Y luego cuando estaba estudiando en Orense, en la misma pensión donde estaba, había una profesora de francés que me vendió París a tal nivel que yo me volví loco por irme allí. Pensaba en aquel entonces que era llegar a París y ya está, ya lo hago todo. Lo cierto es que ahí te das cuenta de lo que significa tener ilusión por hacer cosas.

La segunda razón es que era importante enfrentarte a la realidad de lo que sucede. Ahora, sales a estudiar a cualquier lugar de Europa y todos los estudiantes tienen sus procesos ordenados, gracias al concepto del Erasmus u otras fórmulas, que te permiten tener becas y todo de forma muy fácil.

Pero en aquel entonces no era así. Es más, España estaba muy mal vista. De hecho, había una frase muy, muy recurrente en Francia que decía que "África empieza en los Pirineos" y aquello nos daba mucha rabia porque entendíamos que no era cierto.

Una cosa era que viviéramos en un régimen dictatorial y otra cosa, que todo el mundo fuera igual. Y al final la vida te va forjando en función de lo que tú quieres y aceptas. Para mí, París fue una de las grandes pruebas de lo que soy hoy.

Y años después, para montar una tienda internacional, elige París también

Sí, porque porque era el lugar donde los maestros de la moda a mí me habían enseñado o me habían hecho creer que yo me podría parecer algún día a ellos, y eso es lo que significa, siendo joven, no tener miedos y enfrentarte a tus maestros: es una prueba de valentía. 

Yo pienso que el haberme podido codear, cuando era muy joven, con los maestros franceses, pues no deja de ser un atrevimiento por mi parte, pero eso te lo permiten la juventud, el entusiasmo, el creer en ti, el pensar que hay mucho por hacer y que, si tú no te enfrentas a los que son tus referentes para ver dónde estás, nunca tomas decisiones de calado.

En algún caso te puede salir bien o te puede salir mal. Y desde luego sigo creyendo que París fue un acierto y estoy encantado de lo hecho porque demostró efectivamente que, en España, hay mucho talento y se pueden hacer muchas cosas y muy bien pero, a veces, tienes que venir de afuera para que te lo reconozcan.

Y aquel posicionamiento, donde mi primera tienda fue en París, demostró que yo tenía capacidad para, de alguna forma defender un principio y un criterio, que es lo que hoy yo creo que tiene de valor la marca.

"El 'estilo Verino' no disfraza, el estilo Verino lo que hace es poner en valor a las personas para que estén guapas, para que se sientan bien con ellas mismas, para que su autoestima crezca cada día..."

¿Cómo es la marca o el 'estilo Verino' del que habla la exposición?

Es una marca auténtica, es creíble, tiene un discurso sostenible, piensa en poner en valor a las personas, busca de alguna manera contribuir a que el armario que te tienes que hacer sea una inversión y no un gasto, piensa que se puede convertir el armario en un armario emocional...

El estilo Verino no disfraza, el estilo Verino lo que hace es poner en valor a las personas para que estén guapas, para que se sientan bien con ellas mismas, para que su autoestima crezca cada día...

Porque al final nos tenemos que vestir y comer todos los días. Que lo hagamos con un mayor nivel de de autoestima y de gratificación, es lo que yo creo que deberíamos pretender como objetivo, porque al final la vida es corta. 

Porque tú ibas a estudiar Bellas Artes y hasta ese momento, ¿no se te ha pasado nunca por la cabeza dedicarte a la moda?

No, no, qué va, ni mucho menos. No, lo más que podía yo conocer de moda es que me gustaba no ir igual que todo el mundo, aunque hay que reconocerlo, en las familias numerosas, como era nuestro caso, había un planteamiento bastante bastante claro.

Yo soy el tercero de cuatro hijos. Los dos mayores estrenaban y mi hermano, el que me sigue, y yo estrenábamos, pero dándole la vuelta a las prendas. Porque se hacían esos arreglos y por el derecho los llevaban los mayores y por el revés lo llevábamos nosotros, estrenábamos a medias pero éramos felices.

Yo creo que en ese ejercicio de rigor, donde se buscaba precisamente que la familia tuviera fuerza, a mí también me ayudó a decidir a volver y reencontrarme con ellos.

Para, junto a su familia, hacer realidad su sueño de evitar que la gente se tuviera que ir fuera a trabajar...

Exacto. Que se una persona se vaya fuera de su tierra y de su país porque quiere, perfecto, pero que se vayan porque no les quedaba más remedio, me parecía sinceramente un problema que había que intentar resolver. Ese sueño también yo lo he cumplido y mi familia ha tenido mucho que ver en este caso.

Y quizás, también, en esa anécdota de heredar la ropa de los hermanos mayores está el germen de defender la sostenibilidad, porque ha sido usted de los primeros en decir que la moda tiene que ser sostenible.

Ese ha sido mi argumento de siempre, pero entonces mucha gente me decía que yo iba en contra de lo que era conveniente y yo decía que, para mí, lo más importante era cuidar a mi consumidor.

Yo creo que mi objetivo es hacer que el consumidor, mi consumidor, sea mi rey, y lo defiendo a capa y espada, cada día, porque de él dependo. Por él vivo. Gracias a él soy lo que soy. Entonces es justo el reconocimiento que le debo a los consumidores. 

Porque ahora todo el mundo habla de la sostenibilidad como si la hubiéramos inventado ayer. Y esto viene de muy atrás y es una manera de entender la vida, es una cuestión de valores.

Yo entiendo, y así lo he querido hacer siempre, que yo tengo que hacer un diseño que sea sencillo para que sea capaz de perdurar en el tiempo, porque eso es el estilo Verino, el que aunque tú lo disfrutas, no es ostentoso hacia los demás. Pero lo importante no es lo que piensen o digan los otros, lo importante es lo que sientas tú.

"El estilo Verino es el que, aunque tú lo disfrutas, no es ostentoso hacia los demás. Pero lo importante no es lo que piensen o digan los otros, lo importante es lo que sientas tú"

Y también fue pionero en poner al consumidor en el centro e incluso ha declarado que lo que busca con su trabajo es hacer felices a sus clientes...

Ese es el objetivo que persigo, darle al consumidor todos aquellos elementos que le permitan estar más seguro de sí, ser más feliz, ayudarlo en su economía y buscar que la sostenibilidad sea realmente entendida correctamente. 

Por eso yo también intento que esa vinculación entre el producto, la prenda, y la persona que lo usa la haga diferente, le haga poner en valor su alma, haga que se sienta bien cada día, que su autoestima esté por encima de muchas otras cosas...

Y eso, cuando cala, acabas teniendo una fidelidad que a mí me ha ayudado a llegar hasta aquí, ser lo que soy hoy, haber salido de crisis terribles como la última que nos ha tocado y creer que hay un futuro muy prometedor. Porque la marca es una marca querida, es una marca valorada por todo el mundo y sobre todo es una marca deseada. Es aspiracional.

Sí, pero le llamaron loco los financieros, los de su sector. Porque los 80 y los 90 fueron la época del diseñador déspota que decía "esto es lo que yo planteo y los clientes se tienen que adaptar".

Sí, primero me llamaron loco porque montar una actividad industrial en un pueblo como Verín, que no tenía ninguna tradición y menos de moda, era una barbaridad desde el punto de vista financiero.

O sea, sinceramente, reconozco que tenían mucha razón los financieros, pero a mí me importaba más seguir estando al lado de mi familia, que la había tenido que dejar durante un tiempo, y quería de alguna forma recuperarla e implicarla en mi proyecto, hacer que ellos también fueran parte activa del mismo. 

Al no tener un conocimiento de moda en el entorno, al no tener profesionales que me pudieran ayudar, yo me tenía que apoyar en la confianza que me daban mis hermanos para que cada uno de ellos se dedicara a una de las actividades que a mí me permitirían hacer que mi trabajo de diseñador fuera adelante.

Pero, claro, yo nunca he entendido al consumidor como alguien al que le tienes que imponer nada, al contrario, yo lo tengo que convencer y, una vez que lo convenzo, lo tengo que seguir convenciendo, y así consigo que se haga fiel.  

Una cosa es el concepto de la coherencia, que creo que es algo que me avala, pero eso de decir ‘yo hago lo que me parece y el consumidor si quiere lo coge y, si no, que lo deje’, a mí siempre me pareció una atrocidad.

"Una cosa es el concepto de la coherencia, que creo que es algo que me avala, pero eso de decir ‘yo hago lo que me parece y el consumidor si quiere lo coge y, si no, que lo deje’, a mí siempre me pareció una atrocidad"

También ha visto siempre claro que la moda, por muy creativa que sea, debe ser también viable.

Una empresa de moda tiene que ser rentable como cualquier empresa de cualquier actividad. Tú no te puedes permitir que tu actividad industrial luego no sea capaz de pagarle a las personas que están trabajando contigo.

El mundo de la moda ha tenido momentos muy buenos, pero tampoco para que nos permita creer que, por haber hecho unas temporadas bien en las que haya salido todo redondo, ya te has comido el mundo. Porque después de una temporada viene otra.

Y dependen de usted sus 400 empleados directos y los 1.400, también de la zona, que son proveedores, artesanos, bordadores…

Absolutamente, es todo un enjambre de profesionales que te permiten ser lo que tú eres y te permiten enfrentarte al futuro con garantías de decir este es el camino y este es el discurso y esto es de verdad y lo hemos construido entre todos.

Bueno, usted ha sido sin duda profeta en tu tierra.

Yo siempre he tenido muy en cuenta algo que mi padre nos decía ‘hay que evitar perder el norte’ y de hecho, en mi imagen corporativa, que es muy sencilla, figura un cuadrado que luego se convierte en un cubo de forma que, lo pongas como lo pongas, siempre está en la misma posición, pero además es estable, y te permite tener los cuatro puntos cardinales bien marcados.

Y yo le digo a la gente que trabaja conmigo: "Mirad, eso os tiene que demostrar que no se puede perder el norte". Podemos tener éxito durante un tiempo y te lo puedes creer, y te han hecho perder la cabeza: ahí, estás ya fuera de juego. Por eso no perder el norte no es fácil, pero es muy importante.

Usted es miembro fundador de la Asociación de Creadores de Moda de España (ACME) y, en un momento dado, decide 'bajarse del tren'. 

Yo reconozco que ha habido mucho trabajo en todo este tiempo y que hemos tenido gente a nivel de organización que nos ha ayudado mucho, sin duda ninguna. Pero la incursión de los políticos en todo el mundo de la moda nos generó, en algún momento, ciertas derivas, como si porque ellos ayudaran tuviéramos que hacer lo que decían o porque ponían dinero tenían que ser ellos los que decidieran... Y eso nos hizo decir "no, así no".

Fuiste pionero en presentar tus colecciones fuera del calendario 'oficial'.

Que era también algo que nosotros les proponíamos. Les dijimos: "Si de verdad queremos parecernos a los países que nos llevan la delantera, simplemente tenemos que mirarlos y saber qué es lo que hacen y cómo lo hacen y por qué lo hacen". Pero lo que no puede ser es que al final estemos todos en el mismo saco, en un totum revolutum que no aporta más que al ego de cada uno.

Yo en ese sentido soy sencillo en el diseño y soy sencillo en la vida y me creo lo justo, lo que tengo que creerme y valoro muy mucho el respeto y valoro a las personas por lo que aportan, no por lo que aparentan.

E insisto que a mí lo que me importa es dejar huella por hacer trabajos bien hechos y que la consecuencia de hacer bien tu trabajo sea lo que te aporta precisamente esa capacidad de salir adelante de las crisis, y esa capacidad de crecer y esa capacidad de tener ilusión por decir, pues a pesar de todo, pues ya hemos recuperado, ya estamos en la línea ascendente. Allá vamos. Vamos a sentir que lo que hemos hecho está bien.

 "Soy sencillo en el diseño y soy sencillo en la vida y me creo lo justo, lo que tengo que creerme y valoro mucho el respeto y valoro a las personas por lo que aportan, no por lo que aparentan"

Y también fue de los primeros en demostrar que desde Galicia se podía llevar el nombre de la moda española a todo el mundo.

Sin duda. Y eso, además, también tiene que ver con un aspecto que ya desde muy jóvenes nos parecía triste: la falta de orgullo de ser de donde somos. Los portugueses eran muy orgullosos y nosotros decíamos: "¿Por qué ellos están orgullosos de ser portugueses y nosotros no lo estamos de ser españoles?".

Y de ahí nació que lo que para mí era un mote, un apodo, lo convertí en mi marca, porque era la mejor manera de mostrar lo importante que es que uno sienta que su origen hay que defenderlo y hay que llevarlo a donde se pueda, porque eso es una energía que tiene mucha importancia y mucha capacidad de cambiar muchas cosas.

Yo sigo creyendo que somos un país que no hacemos más que pelearnos en lugar de ayudarnos y que no buscamos el bien general, que es lo que nos ayudaría que todos estuviéramos en otra situación. Pero al menos yo pongo mi granito de arena. Yo llevo mi espada de Viriato conmigo, porque es también un referente que en su momento también a mí me ayudó mucho.

Roberto Verino, de Verín, patria de Viriato.

Un auténtico maestro, en mi época de joven, nos decía que nos teníamos que sentir orgullosos de ser de Verín, porque Verín era lugar donde había nacido Viriato. Y lo decía porque entonces, en la lengua latina, el nombre de las personas, era de donde habían nacido Viriato, In Viria Natos.

Verín en los orígenes era Viria. En nuestro escudo todavía está Viria. Toda nuestra zona pertenecía a la Lusitania. Y si un pastor lusitano fue capaz de vencer al ejército romano, que era el más temible del mundo, ¿por que nosotros no vamos a poder?

Y se da la terrible circunstancia de que nos ha pasado y nos sigue pasando un poco lo mismo. A él lo lo vencen sus correligionarios que lo traicionan. Y tú ves que este mundo nuestro es cainita porque aquí te traicionan los que muchas veces han sido tus colegas o tus personas más cercanas.

Veo que le gusta la historia...

Sí, sí, me gusta mucho. Además, yo creo que la historia nos tiene que servir para, conociéndola, evitar cometer los errores que otros hayan podido hacer, que hay muchos. Lamentablemente tenemos una memoria bastante frágil y se suelen cometer errores, que deberían evitarse, muchas veces por desconocimiento.

El último conde de Monterrey, el 5.º conde de Monterrey, que fue precisamente virrey de México y Perú, no estuvo mucho tiempo allí, pero fue una persona querida en lo que era la Nueva España, porque se había preocupado mucho de ser legal, de ser ético, que es algo que yo también intento hacerlo en mi trabajo.

Yo primero soy ético y luego soy estético, pero de qué me vale la estética si no hay ética, entonces no vale de nada. Estamos confundiéndolo todo porque los valores hay que tenerlos, pero hay que defenderlos y hay que creer en ellos.

"¿De qué me vale la estética si no hay ética? Entonces, no vale de nada. Estamos confundiéndolo todo porque los valores hay que tenerlos, pero hay que defenderlos y hay que creer en ellos"

No mucha gente sabe que, desde los 90, elabora unos vinos deliciosos, cultivados en las laderas del Castillo de Monterrey, porque sus abuelos maternos ya eran cultivadores de viñas en la zona de la Ribeira Sacra...

Sin ninguna duda, yo ahora me siento muy orgulloso de haber insistido en lo que también era un proyecto familiar. O sea, sigue habiendo una vinculación absoluta a la familia, y a la historia, pensar en hacer un vino con viñas de la misma zona de la que eñ conde de Monterrey se llevó cepas para Nuevo México. 

Bueno, pues en esa magnífica ladera de Gargalo —que es como se llama la ladera y yo he respetado el topónimo del lugar en el nombre—, sin duda ninguna, nacen unas estupendas uvas que dan un vino riquísimo y yo estoy muy, muy orgulloso de haber sido también generador de un movimiento de calidad en el Valle de Monterrey.

Porque, entonces, apenas se valoraba y hoy está teniendo muchísimo éxito, precisamente porque esa calidad no solamente afecta a la zona donde yo estoy, que quizá es la más resguardada del norte y donde se decía que el vino del Gargalo era el mejor del Valle. Pero es que en el resto también hay muy buen producto. 

Y hay una circunstancia que la gente no sabe y a mí me parece de un gran valor desde el punto de vista, sobre todo, de la motivación: solamente hay un caso en todo el mundo de una Denominación de Origen (D.O.) cuyo nombre se repita: hay tres D.O. que se llaman Monterrey. Una está en California; otra, en México y otra está en Monterrey de Verín en España. Esto es una prueba de lo que significa creer y de lo que significa dejar huella. 



Le ha dado siempre una importancia fundamental a su mujer y a su papel en la empresa.

Bueno, sin duda, a parte de ser mi mano derecha, ella es la persona en la que yo deposito toda la responsabilidad en el diseño femenino. No solamente me hace sentirme equilibrado, sino que me hace sentirme también muy, muy querido. En ese sentido, yo no tengo más que palabras de agradecimiento a una persona que también ha dado la vida por estar a mi lado. 

Y por último, me gustaría que me dijera sus tres imágenes favoritas de la exposición. 

La primera, la primera te diría que es la primera pieza que puede fotografiar: una prenda de piel de napa de corte español, porque en aquel entonces se valoraba muchísimo y se sigue valorando.

Luego hay una imagen de Cristy Turlington que es tan atemporal que, desde entonces ahora, la seguimos reproduciendo con distintos, largos, con distintos tejidos, con distintos colores. Pero es inequívoca.

Y luego ahí, ahí yo te diría que una imagen en donde yo incorporo el diseño a la ropa masculina y donde aparece Cameron como modelo, pero simplemente lleva unos pantalones con el torso desnudo y descalzo.

Porque demuestra que en el diseño lo que tienes que ser eres tú con tus aportaciones para poner en valor a la persona, no la tienes que disfrazar. Y Cameron representa precisamente un referente que le gustaba a las mujeres y a los hombres. Por lo tanto, esa búsqueda de ese equilibrio también está muy reflejado en esa imagen. Las tres fotos están en la exposición.

Tres de las imágenes favoritas de Roberto Verino. De Izda. a dcha. obras de Eloy Lozano; Jacques Olivar y Sara Zorraquino.

De estos 40 + 1 años con qué se queda...

Pues me hubiera gustado quedarme precisamente en los 40 años justos, y no haber cumplido los 40 más uno. [Se emociona al recordar a su hija Cristina, que falleció el domingo 31 de julio de 2022, a los 52 años, a causa de una leucemia].



*La exposición 40+1, #estiloverino se puede ver en el Fernán Gómez-Centro Cultural de la Villa, del 17 de marzo al 9 de abril de 2023. está compuesta por 40 fotografías y las reinterpretaciones audiovisuales de varios alumnos de la escuela de diseño IED.