Corría el 2016 cuando los lip kits de Kylie Jenner habitaban los sueños de las amantes del mundo de la belleza. Al igual que sucede ahora con la faja facial de su hermana Kim, tener uno de los pintalabios de la celebrity contenía trazas aspiracionales.
El razonamiento que había detrás era que si se usaban, el rostro de esa persona iba a transformarse por arte de magia en el de la joven del 'Klan Kardashian', que entonces no había reconocido ninguno de los retoques estéticos que la prensa, y alguna que otra mirada honesta, le atribuía.
Tras unos años de dictadura del tándem formado por el labial y el delineador, ahora el universo beauty dirige su deseo a otro punto, los blurred lips: una boca más natural, cuyos límites se pierden y se funden con el resto de la tez.
Una de las grandes baluartes de esta técnica es, precisamente, una amiga de Kylie Jenner: Hailey Bieber. La modelo y empresaria, con su marca Rhode, ha popularizado productos que han desplazado la barra permanente y la han sustituido por el tinte o el gloss.
No obstante, la estadounidense no es la única que está condicionando el mercado. Otras influencias han sido el empuje de la belleza coreana, donde los labios difuminados suponen un estándar de belleza; o el efecto mordido, una técnica que busca un aspecto muy natural, como el que se consigue también tras darse un beso.
A diferencia de lo que sucede cuando se pretende lograr una boca muy definida, en el caso de los blurred lips el color se comienza a aplicar en el centro, en la zona del arco de Cupido, y desde ahí se difumina el producto, buscando una transición sutil y, por supuesto, imperfecta.
Para obtener el resultado deseado, es aconsejable trabajar el labial con los dedos, a toquecitos. Se puede hacer lo mismo con un pincel pequeño.
Ahora los tonos nude quedan relegados a un segundo plano, ya que otros como el frambuesa, el cereza o el ciruela son más prácticos para lograr la estética blurred lips.
Igualmente, el rosa candy y los marrones suaves entran en acción, al igual que otros más subidos como el mocha mousse. Este es el color del año para Pantone, que no solo ha inundado el sector de la belleza en maquillaje y peluquería, sino que también hizo lo propio en las pasarelas y en las firmas más accesibles.
Como truco para que el fruto de esta técnica sea de lo más dulce, resulta esencial tener los labios bien exfoliados e hidratados, para evitar zonas secas y que el producto parchee. Si deseas aumentar la duración del acabado, siempre puedes optar por sellar con polvos translúcidos, pero aquí se corre el riesgo de perder jugosidad.
La tendencia blurred lips es además idónea para emplear artículos tres en uno, es decir, rubores y tintes que se utilizan para colorear los labios, pómulos y párpados.
El trasfondo
Como de costumbre, cada vez que una beauty trend aflora, hay algo más que simplemente la cuestión estética de fondo. En este caso, se puede considerar que estos labios difuminados, o borrosos, nacen como una forma de protesta ante la perfección que conlleva otras propuestas como la del clean look. En ella, cada pelo queda fijado a la cabeza en un moño o coleta, que amenaza con provocar cefaleas persistentes durante décadas.
Por otra parte, en esa caza y captura de la naturalidad estética, se valora también una piel hidratada, looks más desenfadados y maquillajes menos intensos, por lo que es lógico que opciones como esta tengan su momento.
Sin embargo, precisamente este planteamiento, donde se apuesta por la discreción, también puede ser un reflejo de la pretensión de que las mujeres ocupen menos espacio visualmente. Una persona que lleve unos labios rojos encendidos siempre va a causar más impacto, y parecer incluso más agresiva o seductora, que alguien que apueste por la naturalidad, ¡que se lo digan a Gilda!
