Llega el fresquito y con él no solo se caen las hojas de los árboles, también se cae nuestro pelo. Y con este proceso surgen las alarmas habituales de: ¿se me está cayendo más pelo de lo habitual? ¿Debo reforzarlo?

Dentro de este acontecimiento, además de dejarnos asesorar por un dermatólogo, es importante entender que forma parte de un proceso natural y fisiológico, donde lo viejo deja paso a lo nuevo y donde es importante no alarmarse en exceso.

Aun así, desde la alimentación hay mucho que podemos hacer para ayudarnos en este proceso. La caída de cabello se produce en exceso cuando hay un déficit proteínas, de vitaminas y minerales, especialmente arginina, hierro, zinc y vitaminas del grupo B.

[Cristina Barrous, gurú en nutrición, tiene la clave para conseguir unos hábitos saludables]

Arginina

La L-arginina es un aminoácido (pequeño componente de las proteínas) que resulta esencial para estimular el bulbo capilar y así potenciar la formación de cabello. Como todos los aminoácidos, se encuentra en los alimentos ricos en proteínas, especialmente carnes blancas y rojas y pescados blancos y azules.

Cisteína

La L-cisteína es otro aminoácido muy importante en la formación de estructuras tridimensionales. O sea que impulsará a nuestro cabello a tener más firmeza. Al igual que la arginina, lo encontramos especialmente en carnes y pescados, también en la clara del huevo.

Zinc

El zinc es uno de esos minerales que se desconoce y se valora poco, y tiene funciones imprescindibles en nuestro organismo. Para nuestro pelo, el zinc ayuda a frenar la caída y fortalece la fibra capilar. Además, estimula su crecimiento y previene la caída.

Como favorece la creación de queratina y colágeno (por eso viene bien también para nuestra piel), previene el envejecimiento prematuro del cabello y ayuda a mantener nuestro color vivo.

Encontramos zinc en alimentos como las semillas de calabaza, los piñones, el huevo, las semillas de sésamo, el queso parmesano y los anacardos (entre muchos otros). El consumo medio de zinc recomendado para mujeres es entre 7 y 8 miligramos al día, lo que equivaldría a 30 g de anacardos y un huevo, aproximadamente.

Cobre

Es cierto que nos hablan mucho del problema de consumir metales pesados (como el aluminio o el mercurio) y eso ha hecho que a veces dejemos de lado otros minerales como el cobre que son esenciales en nuestras necesidades micronutricionales. Las principales fuentes de este mineral son las ostras, el marisco y los anacardos.

Vitamina A y E

La vitamina A y la E son los grandes antioxidantes de nuestro cuerpo. Los antioxidantes no impiden la oxidación, sino que son las responsables de ayudar a nuestro organismo, sobre todo al hígado, a eliminar aquellas células muertas y sustancias potencialmente peligrosas.

¿Por qué estas dos vitaminas son esenciales para prevenir la caída del cabello? Porque un cuerpo que detoxifica bien es capaz de absorber los nutrientes que requiere y eso conllevará que el pelo se nos caiga menos.

Pero, ¿es la nutrición el único factor que impacta en la muda del cabello? No. Además, debemos diferenciar esta caída de pelo puntual (2-3 semanas) a una ligada más alargada en el tiempo. Si va más allá de 2 o 3 meses, debemos hacer varios chequeos.

Por un lado, puede corresponder a un factor hormonal. En este caso estaríamos hablando de alopecia y debemos descartar el síndrome de ovario poliquístico como causa de este problema. Para resolver o mejorar este tipo de alopecia deberemos hacer un tratamiento integrativo que contemple hábitos, alimentación y hormonas.

El estrés juega un factor fundamental en la caída de cabello, ya que provoca una desnutrición en nuestro organismo, lo que desencadena este proceso (entre otras cosas) es un mal funcionamiento de nuestro aparato digestivo y, por lo tanto, una mala absorción de nutrientes. Y eso hará que mi pelo no tenga los nutrientes necesarios para renovarse o seguir creciendo. Conclusión: caída.

Por último, hay factores hormonales (no solo sexuales) que impactan en esta caída y por eso siempre recomiendo hacer un buen chequeo de la tiroides, además de cuidar nuestros hábitos y nuestra alimentación para prevenir este proceso.