Alegría, ilusión, gratitud y "ese pellizco en el estómago que aparece por la responsabilidad de querer hacerlo bien". Así describe María Teresa Barea sus primeras emociones cuando, el pasado 15 de noviembre, le dieron la noticia de que había sido elegida decana del Colegio Notarial de Andalucía. A sus 38 años, se ha convertido en la primera mujer en ocupar ese cargo y, además, en la más joven de la historia del notariado español en hacerlo.

Pese a su juventud y a ser la que abrirá el camino a las próximas, aclara que no siente unas expectativas más altas que con respecto a sus compañeros y, en caso de que sí las haya, le servirán como "acicate" para intentar hacerlo "todavía mejor". Teresa no rehúye ningún reto. Su fuerte sentido del deber hace que, si sus compañeros piensan que es la persona adecuada para el puesto, lo haga y cumpla con la vocación de servicio público que la llevó a ser notaria. 

Y sí que parece la mejor para ello. Su carrera académica y profesional podrían calificarse de perfectas. Estudió Derecho en la Universidad de Granada, su ciudad natal, e hizo pleno en uno: sacó 49 matrículas de 49 asignaturas. Nada más terminar la carrera comenzó su preparación a la oposición de notarios, una de las más duras de España, y la aprobó en menos de tres años, un tiempo récord, puesto que de media se tarda entre 5 y 10. 

En tercero de carrera descubrió su pasión por esta profesión cuando eligió la asignatura de Derecho Notarial, que le impartió su profesor y, más tarde preparador, Juan Antonio López Frías. En realidad, ni siquiera Derecho era su vocación, lo único que sabía era que quería dedicarse al servicio público, un papel que en el caso de las notarías ha sido calificado como esencial durante la pandemia y que Teresa reivindica.

Los notarios han estado en primera línea prestando asistencia durante los momentos más duros del confinamiento cuando hubo "muchas necesidades que atender" y "el teléfono se caía" por la cantidad de consultas. "Cuando estaba todo cerrado, aquí estábamos los notarios, auxiliando a la gente. La ciudadanía se ha dado cuenta más que nunca de nuestro carácter de servicio público".

Teresa Barea en la toma de posesión de notarios en 2009.

Teresa recuerda esos momentos de incertidumbre y miedo, en los que cambiaron las peticiones de la población, pero no disminuyó el trabajo. "Llegó el cierre y de pronto aparecieron los préstamos ICO. Ahí estaba el notario para cualquier pequeño empresario o autónomo que se veía cerrando la persiana y que pedía un crédito al banco. Cuantísimas personas mayores encerradas en sus casas nos solicitaban otorgar poderes para autorizar a sus hijos y que pudieran hacer sus gestiones. Gente asustada que llamaba preocupada para decir: 'Tengo esta enfermedad de base, no tengo testamento y me da miedo si me pasa algo...'. Hemos estado haciendo testamentos, quizá más que nunca".

Aunque bromea diciendo que es "la oveja negra de la familia", por ser la única que no se ha dedicado a las ciencias -sus padres son docentes y su hermana mayor, química-, esta vocación por el servicio público es algo que lleva en los genes. Además, subraya que desde pequeña le inculcaron la importancia "de la responsabilidad, el esfuerzo personal y el sentido del deber", unos valores que la han llevado hasta donde está.

Amante de la literatura y la historia, esta granadina, siempre buena estudiante, se planteó cursar Filología Hispánica o Historia del Arte. "Vi que las otras titulaciones a lo mejor me llevaban más por el mundo de la docencia, que no me atraía tanto. Como Derecho tiene esa rama tan amplia de salidas dije: ‘Bueno, creo que me va a gustar y seguro que alguna de ellas me encajará’".

Y así fue. La profesión de notaria le encajaba como anillo al dedo. "Me atrajo mucho la materia y quise conocer más acerca de esa profesión. A través de Juan Antonio López Frías, logré ese conocimiento y en cuarto supe que cuando terminara me pondría a estudiar las oposiciones".

Oposición en 3 años

Tomar la decisión de preparar una oposición es "una aventura porque sabes cuándo empiezas pero no cuándo terminas", es casi un paréntesis en la vida. "Tu plan de vida durante la preparación no es uno cualquiera que puedas combinar con vida social o trabajar. Una oposición de notaría es encerrarte como un monje en tu casa, a solas, con una media de estudio de 10-11 horas diarias, y descansos muy controlados". 

Casi cualquiera que haya opositado dirá que es un periodo muy duro y, en general, no muy agradable. Pero Teresa Barea no es cualquier persona. Ella describe los años de preparación como "gratificantes", aunque sin olvidar el esfuerzo que le supuso. "Yo lo viví como algo estimulante, como un periodo feliz, estudiaba con alegría. Estaba muy enfocada en el objetivo que me había marcado: ser notaria. Era tal la ilusión que eso me despertaba, que creo que me insuflaba ánimos y energía para estudiar".

"Veo la oposición como una experiencia personal muy importante que te lleva a tus límites físicos, intelectuales, anímicos. Llegar hasta ellos hace que conozcas mucho sobre ti mismo". Con esa filosofía, y como preparadora que es desde que tomó posesión del cargo en 2009, da un consejo a todos los opositores: "Jamás penséis que estáis perdiendo el tiempo".

Teresa Barea con su familia en su graduación en la Universidad de Granada.

"Hay opositores que tienen esa sensación de que se están perdiendo cosas. Yo siempre digo: ‘Mira, aunque no lo saques, la formación, lo que estás aprendiendo de ti mismo y ese hábito de estudio, nunca será un esfuerzo perdido. Perseguimos un objetivo y lo suyo es llegar a él, pero incluso aunque no lo consigas, el tiempo nunca es perdido".

Levantarse, desayunar, subir a la azotea del piso de sus padres, estudiar, parar para comer, seguir estudiando... Esa era su rutina durante los años de preparación del examen de su vida. Lo más curioso es que estudiaba desde las alturas y mientras daba caminatas. 

"Siempre me ha gustado mucho caminar y desde chica he estudiado caminando, no me preguntes cómo. Pienso que me concentro mejor en movimiento. Durante la oposición subía la azotea comunitaria y me ponía caminar y estudiar dando vueltas por el tejado, saludando a los vecinos. No te puedo decir los kilómetros que podía hacer todos los días, cuando llegaba la tarde solo quería ir al sofá", recuerda entre risas.

Experiencia en la Junta

Su primer destino una vez aprobada fue Campillo de Arenas, un pueblecito de Jaén, donde estuvo algo más de cuatro años. Aunque parezca de locos, ese tiempo lo empleó para prepararse otra oposición, esta vez una interna. "Sigue un esquema muy parecido a la oposición libre, pero de mayor dificultad", explica. "El premio, si las apruebas con una determinada calificación, es que te dan antigüedad que puedes utilizar en un concurso para acceder a la plaza que deseas y que exige más tiempo de antigüedad".

En menos de dos años la preparó y, de nuevo, aprobó. Y no solo eso, sacó la máxima calificación. Le dieron 20 años de antigüedad que, junto con los casi cinco que había acumulado ejerciendo en Campillo de Arenas, utilizó para volver a su casa, Granada.

Aunque es la decana más joven de la historia del notariado español, Teresa tiene ya 11 años de experiencia como notaria y ocho formando parte de la Junta Directiva del Colegio Notarial de Andalucía. "Al poco tiempo de empezar a trabajar en Campillo contactó conmigo Salvador Torres Ruiz, que se presentaba a decano, para proponerme colaborar con la Junta en calidad de vicesecretaria de Deontología y Disciplina".

Teresa Barea en el Colegio Notarial de Andalucía.

En las siguientes elecciones, cuatro años después, José Luis Lledó, el decano saliente, la tuvo en cuenta para la lista de candidatos, solo que esta vez le ofreció ser vicedecana. Teresa recalca el intenso aprendizaje "del funcionamiento interno del Colegio en todos sus ámbitos y el acercamiento a la vida institucional" que ha logrado estos años. Todo ello le permitirá cumplir con la "primera misión" del Colegio: profundizar en la cercanía de los colegiados. "Al final nuestra razón de ser es estar al lado de los colegiados y auxiliarles para que puedan desarrollar bien sus funciones", sostiene.

Un equipo 

Al escucharla, parece más contenta por haber recibido la confianza por parte de sus compañeros, a quienes nombra contantemente, que por el cargo en sí. "Fue una participación bastante alta de los compañeros y el respaldo fue amplio a la lista que nos presentábamos".

Siempre con humildad alejada del personalismo, explica que no tiene "ninguna aspiración concreta", más que cumplir con su deber. "Yo te digo con el corazón en la mano que no tengo ningún ánimo de protagonismo ni de estar por estar en los sitios. A mí me llama el servicio, que los compañeros en un momento dado piensen que puedo ayudar. Si puedo, voy a estar, no soy de rehuir responsabilidades". 

Teresa en la entrega del Premio Nacional de Fin de Carrera en 2006.

Destaca la necesidad de trabajar en equipo, en su caso tanto en el ámbito personal como el profesional, a la hora de afrontar este reto. "Tengo dos mellizos de 19 meses, Teresa y Juan, y son muy buenos pero lógicamente dan el trabajo de dos niños pequeños. Tengo la inmensa fortuna de que mi marido y yo tenemos perfecta comunicación, sintonía y coordinación, cada uno asumiendo sus tareas. Es lo que me permite poder dedicar ese tiempo adicional que me 'roba' el cargo".

También alaba a su equipo, que se ha formado de manera "paritaria y natural". "Al final esto es un trabajo de equipo. La Junta Directiva no es solo el decano, está el vicedecano, los secretarios, tesoreros, vocales... Ha salido la lista paritaria, algo que no fue intencionado. Hay hombres y mujeres, gente joven, personas más experimentadas... Creo que es una mezcla muy buena y me da mucha tranquilidad porque es un equipo magnífico".

Cada vez más mujeres

De esa misma manera es cómo cree que va a evolucionar el sector notarial español hacia la igualdad, "de forma natural de la mano de la sociedad". Desde hace años las mujeres son mayoría en muchas facultades de Derecho, y eso se empieza a notar en el acceso a la notaría. "En el caso Andalucía ahora mismo un tercio de los notarios son mujeres. Pero en las últimas promociones, la proporción es equilibrada". Es más, en la última oposición el 60% de las aprobadas fueron mujeres.

A los altos cargos todavía no ha llegado esta igualdad. En España, de los 17 Colegios Notariales (uno por cada comunidad autónoma) solo hay cuatro decanas. No obstante, Teresa se muestra optimista y piensa que con el paso del tiempo, también se conseguirá. "Siempre tarda un poco más porque a estos cargos se suelen asumir con algo más de experiencia. En el caso Andalucía, hasta que he llegado yo no se había dado el caso de que hubiese una mujer, pero ya lo hemos conseguido, y así poquito a poco".

La decana también valora positivamente que, en el caso de la profesión notarial, "hay mujeres desde los años 40". "Aunque eran menos, las mujeres que han trabajado desde esas fechas siempre han tenido el mismo tratamiento, la misma dignidad, competencias y retribución que los hombres. En este sentido, yo personalmente nunca he percibido que se me recibiera peor, ni por ser mujer ni por ser joven".

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