Carmen Sánchez Cañizares (37 años) siempre tuvo claro que sus investigaciones la llevarían fuera de España, lo que no sabía es que luego le iba a costar tanto volver. Esta madrileña, ingeniera agrónoma, se ha convertido en la nueva mujer en presidir la activa Comunidad de Científicos Españoles en Reino Unido (CERU).

"Somo unos 700 socios, 300 en Reino Unido y el resto, en España y en otros países. Estamos distribuidos por toda la geografía británica", explica en conversación desde Oxford pues éste ha sido el primer verano que no ha podido pisar territorio español por la pandemia.

Ella reside desde 2013 en la famosa ciudad universitaria, donde investiga "con bacterias de suelo que funcionan como una especie de biofertilizantes". Estos bichitos "son unas bacterias especiales porque pueden utilizar el nitrógeno que está en la atmósfera y dárselo a la planta. Es un recurso natural en lugar de añadir abono químico".

Carmen explica, en un lenguaje más común, que lo que están estudiando es "conocer la interación entre planta y bacteria y ver si en el futuro se puede mejorar esa interrelación para implementarla en cereales, que es el cultivo mayoritario en todo el mundo", con lo que mejoraría el crecimiento de esta planta, el alimento de mucha gente y de forma gratuita y nada contaminante. Un pack perfecto para como está ahora el mundo.

El suyo, como la mayoría de laboratorios científicos en el extranjero, es un amalgama perfecto de gente que viene de distintos países y que, cuando cuelgan la bata, necesitan de cierto apoyo, laboral y emocional. Por esas razones, se unió al lobby de la CERU.

"Los polacos tenían estas sociedades y fueron una referencia para montar la nuestra. Ahora, después de los españoles, también la tienen los italianos, los portugueses y los holandeses. Y colaboramos bastante con ellos, sobre todo para hacer lobby en instituciones británicas sobre el brexit y tratar de mantener las colaboraciones Europa-Reino Unido que estamos un poco asustados con el tema de la financiación", aclara.

Ella es miembro desde 2014 de la Comunidad de Científicos Españoles en Reino Unido que ahora preside, haciendo actividades a nivel local, ya que están distribuidos por grupos geográficos. "Todos los que estamos metidos somos voluntarios pero mentes bastante inquietas que queremos hacer algo más. La sociedad te ofrece una plataforma para desarrollar facetas de tu carrera profesional que no sólo son las del investigador propio del laboratorio. Conoces a gente en la misma situación, interactúas y tratamos de promover el papel de la ciencia hecha por españoles en Reino Unido. Tanto españoles que viven en España como los españoles que estamos aquí".

Un escaparate perfecto y una forma de crear Marca España que debería estar protegida por el Gobierno y promovida por todos los ministerios para aupar a muchos de nuestros científicos que salen fuera a dejar su huella. "Por eso fundamos la CERU. Al final estamos rodeados de compañeros en la misma situación. De hecho, hay 18 sociedades de este tipo: en Alemania, Japón, China, México, Sudáfrica... Tenemos una red de asociaciones que se llama Raícex que también trata de aunar a la comunidad española investigando en el extranjero".

Carmen, en Oxford.

Pero ¿qué hace una comunidad de científicos españoles expatriados cuando sale del laboratorio? "Sobre todo actividades de divulgación científica: Science in the pub, o actividades con niños, talleres de formación para promover el curriculum de un investigador y hay una parte de mediadores científicos, que trata de promover cambios en el sistema de investigación en España".

Y es que la queja de la falta de empuje en nuestro país hacia los proyectos científicos es una constante entre estos luchadores. "Yo siempre digo que no tenemos mejores ideas que en Reino Unido, lo que tienen es más recursos, más apoyo económico que hace que puedas tener ideas más innovadoras, con más personal, más apoyo... Mi grupo somos 20 personas, algo inusual en España, que es lo que marca la diferencia".

Aunque ahora está bajando el número de investigadores españoles que vive en Reino Unido por el brexit, "desanima a mucha gente a venir", 300 es un número muy importante, en toda la geografía británica, para querer ir recuperando perfiles en los laboratorios españoles.

"A mí me encantaría volver a Madrid a no mucho tardar. Sigo pensando que, de todos los que estamos fuera, tenemos que volver algunos, si no lo que el país ha invertido en nosotros, en formación, universidad, tesis... que por lo menos lo revertamos y no que el beneficio se lo lleven otros".

El problema sigue siendo las salidas que se dan. "Mi sueño sería dar clase en una universidad española y tener un laboratorio. Estoy acumulando puntos en docencia, investigación, congresos, actividades de divulgación... para poder volver. Llenando la mochila para cuando pueda".