Redacción
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El mecánico Jorge ha explicado en su taller una desventaja clave de las baterías de litio que pocos conductores conocen. Según su experiencia, una celda dañada dentro del sistema puede dejar el coche totalmente inutilizado, incluso cuando el resto de la batería funciona correctamente. Su análisis desmonta la idea de que estas baterías sólo ofrecen ventajas, y alerta sobre los riesgos ocultos del mantenimiento en los nuevos vehículos eléctricos y de alta gama.

La desventaja real de las baterías de litio

Durante una revisión, Jorge mostró el interior de una batería de litio perteneciente a un Porsche Cayenne y explicó los problemas más frecuentes. Estas baterías, instaladas por su bajo peso y larga vida útil, pueden convertirse en una complicación grave en el vehículo cuando una de sus celdas falla. “El coche se bloquea por completo y no admite recarga, aunque la avería afecte solo a una parte”, comentó el técnico.

El especialista señaló que el sistema BMS (Battery Management System) debería proteger la batería y permitir una recarga segura tras una descarga, pero muchas marcas no habilitan esa función. Cuando el voltaje baja de un nivel crítico, la batería se corta y no vuelve a activarse.

Esto obliga a sustituirla, con precios que oscilan entre 1.400 y 1.800 euros, según el fabricante. Jorge asegura que “en el mundo de la posventa aún no existe una solución rápida ni económica para este tipo de fallos”.

Además, explicó que los talleres convencionales apenas pueden intervenir en estos casos. La reactivación del software solo puede realizarse con equipos oficiales, y muchas veces tampoco resulta efectiva.

Coste, tiempo y limitaciones en la reparación de las baterías de litio

Jorge detalla que el precio y los tiempos de suministro son dos grandes obstáculos para el mantenimiento de estas baterías. Mientras una batería de plomo puede reemplazarse en el día por menos de 100 euros, una de litio puede tardar meses en llegar y multiplicar el coste por veinte. Según explica, “el cliente paga por la modernidad, pero pierde autonomía frente a un problema eléctrico”.

En los talleres especializados, sólo algunos profesionales se atreven a desmontarlas para sustituir la celda dañada, un proceso complejo que requiere experiencia y conocimiento del sistema interno. “No todas se pueden abrir, pero en algunos casos la única solución real es cambiar la serie afectada”, explicó.

Este tipo de inconvenientes revelan la cara oculta de la electrificación del parque automovilístico. Jorge insiste en que los vehículos eléctricos son el futuro, pero que los consumidores deben conocer las limitaciones y costes reales que implican sus nuevas tecnologías.