El aviso de un mecánico si se enciende el testigo del AdBlue: "Necesitas esto para evitar averías graves en tu coche"

El AdBlue es un producto que comenzó a incorporarse en los vehículos diésel a partir de 2014, coincidiendo con la entrada en vigor de la normativa Euro 6. Esta legislación obligaba a los motores de gasóleo a reducir de forma drástica sus emisiones contaminantes y la llegada del AdBlue se presentó como una de las soluciones clave para lograrlo. Desde entonces, los conductores han tenido que familiarizarse con este nuevo elemento, que ha pasado a ser parte habitual del mantenimiento en los vehículos diésel más modernos.

Y es que, este producto está compuesto por una disolución química que permite reducir las emisiones de óxidos de nitrógeno (NOx), uno de los gases más contaminantes generados por los motores diésel. Estos óxidos representan un riesgo tanto para la salud como para el medio ambiente, por lo que su control es esencial. No obstante, esta ventaja ecológica ha venido acompañada de una mayor complejidad mecánica, ya que estos vehículos requieren un depósito adicional para almacenar el AdBlue, lo que ha supuesto un cambio importante en el diseño y mantenimiento de estos automóviles.

A esto se suma uno de los problemas más comunes que enfrentan hoy los conductores: el encendido del testigo del AdBlue y la cristalización del producto. Un fallo que afecta a vehículos de prácticamente todas las marcas y que puede obligar a realizar una limpieza completa del sistema si no se utiliza de forma periódica un producto específico que evite la formación de cristales. Precisamente sobre este tema ha hablado recientemente el mecánico y creador de contenido de Talleres Benezer, conocido en Instagram como @talleresbenezer.

Y es que, según el experto, se trata de la "luz más temida de este 2025". Y es que, cada vez son más los conductores que tienen esta luz del AdBlue encendida en sus coches y que tienen que pagar averías caras en el taller por este problema: "La causa más común son los cristales que se forman de AdBlue en el depósito, en los inyectores, en los conductos... Esto es lo que realmente crea esas averías que al final nos supone una factura bastante grande", advierte el mecánico mientras muestra los pegotes de AdBlue cristalizado.

Sin embargo, asegura que existe una forma de evitar la formación de estos "cristales de AdBlue": "Para evitarlo nosotros usamos este anticristalizante que es el más potente y efectivo del mercado. Solemos añadir de uno a dos botes por depósito para que haga un efecto de limpieza y conseguimos que, al echarle el anticristalizante se vayan deshaciendo poco a poco y haciendo líquido", explica. La clave en estos casos es siempre evitar llegar a esa avería y a esa luz encendida del AdBlue, ya que el objetivo con este tipo de producto es el de "prevenir y evitar que se formen esos cristales para evitar futuras averías y daños tanto en la bomba como en el circuito". En este caso, el mecánico utiliza el Anticristalizante y limpiador de AdBlue BNZ-21 disponible en la propia web del taller.

Otros problemas del AdBlue

Además de la cristalización, el AdBlue presenta otras particularidades que conviene tener en cuenta para evitar averías inesperadas. Una de ellas es su naturaleza corrosiva, que puede resultar dañina si entra en contacto con ciertas superficies del vehículo. En caso de fuga o derrame accidental, especialmente sobre la carrocería, es importante limpiar la zona de inmediato para evitar que la pintura se deteriore con el tiempo.

Otro aspecto a considerar es que el AdBlue tiene fecha de caducidad. Aunque muchos conductores lo desconocen, este líquido suele mantenerse en buen estado durante unos 12 meses. En la mayoría de los casos no supone un problema, ya que el fluido se consume progresivamente con el uso del vehículo. Sin embargo, en automóviles que pasan largos periodos sin moverse, puede llegar a perder eficacia, lo que podría comprometer el correcto funcionamiento del sistema anticontaminación.

También es importante tener en cuenta que el AdBlue es sensible a las temperaturas extremas. Si se expone a temperaturas muy bajas, puede llegar a congelarse, lo que afectaría al sistema de inyección y podría causar fallos temporales. Del mismo modo, si se expone al calor prolongado, su eficacia también puede disminuir antes de la fecha de caducidad, por lo que una correcta conservación es clave para asegurar su rendimiento y evitar posibles averías.