Es por todos conocido que, a día de hoy, el Bugatti Chiron es uno de los referentes mundiales en términos automovilísticos. Unas prestaciones estratosféricas, una producción limitada, un precio prohibitivo y una carga tecnológica inédita hacen que el aura de este superdeportivo alcance cotas increíbles. 

El sucesor del Veyron avanza a buen paso, ya que prácticamente la mitad de su producción, establecida en 500 unidades, está ya vendida, apenas un año después de su presentación. Además, a día de hoy es el coche de calle más rápido que se haya acreditado. 

Su 8.0 W16 con cuatro turbos es una evolución del que ya montaba el Veyron, aumentando su potencia hasta los 1.500 CV, 499 CV más que su antecesor presentado en el año 2002. Las prestaciones oficiales son apabullantes, con una aceleración de 0 a 100 km/h en 2.5 segundos, de 0 a 200 km/h en 6.5 segundos y una velocidad máxima limitada electrónicamente a 420 km/h. 

Sin embargo, Bugatti ha confirmado que, en el caso de no instalar un limitador electrónico de velocidad, el Chiron podría alcanzar una velocidad máxima de, atención, 458 km/h, cifra inédita en un coche de calle. Actualmente es imposible alcanzar esta velocidad por la sencilla razón de que alguno de los componentes del vehículo no lo soportarían, como los neumáticos, especialmente construidos por Michelin para el Chiron.