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"El descenso de la luz solar y la bajada de temperaturas pueden hacer que los gatos estén algo más tranquilos o busquen más el calor del hogar", afirma Sònia Saez, veterinaria y responsable de Comunicación en Purina España.

Con la llegada del otoño, también el estado emocional de los animales se ve afectado por el cambio drástico de temperatura, cambio de hora y de rutinas. Cansancio, debilidad, desgaste energético, todos los cuerpos vivientes sufren el cambio estacional.

"También es habitual que duerman más o que prefieran acurrucarse en lugares cerrados. No son cambios drásticos, pero sí perceptibles, sobre todo si el gato es muy sensible a su entorno", explica.

Aumento de alergia

En esta época del año, es normal que tanto las personas como los animales experimentemos un aumento de los síntomas alérgicos.

"Aunque el gato no sufra cambios directos, los factores ambientales propios de esta estación —como la menor ventilación y el uso más frecuente de la calefacción— favorecen la acumulación de polvo, ácaros y otros alérgenos en el hogar".

Como indica, al desplazarse por estos espacios, los gatos pueden recoger y transportar esas partículas en su pelaje, además de los propios alérgenos que produce su saliva. Todo ello incrementa la exposición y puede intensificar las reacciones en las personas más sensibles.

Los factores ambientales

Los gatos, como muchos animales, regulan su ritmo biológico a través de la cantidad de horas de luz solar. Cuando los días se acortan, tienden a estar menos activos. También influye la temperatura: con el frío se mueven menos y buscan calor.

"Y, por supuesto, los cambios en las rutinas de los dueños, como pasar más tiempo fuera o dentro de casa, también les afectan. Son mucho más perceptivos de lo que creemos".

La veterinaria afirma que existen signos claros de estrés o depresión felina en esta época del año, aunque hay que observarlos con calma. Indica que un gato que duerme más no necesariamente está deprimido.

Pero si deja de comer, se esconde más de lo habitual o se muestra apático, pueden ser señales de malestar. También pueden aparecer comportamientos como acicalarse en exceso, pérdida de pelo o marcar con orina.

"En estos casos, siempre es recomendable consultar con el veterinario para descartar patologías". Además, es importante considerar que el acortamiento de los días puede influir en el ciclo de sueño y actividad de los pequeños felinos.

"Los gatos ajustan su ritmo a la luz natural". Con menos horas de sol, tienden a dormir más durante el día y a tener picos de actividad más cortos. Es algo parecido a lo que ocurre en invierno con las personas: el cuerpo se adapta a una especie de "modo ahorro de energía".

Ofrecer confort

Para mantener el bienestar emocional de estos animales en otoño, la veterinaria siempre aconseja ofrecerles estimulación y confort. "Jugar con ellos a diario, colocar rascadores cerca de ventanas donde entre luz, mantener rutinas estables y proporcionarles lugares cálidos y seguros para descansar".

También cuenta que es buena idea dedicarles más tiempo de calidad, respetar los espacios y no descuidar las visitas rutinarias al veterinario para revisar su estado de salud y asegurar su bienestar.

Cuidar tu animal es fundamental no solamente por su bienestar, sino porque tiene una energía muy particular y transmiten calma o inquietud según su estado.

"Si un gato se muestra más apagado o esquivo, el humano lo percibe y puede preocuparse. En cambio, cuando el gato está relajado y busca mimos, genera una sensación de bienestar compartido".