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"La preparación del hogar es tan fundamental como el acto de acoger al animal", afirma Emilio, educador felino, en un vídeo de TikTok. "La adopción no es un proceso superficial; no basta con abrirle la puerta y darle lo más básico".

Adoptar a un gato implica una gran responsabilidad. Conocer las necesidades del animal y sus vulnerabilidades para poder ofrecerle la mejor situación vital posible. No es solamente una cama o un cuenco con comida lo que le va a procurar bienestar.

El experto subraya la importancia de una transformación ambiental que comience desde el propio hogar: "Tu casa también necesita prepararse".

Un ambiente enriquecido

Este llamado no se limita únicamente a cuestiones humanas o estéticas, sino que se extiende al bienestar de todos los seres que habitan el espacio.

En particular, insiste en que el gato, como miembro sensible del entorno doméstico, necesita un ambiente enriquecido y seguro que atienda sus necesidades naturales y emocionales.

De acuerdo con el especialista, cada felino debe contar con un "refugio tranquilo donde sentirse seguro". Ese rincón debe permitirle descansar sin interrupciones, reducir el estrés y reafirmar su sentido de pertenencia al territorio.

Sin embargo, la seguridad básica no es suficiente. "Es indispensable integrar al hogar una serie de elementos estructurales que favorezcan su calidad de vida y expresen su comportamiento instintivo", afirma Emilio.

Tres pilares fundamentales

Entre estos recursos destacan tres pilares fundamentales: las alturas, que permiten al gato observar y explorar desde lugares elevados; los rascadores grandes, esenciales para mantener su bienestar físico y canalizar su energía; y las vistas al exterior, que estimulan su curiosidad y le conectan con el mundo exterior.

Sobre este último punto, el experto advierte de manera categórica: deben instalarse "con red, por favor", garantizando la seguridad del animal sin privarlo del disfrute visual.

Más allá del entorno físico, lo verdaderamente esencial en la adopción es la dinámica familiar. El educador hace un llamado urgente a que "la familia aprenda a entender sus necesidades", reconociendo al gato como un ser sensible y con emociones propias.

Solo a partir de ese entendimiento puede construirse un vínculo genuino, intrínsecamente "basado en el amor y el respeto", donde la convivencia se transforme en bienestar mutuo.