Publicada

En medio de un periodo personal difícil, Kyle McCreight encontró una luz de esperanza y una nueva razón para luchar en un pequeño labrador negro de tres patas llamado Trey.

Lo que comenzó como un acto de adopción en un momento de vulnerabilidad, se transformó en una profunda conexión. No solo ayudó a Kyle a superar sus propios desafíos, sino que también lo impulsó a desafiar todas las expectativas médicas y perseguir sueños que creía olvidados.

Kyle estaba atravesando un divorcio y había estado considerando adoptar un cachorro. Fue entonces cuando vio a Trey. En ese momento, sintió una conexión instantánea y una necesidad mutua: "Este perro me necesita tanto como yo a él".

Desafíos significativos

Sin embargo, la adopción de Trey venía con desafíos significativos. El perrito acababa de someterse a la amputación de una pierna solo tres semanas antes.

Los veterinarios le advirtieron a Kyle que "este perro sería mucho trabajo". El pronóstico del cirujano era desalentador: "No puedo garantizar que vuelva a caminar, podría pasar un año antes de que camine solo, simplemente no tenemos ni idea".

El perro no andaba solo y estaba tan afectado que no podía hacer nada, ni siquiera salir de su jaula. Los primeros días de Trey en su nuevo hogar fueron un testamento de paciencia y amor.

Construir confianza

Al principio, el perro no se sentía seguro. Aunque dormía en la cama de Kyle, no confiaba en su nuevo dueño y mantenía distancias. Sin embargo, su condición le obligaba a confiar. Con una toalla, el joven le levantaba las patas posteriores y lo ayudaba a andar.

Las limitaciones físicas eran evidentes en el entorno doméstico: "Tengo suelos de baldosas y él no podía ponerse de pie sobre ellas, se deslizaba mucho".

Sin embargo, el joven, con ingenio, consiguió esterillas de yoga para él y y una pequeña ayuda obró el milagro. En ese periodo, Trey tenía que contar con su nuevo dueño para todo. "Se me echaba en los brazos y yo lo llevaba así a donde lo necesitaba y lo bajaba".

Un perro feliz. Istock

El punto de inflexión en la recuperación del animal llegó en un momento inesperado. "Un día, lo vi voluntariamente, por su cuenta, ponerse de pie e intentar caminar hacia mí", recuerda Kyle emocionado. "Estaba tan orgulloso de él".

Desde entonces, la recuperación de Trey ha sido extraordinaria. Ahora persigue gekkos y ardillas, camina y corre casi sin problemas. Kyle incluso le ha enseñado a hacer el pino.

Con una convicción profunda, su dueño afirma que realmente no hay nada que no pueda hacer. Hoy en día, Trey es un ejemplo de resiliencia y alegría.

Una fuente de inspiración

La inspiradora recuperación de este perrito no solo le devolvió su movilidad, sino que también sirvió como un poderoso catalizador para Kyle. Este último había estado entrenando durante los últimos dos años para competir en American Ninja Warrior, pero había perdido un poco el interés después de su divorcio.

Sin embargo, al observar la increíble fortaleza de su mascota para superar sus cirugías y recuperarse, Kyle tuvo una revelación. Se dijo a sí mismo: "No voy a dejar que mi divorcio me impida hacer lo que quiero".

Aplicó nuevamente para American Ninja Warrior por tercer año consecutivo, y esta vez, recibió la llamada para competir. Trey se ha convertido en la mayor fuente de inspiración y apoyo emocional para el joven.

"Definitivamente, es mi inspiración", asegura Kyle. Tener a su peludo cerca durante las competiciones le calma y le da ese pequeño impulso de inspiración y motivación. La relación entre ellos es inquebrantable. "Es mi mejor amigo, es como mi hijo".

Cree que el sentimiento es mutuo, y cada noche, cuando Trey se acurruca en su almohada, Kyle lo interpreta como una señal de confianza y afecto.