Dejando a un lado que todo el mundo sabe que la mejor madre de la historia es Sarah Connor, vamos a hacer una cosa: piensa en la tuya: la luz de tu vida que te cambió los pañales de bebé, te dio besitos en las pupas y aguantó con buena cara a esa pareja tuya tan tóxica.

Y luego recuerda cómo te comportaste cuando llegaste a la edad del pavo en la adolescencia

Bien, si esa mujer no se merece que hoy por hoy la trates como una reina, es que no sabemos nada de la vida.

Y más en este Día de la Madre de 2022 en el que hay que recuperar el tiempo perdido. Porque acuérdate también de lo mal que lo pasaste en el de 2020, cuando sólo pudiste hacerle una triste videollamada por culpa de la pandemia, y cómo se te rompió el corazón por no poder ir a abrazarla.

Así que, venga, prepárale este año algo especial y llévatela de pueblos como cuando éramos niños y nuestros padres nos metían un domingo en el coche para visitar alguna localidad de la provincia y luego regresábamos a casa con el Carrusel Deportivo a toda pastilla en la radio.

Alozaina

Esta localidad ha crecido en un paraje de ensueño que seguro que a tu madre le encandila. Porque Alozaina, que marca el tránsito entre la Hoya de Málaga y la Serranía de Ronda, se encuentra junto al Valle del Guadalhorce. Además, Tolox, Yunquera y Casarabonela rodean a este coqueto pueblo que, para visitarlo en paz, exige de tiempo suficiente para pasear por sus calles y esquinas de manera relajada.

Alozaina cuenta con un variado patrimonio histórico.

La localidad ofrece numerosos recuerdos de su pasado en forma de patrimonio histórico como su castillo, la ermita de Hoyos de los Peñones, la fuente de El Albar, la iglesia de Santa Ana y la torre de María Sagredo.

Como escribimos, Alozaina creció en la Sierra de las Nieves, por lo que ya queda claro lo maravillosos que son los paisajes que la rodean y de los cuales el visitante y su mamá pueden sacar provecho recorriendo sus numerosas rutas, sendas y caminos.

Sedella

Sedella se ha de recorrer a pie porque esconde callejones y rincones típicos ideales para perdernos. En la plaza de la Constitución de la localidad, el lugar más céntrico del pueblo, se encuentran sus dos monumentos principales: la Casa Torreón, que destaca por su curiosa estructura, y la iglesia de San Andrés, construida en el siglo XVI.

Sedella está esperando a que llevemos a nuestras madres de visita.

Al final de la calle Villa del Castillo nos encontramos con el lavadero público de Sedella, que es conocida por su sencilla estructura con arcos, además de su colorida decoración floral.

Riogordo

Entraremos a esta localidad pasando por el bonito Puente del Olivar, en el que detenerse en sus alrededores para contemplar el paisaje es una gran idea. Andorrear por Riogordo relajadamente también es uno de los mejores consejos que recibir. Y admirar la iglesia de Nuestra Señora de Gracia, del siglo XV, es otro.

En Riogordo se puede ser testigo de cómo era antaño el proceso olivarero. Museo Etnográfico de Riogordo

Muy cerca de la parroquia, una visita que pondrá en contexto el pasado de la región: el Museo Etnográfico. Su bonita y antigua fachada oculta una vieja almazara de aceite, incluyendo otros espacios como un lagar de pisar, un molino harinero y numerosos objetos originales que recuerdan con detalle las tradiciones rurales panzonas.

Además, el museo cuenta con una exposición permanente dedicada a la representación de El Paso, la fiesta más famosa del pueblo, reconocida como de interés turístico nacional y que seguro a tu madre le pirra.

Atajate

Atajate es el pueblo más pequeño de la provincia y destaca por su museo abierto dedicado al mosto. Gracias a él encontramos motivos típicos de esta industria a lo largo de sus calles, ya que, dentro de la cultura del vino, Atajate tiene su propio protagonismo entre los excelentes caldos de la Serranía de Ronda. Así, a lo largo del recorrido se contemplan prensas de vino junto a elementos tradicionales y explicativos.

Atajate mantiene su tradicional estructura de pueblo blanco.

Además de una gastronomía rica y variada, Atajate cuenta con su famosa iglesia de San Roque, también conocida de San José y construida en el siglo XVIII.

Dispone de un mirador desde el que contemplar la preciosa geografía que la rodea, con esplendidas vistas del Valle del Genal. Y es en este espacio en el que encontramos su vía ferrata, de gran fama: de 87 metros de longitud es una vía muy accesible, fácil, variada y divertida ya que incluye un puente de mono y otro tibetano en su recorrido. Si tu madre es de altos vuelos, aprovecha la oportunidad.

Almáchar

En este pueblo se levanta el Museo de la Pasa, que es uno de los espacios gastronómicos más curiosos de la provincia de Málaga. Erigido en una casa que revive la arquitectura axarqueña de principios de siglo, el espacio recrea la tradicional forma de vida los labriegos que se han dedicado históricamente a la producción de pasas, mostrando herramientas y enseres: cuerdas de esparto, tijeras de podar, estacas de paseros, cribas o carburas para la siembra nocturna.

En Almachar se toman muy en serio las tradiciones.

De igual modo, en Almáchar nos maravillamos con el imponente campanario de estilo mudéjar de su iglesia de San Mateo, del siglo XVI, obra en la que se pueden apreciar las características estéticas del gótico tardío y del renacimiento. Un par de miradores y callejear por su bello dédalo urbano serán otras de las grandes recompensas por haber decidido realizar esta visita con nuestra madre. Y ya, si la invitamos a almorzar, quedamos como señores.

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