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Con el inicio de septiembre no solo regresan los horarios escolares, también aparece la ocasión perfecta para afianzar rutinas saludables en la infancia.

La doctora Aurora Mesas, especialista del Servicio de Endocrinología Pediátrica en el Hospital Quirónsalud Marbella, recuerda que “una alimentación equilibrada es fundamental para un buen funcionamiento cerebral y, por tanto, para un adecuado rendimiento escolar”.

Uno de los fallos más habituales en estas fechas es descuidar el desayuno, bien por falta de tiempo o por recurrir a productos de escaso valor nutritivo.

La especialista subraya que “el desayuno es una de las comidas más importantes del día: debería incluir cereales integrales, fruta, lácteos y un aporte de proteínas, como jamón, jamón cocido o pavo (con un 100% de carne), huevo, o alguna conserva de pescado de calidad. En cambio, hay que evitar bollería, zumos envasados, batidos o embutidos”.

No es la única comida que requiere especial atención. Mesas pone de relieve la relevancia de la media mañana para prevenir el cansancio y la irritabilidad, y de la cena por su papel en el crecimiento: este momento del día, explica, debe asegurar proteínas de calidad que activen la hormona del crecimiento.

A ello se suma la recomendación de incorporar aceite de oliva como fuente esencial de grasas saludables, “fundamental en la dieta de los niños para un correcto desarrollo y funcionamiento del organismo”.

Ultraprocesados, los grandes enemigos

Respecto a lo que los niños llevan al recreo, la endocrina aconseja opciones sencillas como fruta de temporada, yogur natural, bocadillos con pan integral, frutos secos o verduras. Advierte con contundencia que “los ultraprocesados, la bollería o los refrescos no deberían formar parte del día a día de un niño en edad escolar”.

Para aclarar qué se considera ultraprocesado, Mesas ofrece un criterio práctico: “Consideramos ultraprocesado cualquier alimento que contenga más de 5 ingredientes, así que invito a quien nos esté leyendo a abrir su frigorífico o su despensa, y leer la etiqueta del primer producto cogido al azar, posiblemente lo difícil va a ser encontrar algo en nuestra nevera que no sea ultraprocesado”.

La especialista enfatiza además que familia y escuela deben coordinar esfuerzos para impulsar estilos de vida saludables. Entre otros puntos, resalta la hidratación: “la mayoría de los niños no alcanzan ni la mitad de la cantidad de agua diaria que necesitan”.

Arrancar el curso

Mesas recomienda a las familias estructurar tres pilares fundamentales. El primero es un desayuno completo, adecuado y equilibrado.

En segundo lugar apuesta por la planificación de menús en casa. “Si invertimos en una alimentación sana, planificando las comidas, evitando la improvisación, haciendo una compra semanal responsable, sin comprar lo que sabemos que no debemos tomar (lo que no puedes comer, no lo compres), invertimos realmente en la salud de los nuestros”, defiende.

Y en tercer lugar hacer actividad física "porque es salud y ayuda a los niños a alcanzar su mejor versión".

En este sentido, la endocrina insiste en que el deporte no solo garantiza un desarrollo físico adecuado, sino que también aporta beneficios emocionales. “El deporte no solo estimula la hormona del crecimiento, también mejora la autoestima, ayuda a manejar la ansiedad y favorece la integración social”.

Mirada a largo plazo

Para la especialista, la alimentación en la infancia es una inversión que condiciona toda la vida. “Somos lo que comemos”, recalca, y considera que la vuelta al cole es el momento ideal para cimentar hábitos que permanecerán.

También recuerda que este trabajo debe comenzar cuanto antes: “En los mil primeros días de vida, desde la concepción hasta los dos años, se produce una ventana de oportunidad única para sentar las bases de la salud futura del niño. Por eso es fundamental que las familias sean conscientes del valor que tiene la alimentación desde el principio”.