Las claves
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Jesús lleva 30 años trabajando la madera. Tres décadas de oficio, de aprender con las manos, de medir dos veces antes de cortar y de cumplir con los clientes aunque eso signifique alargar la jornada. Es autónomo, carpintero de los de toda la vida, y hoy puede decir que trabajo no le falta.
Sin embargo, la sensación con la que cierra muchos meses es siempre la misma: se trabaja mucho, pero se gana cada vez menos.
“Hay bastante trabajo, eso es verdad”, explica, aunque asegura que el problema está en la subida de gastos. "Nos fríen a impuestos", asegura.
Jesús recuerda que la lista de pagos es larga: cuota de autónomos, IVA, IRPF, seguros, suministros, combustible, mantenimiento de maquinaria. "Tú facturas, pero una parte importante ya sabes que no es tuya. Es dinero que pasa por tu cuenta camino del Estado", señala.
A esa carga fiscal se suma la subida generalizada de los costes. La madera, los herrajes, la electricidad o el gasoil han aumentado de precio, y no siempre es fácil repercutirlo en el cliente. “Intentas ajustar para no perder encargos, pero al final lo ajustas tú, no la administración”, comenta.
Pese a todo, Jesús sigue defendiendo su oficio. Cree en el valor del trabajo bien hecho y en el trato directo con el cliente. Sus muebles a medida y reformas personalizadas siguen teniendo demanda, pero reconoce que el modelo actual desanima a muchos. “Los jóvenes ven cómo estamos los autónomos y no quieren meterse en esto", afirma.
La falta de apoyo real al pequeño autónomo es otra de sus quejas. “Aquí se habla mucho de emprender, pero luego, cuando lo haces, te encuentras solo y pagando cada vez más”. Para Jesús, no se trata de no pagar impuestos, sino de que sean proporcionales y permitan vivir con dignidad del propio esfuerzo.
