Patricia Sierra
Publicada

Las claves

La fruta es un imprescindible de la dieta mediterránea. En invierno o en verano, siempre está presente en alguna comida: de media mañana o de postre al final del almuerzo. Pero, ¿cómo llega a nuestra nevera?

María José es autónoma y lleva 35 años dedicándose al mundo de la fruta y la verdura. Su jornada no empieza cuando abre la frutería en la que trabaja en Bailén-Miraflores, en Málaga, sino mucho antes. "A la una de la mañana estamos en pie", asegura.

No es que den un servicio nocturno como algunas cadenas de comida rápida. María José se dirige a altas horas de la madrugada a Mercamálaga a recoger el género, no se lo traen a domicilio.

"Nos lo traemos nosotros mismos en el camión aquí", explica la mujer. Su día no acaba una vez que descarga la mercancía. Una vez da la hora de apertura al público, suministran la fruta y la verdura a los clientes.

María José permanece en el local hasta el cierre, a las 14:30. Ya, por fin, acaba su jornada. Es cierto que los meses de calor cierran por las tardes, pero en invierno de 18:00 a 21:00 permanecen abiertos. Aunque a ella no le corresponde atender en ese tramo.

Las cosas han cambiado. Antes eran los propios fruteros los que seleccionaban la fruta o la verdura que pedía el cliente. Ahora son los propios clientes los que escogen, "ahora es autoservicio", comenta.

Las ventas también han variado. Es verdad que "depende de la temporada" se consume más una cosa u otra. Los ganadores del verano son el melón y la sandía. En cambio, en la época más fría, son el plátano y la manzana.

Pero ya no solo es por culpa de las estaciones. Las fruterías de antes, las de barrio, han sufrido un descenso considerable de sus ingresos porque "los grandes supermercados, las grandes superficies nos están quitando las ventas", apunta la mujer.

Parece que se ha perdido la costumbre de ir al negocio de siempre, el que te pilla al lado, a comprar lo que puedes encontrar en un supermercado.