Málaga

No se entiende la literatura malagueña sin Isabel Bono. La vocación de la poeta despertó siendo apenas una niña: el padre le contaba cuentos al volver del trabajo y a ella se le encendió la bombilla. Desde entonces, la autora no ha parado de escribir relatos. La poesía llegaría a su vida poco después por casualidad. En ambos campos ha sido reconocida: recibió el I Premio de poesía León Felipe gracias a Los días felices, y el prestigioso Premio de novela Café Gijón por Una casa en Bleturge.

"En su poesía siempre convivieron bien trenzados el humor y el dolor, el disfrute de la vida con la conciencia del vacío, los empujones del deseo con una trastienda general bastante desengañada", destaca Juan Márqués en el prólogo de su último poemario, Me muero (2021), donde habla de la muerte de forma explícita; y donde se observa "esa mezcla de regocijo privado y pesimismo panorámico o social que, lo sepamos o no, nos mueve a muchos y, curiosamente, nos atornilla al mundo". 

Entre sus poemarios editados cabría destacar Los días felices, Poemas reunidos Geyper, Pan comido, Cahier y Lo seco. Además, es autora de dos novelas que han contado con el beneplácito de la crítica y el público: la citada Una casa en Bleturge (Siruela) y Diario del asco (Tusquets). La escritora con una veintena de poemarios, relatos y libros de ficción publicados contesta entusiasmada a EL ESPAÑOL de Málaga al cuestionario de verano.

¿Cuál es tu primer recuerdo de verano en Málaga?

Las ganas de que llegara el mes de julio para irnos a Pedregalejo. Mis padres alquilaban una casa que estaba al borde de la arena. Íbamos toda la familia: nosotros cuatro, mi abuela, mis tías, mis primas... Hacíamos las maletas como si nos fuéramos al fin del mundo. Como siempre se apuntaba alguien, algunas noches echábamos colchones al suelo para dormir. Eso para unas niñas era lo más. Me encantaba que mi madre me mandara al Rompeolas con un plato Duralex a comprar espetos. Además, a mi hermana y a mí nos dejaban beber ¡tinto con Casera! (como se ve en la foto). En aquella casa (que ya no existe) me subía a escondidas a la azotea para escribir.

¿Y tu primer concierto?

De mi primer concierto no me acuerdo, pero sí de un concierto de Battiato en la feria con mi prima Elisa (su primer concierto), y de que unas seguidoras confundieron a mi novio con el italiano. También me acuerdo de un concierto de Esclarecidos con mi amigo Jaime, también en la feria, gritándoles desde la primera fila datos de sus vidas que justo un rato antes habíamos aprendido en un programa de la tele, no sé si era Metrópolis. Todavía hoy, después de 40 años, me río al recordarlo.

¿Recuerdas algún amor de moraga? ¿Qué le dirías ahora?

Me da la impresión de que los amores de moraga son perecederos, y soy más del "paratodalavida".

¿A qué político, a qué famoso y a qué deportista invitarías a una moraga en el Peñón del Cuervo?

Política a Sofía Castañón para charlar sobre poesía (hace mucho que no la veo). Famoso, a algún músico que amenizara la noche, por ejemplo Erlend Øye. Y deportista a Mireia Belmonte, por si tuviéramos algún percance al bañarnos de noche en el mar.

¿Cómo es la moraga perfecta? ¿Sardinas, pinchitos o sólo de copas?.

Soy de espetos. Una moraga sólo de copas no es una moraga, es botellón.

¿Cuál es la peor resaca veraniega que recuerdas?

Fue hace poco, en el cumpleaños de Jirafa Rey. El agua de Valencia es muy traicionera y pasé el día siguiente enterito en la cama. Nunca más.

¿Qué plan no puede faltar en tus veranos?

Unas alpargatas y una pila de libros. El placer de ir viendo cómo la pila baja. Y no pensar. Querría no pensar, aburrirme... Pero no lo consigo nunca.

¿Cuál ha sido tu feria más recordada? ¿Y esa en la que tienes más lagunas?

Una en la que quedamos varios amigos para hacer fotos. Quedábamos en un punto y cada uno hacía fotos por su cuenta. Después las subía a mi web, votábamos la mejor y entregábamos diplomas. Muy divertido. Era cuando no había móviles y nadie se hacía selfis. Al principio daba corte hacer fotos, pero al final de la tarde te pedían que los retrataras.

¿Cuál fue tu primer trabajo de verano? Ya sabes, ese al que te metes para ganarte unas pelas y poder salir con tus amigos…

Los viernes le decía a mi madre que le limpiaba la cocina de arriba a abajo para sacarme un dinerito extra. También pasaba trabajos a máquina.

¿Cuál es tu heladería favorita malagueña?

Siento decir que los helados no me gustan. ¡Están demasiado fríos!

¿Porra, gazpacho o ajoblanco?

Porra. Soy de cuchara. Pero solo con huevo duro. Con jamón o atún no me gusta nad

¿Cuál es ese chiringuito que no falta en tus planes de verano?

No faltaba Litoral en Sacaba, pero desgraciadamente lo han cerrado.

¿Dónde te llevarías a tu mejor amigo a comerse un campero? ¿Y a tu peor enemigo?

A Bocatería Gustavo (al lado de la iglesia de San Lázaro). Pasé allí muchas tardes de verano. Bajábamos con las bicis mi amiga Odila, mi amigo Paco y yo. La especialidad era el Bocadillo vegetal (igual al campero pero en una viena). Le cortaban la parte de arriba para que quedara plana y estaba exquisito. Ya lo ponen en pan de campero, claro. Aunque debo decir que la mayoría de las veces me gastaba el dinero del bocadillo en la máquina de discos. ¡Tenían una máquina de discos! Fue el verano de Bonnie Tyler y su It's A Heartache. A mi peor enemigo lo llevaría a la puerta de Los paninis, porque ya no existe y se quedaría sin probarlos.

¿Cuál es tu playa favorita de la provincia?

Como no soy de playa, prefiero las playas sin arena. Me quedo con Chullera, justo en el límite entre Málaga y Cádiz. 

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