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Después de dos décadas endulzando los veranos de miles de malagueños, la heladería Sabores de Málaga, liderada por Javier y Dori, han anunciado su cierre definitivo. La noticia llega de la mano de una emotiva carta que la familia propietaria ha colocado en su último local, en la calle Hamlet, donde explican las razones de esta despedida tras 20 años de trayectoria.

En el comunicado, la empresa repasa un camino marcado por “aprendizaje continuo, subidas y bajadas”, con la satisfacción de haber llevado a las vitrinas helados artesanos que se convirtieron en parte de la rutina veraniega de muchos vecinos.

“Hemos vivido todo tipo de situaciones: crisis, pandemia, problemas internos y logísticos… Aún así, esperamos que en todos esos momentos hayamos estado a la altura de ustedes, nuestros clientes”, expresan en el emotivo escrito.

Los responsables de Sabores remarcan que el cierre no responde a una derrota, sino al fin de una etapa vital. “No como quien se rinde, sino como quien ha trabajado su ilusión con dignidad y se despide con ansias de descanso”, señalan en la carta. Con tres heladerías abiertas a lo largo de estos años, la familia explica que ha llegado el momento de bajar la persiana definitivamente y centrarse en una nueva etapa personal.

En esta última temporada solo mantenían abierta la heladería de Cortijo Alto tras echar el cierre de la de Churriana, que causó mucha tristeza entre los vecinos del barrio de toda la vida. Uno de los pasajes más emotivos de la carta está dedicado a la huella que deja su negocio en los barrios que han estado: “Tras ver a más de un niño que corría por nuestro local siendo padres, cerramos nuestras persianas definitivamente”. Con esa frase, los dueños resumen cómo un negocio de helados ha dejado huella en muchos malagueños desde la infancia.

El comunicado también incluye un agradecimiento especial a todos los que alguna vez disfrutaron de sus helados, al personal que trabajó en los locales y a los proveedores que les acompañaron el camino. Como broche final, Sabores ha pasado el mes de agosto con una oferta del 2x1 hasta que ya ha acabado sus existencias y se han despedido compartiendo lo que mejor saben hacer: helados.

Con este cierre, Málaga despide a uno de esos negocios familiares que forman parte de la memoria sentimental de la ciudad. Para Claudio, malagueño que llevaba años siendo cliente de Sabores, es una pena su cierre, pues "Málaga está perdiendo cada vez más negocios de toda la vida". Dos décadas de historia que ahora se convierten en recuerdo para quienes alguna vez hicieron cola en verano para saborear sus tarrinas y cucuruchos.