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Totalmente desesperados, pero cantando por Estopa hasta las tantas de madrugada. Así han sobrellevado las más de 14 horas atrapados los 13 alumnos del Colegio Gamarra de Málaga que viajaban en el AVE Madrid-Málaga: con humor y positividad, como los jóvenes de 17 años que son.

Virginia Castaño, madre de una de las chicas, se ha puesto en contacto con EL ESPAÑOL de Málaga para denunciar la situación. No han dormido casi nada, no han recibido información y han pasado la noche a oscuras y con mucho calor, ya que no contaban con aire acondicionado, pero como relata Castaño, "al menos están bien".

El grupo de jóvenes, todos de primero de Bachillerato, había pasado unos días de campamento en el norte de España y ya venían de camino a casa cuando se han topado con esta nueva incidencia ferroviaria. El tren debía salir a las 19.35 y salió finalmente a las 19.50 de Atocha.

A las 20.30, el tren se paró "en mitad del campo". "Tenían que llegar a las 22.26 de la noche. Y son las 13.00 horas del día siguiente y seguimos sin tenerlos", explica Castaño, mientras que los chavales están de vuelta, ahora sí, para Málaga y todo marcha de la manera correcta. "Mi hija nos ha dicho que ha empezado muy lento, pero ya va a ritmo normal", declara.

Así lo confirma también Alejandro Yuste, coordinador de la acción evangelizadora del colegio de Gamarra y parte del equipo directivo, que viaja con ellos. "Ha sido bastante desesperante, sobre todo, no saber nada, no tener información de ningún tipo", añade.

En el nuevo tren de vuelta a Málaga desde Atocha, explica Yuste, "cada uno se ha buscado la vida para sentarse". "Fui con los chavales al vagón que nos correspondía y estaba lleno, nos fuimos al final y había algunos sitios. Al final, los tengo repartidos en cuatro o cinco vagones", expresa Yuste, deseoso por volver ya a casa. Llegarán sobre las 15.00 si todo va bien.

Virginia reconoce que si no llega a ser por él, estaría "de los nervios", más de lo que está. "Ahora nos dirán que nos devolverán el dinero, pero yo lo que quiero es tener ya a mi hija en casa", sostiene, agradecida con la labor de Yuste, que les fue informando de madrugada, ya que muchos se quedaron sin batería. "Nos dijeron que sobre las dos les trajeron bocadillos", indica Virginia, también agradecida con la Guardia Civil y la labor que han hecho esta noche.

Son naturales de Granada y su marido ha pasado la noche en la estación esperando a que llegara su hija. "A las cinco de la mañana abrieron el mostrador y les informaron del fallo con las catenarias, había más familias en la misma situación que él", expresa Castaño.

De la misma forma, recuerda cómo una persona presente en la estación tuvo que llamar al teléfono de una anciana que iba a bordo del tren para pedir ayuda a otros viajeros con el fin de que estos abrieran su maleta y le suministraran la medicación que debía tomarse, ante tanto retraso. "No hay derecho, estamos vendidos y lo peor es la desinformación", lamenta.