Los ojos de Ana Arancibia son testigos del reencuentro de Málaga con su historia. Sus manos han tocado restos del siglo VII a. C.; sus pies han pisado el mismo terreno sobre el que transitaron los musulmanes en el siglo XII. Y todo ello la convierte en una privilegiada, capaz de analizar el presente de una ciudad en plena explosión con la siempre enriquecedora perspectiva del pasado.   

-¿Cuándo supo usted que quería ser arqueóloga?

-Lo supe cuando entré en primero de carrera y tuve un profesor de Arqueología magnífico. Luego fui a las excavaciones y me di cuenta de que, dentro de la Historia era la vertiente que más me gustaba.

-¿Qué encontraba de atractivo en esa rama?

-Lo que me atrajo cuando era estudiante es la visión 360 grados de lo que es la capacidad del ser humano para mover el mundo, para inventar, para reinventarse y volver a empezar. Muchas veces, en la concepción que tenemos actualmente, pensamos que somos los únicos que hemos estado aquí que hemos vivido, y perdemos la noción de que antes que nosotros ha habido mucha gente. Había momentos en los que me preguntaba, 'pero de verdad esto lo hacían los romanos'. En los últimos años, aunque con matices, lo que hemos hecho es diseñar sobre cosas que han hecho otros para que nosotros tengamos el nivel de vida, la sociedad y todo lo que tenemos alrededor.

-Un poco la impresión de que casi todo estaba inventado…

-Muchas de las grandes cosas de lo que hemos hecho ha sido evolucionar los primeros inventos. Sobre una serie de pilares y unas bases, que han permitido montar las sociedades y la evolución humana…

Arancibia, junto a la Catedral de Málaga. Amparo García

-¿Cuándo empezó la carrera?

-Finales de los 80, principios de los 90.

-El personaje de Indiana Jones ya era conocido…

-Sí, pero no me gustaba mucho.

-Al final, cuando se habla de arqueología, los no conocedores de la materia, casi se imaginan la figura del arqueólogo como un Indiana Jones.

-Tiene muy poco que ver con la figura del arqueólogo. Tiene más que ver con un saqueador o un busca tesoros, que es algo que no nos gusta mucho. Recuerdo el caso del Odyssey, que era un busca tesoros, un saqueador moderno. Tiene que ver más con esa imagen más allá de que Harrison Ford sea muy guapo. No creo que sea un buen ejemplo para un arqueólogo. Es mucho mejor ejemplo la película La excavación, porque es verdad que la arqueología da mucho para el tema de películas y libros.

"(Indiana Jones) Tiene más que ver con un saqueador o un busca tesoros; no creo que sea un buen ejemplo para un arqueólogo"

-De todos estos años de trabajo en la profesión, si tuviese que quedarse con alguna intervención, ¿cuál sería?

-Me sorprendió mucho el Museo Picasso y la calle Císter, el santuario de la calle Císter. Fue un descubrimiento excepcional, esos altares en forma de piel de toro y ese inicio de lo que es nuestra ciudad, fue fascinante. 

-¿De qué época estamos hablando?

-Hablamos de mediados del siglo VII a. C. esos primeros que eligieron la ciudad que ahora tenemos, que es fantástica, esa elección primera del lugar es nuestro origen y lo que nos permite estar aquí ahora. Fue una obra de un promotor privado, que en principio iba a hacer un hotel. La relación con el promotor fue muy buena. Se habló de que se iba a poner en valor. El espacio fue cedido a la Administración y está parado, pero es un recurso dentro de los programas de Málaga. 

-Entiendo que eso hoy no es visitable.

-No es visitable.

-Pero se podría adecuar para que fuese visitable

-Sí, se podría hacer.

-¿Cómo ve la evolución que ha tenido en estos años la relación de la sociedad con la arqueología? Parece que ahora existe una mayor comprensión e interés hacia el trabajo que realizan.

-Estoy de acuerdo con eso. En las obras del Metro he sido una de las personas que ha visto esa evolución. He sido muy crítica con ciertos titulares en plan 'Los arqueólogos paran obras'. Cuando generas un problema en torno a una figura, esa figura siempre es problemática. No sé por qué no se habla de otras materias que son fundamentales para la construcción, como saber qué terreno tiene. 

Sí he visto que en los últimos años, a raíz de que Málaga es una ciudad que demanda mucha cultura, ha cambiado un poco y la sociedad exige más ese respeto a la cultura. Veo un cambio en los titulares, la arqueología es parte del interés del lector. A la gente le gusta saber sobre lo que se encuentra. Pero al principio fue un poco difícil.

-Recuerdo a compañeros suyos que me confesaban la desazón que sentían porque la idea era que el arqueólogo era el sospechoso habitual.

-El arqueólogo se convirtió en un problema. Tiene que haber un cambio porque no es un problema, es una parte más de la intervención urbanística. Muchas veces lo que hace es enriquecerte, porque suma. El patrimonio nunca es un problema, si se sabe ver, suma en una ciudad. Igual que un arquitecto te ayuda sumando un edificio muy bonito, respetando un centro histórico o valorando un edificio antiguo. Un edificio antiguo en una ciudad no es una cosa a tirar, sino a respetar, porque hace que tu ciudad tenga valor patrimonial.

Un momento de la entrevista con Ana Arancibia. Amparo García

-Y esa relación con el patrimonio…

-Queda por avanzar. Hay un camino hecho, pero queda. Málaga ha sabido muy bien reinventarse hacia una ciudad cultural con los museos. De ser una ciudad de paso a ser una ciudad para pernoctar. Pero si lo sabemos hacer un poquito mejor, ofreciendo nuestro propio patrimonio, a lo mejor conseguimos más noches en Málaga.

Cuando una persona viene a ver el Picasso por la tarde no suele ir al Thyssen. Ya tiene demasiados cuadros en la cabeza. Le tienes que ofrecer una alternativa y que vaya a la Alcazaba. Al día siguiente, si le ofreces un paseo arqueológico por la ciudad, a lo mejor por la mañana lo hace y por la tarde va al Thyssen. Ahí es donde tenemos que fijarnos.

Soy una defensora de que se traigan museos, muchos de los cuales no son identitarios nuestros, pero que están muy bien, pero vamos perdiendo nuestras identidades, lo nuestro, Hay que tener señas de identidad para que a los turistas también les sea atractivo, porque si en todas partes ve lo mismo.

"Soy una defensora de que se traigan museos, muchos de los cuales no son identitarios nuestros, pero que están muy bien, pero vamos perdiendo nuestras identidades, lo nuestro"

-Hablando de museos. Málaga cuenta desde hace años con su gran museo en el Palacio de la Aduana. Alberga el Bellas Artes y el Arqueológico. ¿Es de las que piensa, como el alcalde, que Málaga debería tener un museo exclusivamente para la arqueología?

-Para ser correcta, dentro de lo que teníamos ha sido una buena solución pero estoy de acuerdo con el alcalde en que la arqueología en Málaga tiene la suficiente entidad como para tener un museo propio. de hecho, si preguntamos en La Aduana, la zona de Arqueología es de las más visitadas, aunque es menor el espacio que tiene. Eso demuestra un interés. Málaga tiene capacidad para tener un museo propio y explicar su historia.

-Hablaba del paseo que se puede hacer a través de los restos arqueológicos existentes. ¿Falta?

-Creo que falta. Hay que hacerlo bien. Es un paseo. Si vas viviendo ciertos hitos arqueológicos puedes ir conduciendo al turista por partes a las que a lo mejor no llega porque no hay nada que ver, cuando en realidad sí hay patrimonio. Y eso ayuda a que comercios en esas zonas se revaloricen. Hay un espacio por hacer. Por ejemplo, el hito del Museo Picasso fue la primera piedra; el Rectorado, también, pero todo eso hay que darlo a conocer al turista.

-Podemos incluir esos dos que dice, el Teatro Romano, pero luego hay otros episodios relevantes como el hipogeo fenicio que hay en el aparcamiento de La Alcazaba, los restos de la calle Aguas.

-Tal y como está el hipogeo de Mundo Nuevo… La verdad es que no dice mucho de lo que es la conservación del patrimonio, nos afea. En el caso de la calle Aguas están en fase de arreglo, pero todavía no lo hemos visto. Y hay elementos en pie. Siempre he sido muy crítico con las condiciones en las que está la muralla del aparcamiento de la Plaza de la Marina. Eso no es un ejemplo de cómo poner en valor el patrimonio. 

Ana Arancibia, entre las plantas. Amparo García

-En una ciudad como Málaga son muchas las ocasiones en las que el cruce entre nuevas infraestructuras y el pasado de la ciudad se encuentran. El ejemplo más claro es la obra del Metro. ¿Está satisfecha con cómo se ha respondido en los últimos años en esta actuación?

-Es una buena solución dentro de las posibilidades que había. Hay que distinguir las obras de interés general. Hay que recordar que debajo de la pista del aeropuerto está uno de los yacimientos más importantes del mundo fenicio en todo el Mediterráneo y en todo el mundo, La Rebanadilla. Creo que en el Metro se ha hallado un consenso.

[Así será el enclave Malaqa, la "cripta arqueológica del Metro de Málaga]

-¿Qué esperanzas tiene con la apuesta de la Junta de Andalucía por hacer visitantes los restos restacados en la parte final del Metro al Centro?

-Tengo muchas porque el esfuerzo por parte de la Agencia de Obra Pública y los que hemos trabajado allí ha sido mucho. Espero que sea algo bien pensado, bien trabajado y que sea un paso hacia el siglo XXI, que no sea una pequeña apuesta y sea algo olvidado. La gente que ha ido a verlo se ha impresionado con lo que hay.

-¿Le gusta Málaga tal y como está?

-Le falta. Tiene mucho de cultura, pero le falta identidad, le falta lo propio, lo nuestro. Uno de los monumentos más visitados y más demandados es nuestro, es el conjunto Alcazaba-Gibralfaro y es a eso a lo que tenemos que ir. Me da mucha pena cuando la artesanía malagueña se pierde o el folclore malagueño. El patrimonio es una cosa finita, es algo que no puedes volver a crear. Somos una ciudad muy envidia por nuestra historia. No todas tienen la continuidad histórica que tenemos nosotros y el valor patrimonial y arqueológico que tenemos.

"Málaga tiene mucho de cultura, pero le falta identidad, le falta lo propio, lo nuestro"

-¿Y cree que de eso son conscientes los malagueños?

-No. Creo que poco a poco. Ha faltado durante años ha faltado esa cultura de meter a los niños el valor de lo suyo. Hace falta que el malagueño dé una vuelta a lo suyo porque tiene bastante valor.

-Estamos en el Centro y hay un número de turistas importante. ¿Le gusta ver a tanta gente? Es sinónimo del éxito de la ciudad.

-Es resultado de un buen trabajo. Antes de la pandemia decíamos 'qué horror, esto no se puede aguantar'. Cuando llegó la pandemia decíamos 'qué ganas tengo de que vuelvan'. Vengo de otros sitios, uno de ellos muy turístico en una temporada concreta pero que se muere en otros momentos del año porque ya no tiene el turismo de sol y playa. Y Málaga ha sabido generar más cosas. Es importante para la ciudad que el turista venga, pero que el malagueño pueda también vivir tranquilo. Supongo que hay normas para que el centro no se convierta en insostenible.

-Hablamos del patrimonio de la ciudad. Y en los últimos años existe un debate encendido en torno a la incidencia que la torre proyectada en el puerto puede tener sobre la ciudad. ¿Cuál es su posición?

-En el tema de la torre del puerto soy muy historicista. La visión de la Alcazaba desde el mar me gusta bastante. Pero también es verdad que hay edificios que hechos con entidad han hecho que ciertas ciudades sean más importantes, caso de Bilbao o Barcelona. Lo que sí entiendo es que cuando se hacen esas propuestas no podemos ser imitación ni de Bilbao ni de Barcelona, tenemos que ser diferentes. Si vamos a ir a lo mismo con la famosa torre del puerto, mejor que no; si vamos a crear un edificio emblemático y diferente que nos sitúe como a Bilbao o Barcelona, sí. 

-Dígame los lugares a los que gusta ir…

-Me encanta la Alcazaba, es un elemento fortificado de primer orden. No es la Alhambra de Granada, pero es que es un palacio nazarí y esto es una fortificación. Soy una gran admiradora de Acinipo, es espectacular...  

-Menciona la Alcazaba. No parece que el trato que Málaga da a la Alcazaba sea el más adecuado.

-No lo es, Hay que darle más importancia. Y es un monumento que genera ingresos y al que le hace falta darle más atención y dotarlo de suficiente personal para que esté siempre haciendo actividades. La Alcazaba es un paseo muy bonito, pero no se describe como el monumento que tiene que ser.

-Hablaba de La Rebanadilla, como uno de los grandes yacimientos fenicios. Otro es el Cerro del Villar. En Málaga han estado paradas casi 20 años las excavaciones en este enclave hasta que se han retomado recientemente. ¿No cree que debe ser, en sí mismo, un proyecto de ciudad?

-Vengo precisamente de un congreso internacional donde uno de los puntos estrella ha sido Cerro del Villar. Después de muchos años de oír vamos a empezar, vamos a empezar, vamos a empezar, por fin hay una promesa cumplida. Y eso es bueno. Creo que tiene que tener sus tiempos. Creo que el Cerro del Villar es un concepto de ciudad y tiene que formar parte de ese posible perímetro al que poder ir. El Cerro del Villar es estrella en muchos sitios, lo que no puede ser es que habiendo empezado volvamos a parar.

-Estamos justo al lado de la Catedral. ¿Recibe con satisfacción que por fin se avance en la construcción de la nueva cubierta?

-Sí, el tema de la cubrición por las humedades era necesaria. Todo lo que sea dejar pasar el tiempo en patrimonio es patrimonio que pierdes. Y si no eres rápido incrementan los costes, que es lo que le interesa a una Administración. A lo mejor cuesta mucho, pero todo lo que se gasta ahora lo puedes repercutir con el paso del tiempo a ganancias.

"El Astoria tiene un recurso importante en el subsuelo que si se sabe valorizar haría que el edificio sumara; para eso hay que darle un par de vueltas y no quedamos con lo rápido, con cortar la cinta"

No es lo mismo entrar en una catedral que esté bien a otra que esté con goteras. Está muy bien tener recursos para el Picasso, que considero parte de mi ADN, pero al final el ciudadano con lo que se va es con lo diferente y lo diferente es lo nuestro. Museos Picasso hay en Barcelona y París; la Alcazaba, no; la Catedral de Málaga, no. La manquita, recalco.

-¿Recalca porque no concibe la Catedral de Málaga con su segunda torre?

-No, tiene una seña de identidad y cuenta una historia. Qué catedral tiene tanto para contar como la manquita.

-Pero los que saben más de esto, recuerdan que el proyecto original se concibió con la segunda torre.

-Cierto, pero muchas ciudades urbanísticamente tenían desarrollos diferentes en otras épocas. Es mi interpretación como historicista; hay una serie de señas de identidad que si pierdes ya no las tienes y eso es lo que te define como ciudad.

-Usted participó de manera directa en las excavaciones de la parcela de los antiguos cines Astoria y Victoria. Por el momento, el Ayuntamiento sigue sin avanzar en el uso final. ¿Qué cree usted que habría que hacer?

-Creo que tiene un recurso suficientemente importante en el subsuelo que si se sabe valorizar y situar haría que el edificio sumara, pero para eso hay que darle un par de vueltas y no quedamos con los simple, con lo rápido, con cortar la cinta. Me gusta mucho lo que se va a hacer en el Neoalbéniz, ese es el tipo de argumento que tienes que ir metiendo en la ciudad, pequeños retazos para tener una ruta de la visión histórica de la ciudad.

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