El futuro del antiguo edificio de Correos de Málaga sigue abierto. La disposición expresada hace varias semanas por el actual propietario, un fondo de origen israelí, a escuchar ofertas para el alquiler del inmueble ha despertado el interés de varios grupos empresariales no sólo en el arrendamiento, sino también en su compra.

Estos detalles han sido confirmados por el concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, quien informa a EL ESPAÑOL de Málaga de que en el último mes y medio ha recibido en la sede de la Gerencia de Urbanismo a al menos tres firmas en condiciones de afrontar una posible adquisición.

"¿Hay interés por comprar el edificio de Correos? Sí", confirma el edil malagueño, quien señala como punto de inflexión la situación de estancamiento que afecta desde hace meses a la iniciativa actual.

La sociedad Nitsba Spain, que tiene al magnate Haim Tsuff como administrador único, se hizo con el viejo Correos a principios del año 2020 tras presentar la oferta más elevada en la subasta impulsada por la Junta de Andalucía. Según los datos oficiales, ofreció 23,5 millones de euros por un bien tasado inicialmente en 16,8 millones.

Pero casi dos años y medio después de asumir la propiedad, con el propósito inicial de convertirlo en hotel de lujo, la operación está estancada y sin visos de quedar desbloqueada a corto plazo. De hecho, Correos viene siendo noticia en este intervalo de tiempo por la presencia de okupas y por las órdenes remitidas por el Ayuntamiento de la ciudad.

En este escenario, la opción de que el inmueble acabe cambiando de manos no parece descartable. Y para que ello sea posible se cumplen varias premisas: el interés de la propiedad actual por escuchar ofertas y la disponibilidad de varias empresas por ofertar.

"Lo que nos dicen es que quieren hablar con la propiedad, que saben lo que les costó el edificio y que quieren que les expliquen cómo hacer el cambio de uso para el hotel", expone el concejal, quien destaca que los interesados "no es la gente habitual que ya anda por aquí". "Es gente que tiene puesto el foco en Málaga, que está interesada en invertir", añade.

Conforme a los detalles ofrecidos, varios de estos nuevos actores en el sector inmobiliario de la capital de la Costa del Sol son españoles; otros, extranjeros. A la posibilidad de compra se une la del alquiler, manteniendo las actuales condiciones urbanísticas.

Uso limitado por el PGOU

Hay que recordar que una de las trabas que pesa desde hace años sobre el destino final de Correos es que está recogido en el Plan General de Ordenación Urbanística (PGOU) de la ciudad como equipamiento, lo que acota su posible uso a, por ejemplo, residencia de estudiantes o de mayores, centros universitarios u hospitales privados.

Cualquier otro uso, como el hotelero o el comercial, entre otros, obliga al promotor a tramitar una innovación del planeamiento. Un mecanismo que requiere, de acuerdo con la legislación, compensar a la ciudad por la pérdida de suelo de equipamiento. Y esto es justamente el trámite que, a priori, iba a acometer hace meses el dueño de Correos.

Para ello, según su representante en las negociaciones, se había alcanzado un acuerdo de compra de dos suelos en la zona Este y en el entorno de Carlos Haya para entregar a modo de pago por el uso hotelero de Correos. La realidad es otra. Porque tras amagar en varias ocasiones con presentar la documentación ante Urbanismo para poner en marcha el ajuste urbanístico necesario, sigue sin dar el paso.

La incertidumbre que se cierne sobre este proyecto, en el que el Consistorio ha tratado de dar facilidades a la propiedad, es mayor si cabe si se toma como punto de partida el momento en que el inmueble cerró sus puertas.

Son ya 12 años los que pasan desde que Correos abandonó este destacado edificio, localizado en la Avenida de Andalucía y a escasa distancia del Centro histórico. Fue a mediados de 2010 cuando el organismo estatal lo abandonó tras treinta años de explotación como espacio público.

Los problemas de conservación detectados obligaron a la Administración estatal a activar un proyecto de rehabilitación que llegó a ser licitado por unos 10 millones de euros. Pero nunca se ejecutó. Lejos de continuar con su mantenimiento, el Gobierno, en aquel entonces con José Luis Rodríguez Zapatero al frente, lo incluyó como parte del pago a la Junta de la conocida como deuda histórica.

Le puso un precio elevado: 30 millones. Fue construido en 1980, consta de tres plantas en el cuerpo inferior y nueve plantas en la torre. La edificabilidad completa se acerca a los 17.000 metros cuadrados

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