Málaga

César Vaquero. Este es el nombre del "orgulloso" conductor que ha estado a los mandos del primero de los trenes del Metro de Málaga en conquistar el Centro urbano. Suya ha sido la responsabilidad de transportar este lunes a la amplia comitiva de personalidades vip, con el presidente de la Junta de Andalucía, Juanma Moreno Bonilla, que ha vivido in situ la novedosa experiencia que siempre provoca el viaje ‘inaugural’.

Una hazaña cargada de simbolismo, que no de monumentalidad. Apenas 500 metros de distancia recorridos 5 kilómetros por hora. Números de baja intensidad que no deben ni pueden esconder el valor emocional que tiene para la ciudad la unión de las estaciones de Atarazanas, en la Alameda Principal, y Guadalmedina, junto a El Corte Inglés. 

La elección de César tiene una variable añadida. Porque es el mismo que en febrero de 2012 ocupó el asiento del primero de los coches en funcionar en el túnel de Carretera de Cádiz. Por aquel entonces, él no lo sabía, restaban algo más de dos años para que oficialmente comenzase la explotación comercial del ferrocarril urbano.

Diez años después, regresa al asiento del tren. "Es un orgullo; un honor que la empresa haya decidido que sea yo el que inicie las pruebas", explica a EL ESPAÑOL de Málaga. César lleva vinculado al proyecto malagueño desde que llegó en 2011. Ahora trabaja como instructor del personal de operaciones.

Otra imagen de César antes de iniciar el recorrido.

Aunque en la parte meramente técnica, el hito ahora producido no encierra grandes sorpresas para quien conoce al detalle todos los pormenores de la máquina, confiesa que es algo que "siempre da mucha vidilla". "Se sale del día a día", admite, poniendo en valor el enriquecimiento que implica desde el punto de vista de actualización.

Este viaje, marcado por la atención mediática y la presencia de las máximas autoridades políticas andaluzas, viene a sumarse a otros ya realizados en las semanas previas. Todo enmarcado en esa cuenta atrás en la que está instalado el Metro desde hace años. Completada la excavación de los túneles, finalizada la fase de infraestructura de las estaciones y muy avanzado el resto de componentes, el ferrocarril malagueño encara la recta final

Y lo hace comprobando al detalle todos y cada uno de los elementos que componen su engranaje. Ahora son las pruebas de gálibo las que permiten corroborar el ajuste de los trenes y su relación con las vías y las catenarias. Pero aún quedan algunos meses más antes de que el común de los malagueños pueda sentir en primera persona lo que este lunes percibieron autoridades y periodistas.

"¿Si en 2012 le llegan a decir que tendría que esperar diez años para ver la llegada al Centro?" A la pregunta, César contesta con la lógica de cualquier vecino. "Me hubiese costado creerlo". Pero esa es la realidad que arrastra la mayor infraestructura de cuantas se acometen en la capital.

En 2012, cuando César pilotaba el primer tren, el coste que se estimaba para la obra era de unos 700 millones de euros. Eran semanas en las que la estación término se localizaba aún junto a la plaza de toros de la Malagueta. 

Nadie podía presumir de que esa parte final quedaría borrada del mapa y sería sustituida por una doble pieza: la primera, acortando el recorrido hasta la Alameda Principal; la segunda, diseñando la prolongación del ramal procedente de Carretera de Cádiz hasta el entorno del Hospital Civil. Ahora el coste final se estima en 900 millones.

En estos diez años, César ha sido padre. Un bebé de apenas siete meses de vida que de manera inconsciente es testigo de una fase clave en la historia de Málaga, con el Metro como referente. Como él mismo confiesa, una criatura a la que podrá contar sus "batallitas" y a la que expresarle el "honor" de haber conducido el destino del Metro.

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