Málaga

Puede afirmarse que con la pandemia provocada por la Covid, el fenómeno de la vivienda turística ha quedado amortiguado. Del boom y esplendor de 2017, 2018 y 2019, cuando el registro oficial recibía inscripciones por cientos, a la contención de los meses aún afectados por la crisis sanitaria. 

Las estadísticas oficiales manejadas por la Junta de Andalucía constatan esta tendencia. Y pese a ello, según esta misma fuente, en Málaga capital se cuentan del orden de 6.600 alojamientos de esta naturaleza. 

¿Todos activos? Sostienen desde la asociación que representa al sector, Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía, que hay un elevado porcentaje de pisos que pese a aparecer en el listado autonómico optó tiempo atrás por el alquiler de larga duración. Una transformación del negocio con el que responder a los días en los que las fronteras estaban cerradas y la presencia de turistas del extranjero era escasa.

El análisis de los datos relativos a la capital de la Costa del Sol hace posible acercar la lupa a la realidad de este formato de alojamiento, que supera desde tiempo atrás a los establecimientos hoteleros en número de plazas.

Una de las posibilidades que permite el registro andaluz es, por ejemplo, localizar las zonas donde es mayor la presencia de este tipo de viviendas, o los años en los que las mismas fueron inscritas.

Vista de la zona donde se concentra mayor número de viviendas turísticas en Málaga. Google Earth

Atendiendo a la primera causa de criba, la referencia geográfica que se emplea es la del código postal. Y usando ese parámetro, destaca por encima de los demás el 29012. ¿Qué espacio del municipio queda recogido en estos dígitos? Una parte concreta del Centro urbano. 

De manera precisa, hablamos del entorno más directo de la Plaza de la Merced, de la calle Victoria y Lagunillas. En este escenario se concentran algo más de un millar de viviendas turísticas. 

Es el código más repetido. Le sigue, a cierta distancia, el 29008, con 719 viviendas. Es el número bajo el que se localizan la Avenida de Rosaleda, la calle Álamos, Beatas, la calle Granada y, sobre todo, la calle Carretería. 

La alusión directa a esta última vía se justifica en la concentración especial que estos alojamientos tienen en esta vía del casco antiguo. Son unas 120 las que se ubican en ella. El tercer código más repetido es el 29013, que se corresponde con los barrios de El Molinillo y El Ejido, entre otros, con 604 referencias. 

Siendo estas las zonas con mayor número de viviendas turísticas registradas, no son las únicas. De hecho, son más de una veintena los códigos postales enumerados en el documento de la Junta, lo que da buena muestra del impacto de este negocio en una capital que ha hecho del turismo uno de sus grandes pilares económicos.

¿Pero qué ocurre si se filtran los datos por los años de inscripción? La conclusión es clara y constata que 2018 fue el ejercicio en el que más registros se produjo. Fueron 1.773. Le sigue 2019, con 1.482, y 2017, con 1.305. Con la llegada de la pandemia, ya fuese por el efecto de la crisis sanitaria o porque la oferta ya estaba sobredimensionada, la cifra bajó sustancialmente. Apenas 570 nuevas incorporaciones.

Sin embargo, y pese a que la presencia del virus sigue siendo real, la estadística hasta el pasado mes de octubre muestra un repunte en 2021. Hasta ese momento, han sido 645 las viviendas turísticas recogidas por la Junta.

Una oferta más profesionalizada

De esta bolsa amplia, el sector reduce a unas 4.000 las viviendas que pueden estar activas a día de hoy. "Muchos vieron durante la pandemia que la única forma de afrontar los pagos era el alquiler de larga duración", apunta Carlos Pérez-Lanzac, presidente de la Asociación de Viviendas Turísticas de Andalucía.

Y no parece que incluso con la recuperación del turismo vayan a volver todos los que se marcharon. "Hay que tener en cuenta que tener una vivienda turística te exige tener que reinvertir", destaca.

Para el sector, que se haya reducido la actual oferta no es una mala noticia, porque implica que los que operen tengan un perfil "más competitivo". "Hubo un efecto llamada pensando que esto de la vivienda turística era dinero fácil, pero no es así", matiza Pérez-Lanzac.

Carlos Pérez-Lanzac.

"Se ha quedado la joya de la corona, las villas con piscinas, el apartamento con buena ubicación, el piso que cumple las expectativas", apostilla, valorando que se está observando un aumento de hasta el 40% en la demanda de apartamentos y viviendas turísticas.

En esta depuración de la oferta, el responsable de la asociación habla de que pasan a engrosar este listado edificios completos, con operadores "más profesionalizados; hay una especialización para responder a la demanda de ese mercado".

Pérez-Lanzac rechaza la idea de que el cliente de estos alojamientos sea pernicioso para la zona donde se asienta y destaca que se trata de alguien con una estancia media de unos cinco días, por encima de otros modos más tradicionales. "Es un cliente muy valioso para los vecinos", defiende. 

Un cliente del que ha pasado a formar parte no solo el turista, sino también trabajadores atraídos por las condiciones climáticas y culturales de la capital de la Costa del Sol. "Durante la pandemia la estancia media llegó a ser de entre 7 y 14 noches e incluso de 28 días; es una por el teletrabajo, de gente que se viene a Málaga a pasar varios meses", enfatiza. Por este motivo, y dada la capacidad adquisitiva de este público interesado, hace hincapié en la necesidad de "ponerse las pilas" como destino.

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