Sebastián Sánchez Alba Rosado

El edificio que durante varias décadas fue sede principal de Correos en la provincia de Málaga tiene ya nuevos inquilinos. Y no son los clientes del hotel que muchos anhelan en ese inmueble, ni los trabajadores de las oficinas que otros plantean. Son okupas

EL ESPAÑOL de Málaga ha podido comprobar la presencia de al menos dos hombres en el interior del recinto del edificio. En concreto, en el lateral oeste del mismo. Este punto no está situado dentro de la construcción. Se trata de una especie de entrada al mismo por ese lateral separada de la vía pública por una verja metálica debidamente cerrada con un candado.

Realizada la pertinente consulta desde este periódico, desde la Policía Local han confirmado que no consta la existencia de denuncia alguna por parte de la propiedad.

La imagen que se puede observar desde el exterior es casi la de un campamento improvisado. Un carrito de la compra, varios colchones tirados en el suelo, un sofá medio destartalado, ropa colgada, cartones y hasta un peluche de oso. 

Vista del edificio de Correos. S. S.

Esta es la estampa con la que cualquier viandante que deambule por ese punto se encuentra desde, al menos, la jornada de ayer martes. De hecho, este periódico pudo constatar el mantenimiento de todos estos elementos durante la noche, situación que se mantiene esta mañana.

El desuso del antiguo edificio de Correos, uno de los más icónicos de la ciudad, se alarga desde que cerrase sus puertas como sede del organismo público a mediados de 2010. Desde ese momento ha sido habitual ver a sin techo dormir en la fachada principal, tratando de guarecerse de las inclemencias bajo el peque techado que tiene. Pero nunca antes se habían visto okupas en su interior.

En otro punto del recinto, más cercano a la fachada que da a la Avenida de Andalucía, se observa la acumulación de importante cantidad de basura, principalmente de botellas de vidrio. 

Restos de basura encontrados dentro del recinto de Correos. S. S.

Correos ha sido noticia en las últimas semanas cuando Frente Obrero colocó una pancarta en la parte más elevada del edificio criticando al ministro de Consumo, Alberto Garzón, por el precio de la luz. Un incidente que ha motivado la apertura de un expediente sancionador por parte de la Gerencia de Urbanismo de Málaga a la propiedad del inmueble.

La misma corresponde al magnate israelí Haim Tsuff, quien en diciembre de 2019 le compró en subasta a la Junta de Andalucía el edificio. Pagó por él 23,5 millones de euros (e Correos, en Málaga capital. El empresario, el único que ha pujado por este inmueble en la subasta pública convocada por la Junta de Andalucía, va a pagar algo más de 23,5 millones de euros (6,7 millones más de la puja inicial).

Pese al cambio de manos, el abandono en el que se encuentra es evidente. El nuevo dueño sigue sin impulsar proyecto alguno de recuperación y puesta en valor. A pesar de ello, desde hace meses se viene informando de la existencia de contactos con el Ayuntamiento, analizando diferentes alternativas de uso. Una de ellas, el hotelero. 

Aunque se trata de una propuesta compleja, por cuanto, dada la condición actual del inmueble, calificado como equipamiento, la propiedad tendrá que compensar con suelos de este mismo uso a la ciudad para poder activar la construcción de un hotel.