Málaga

El trabajo de la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Málaga, y de manera precisa de su departamento de Licencias, vuelve a estar en el ojo del huracán. Arquitectos y promotores malagueños cargan contra la dilación con la que se tramitan estos expedientes, claves para el impulso de actuaciones en la capital de la Costa del Sol.

Si bien la censura respecto al modus operandi del organismo municipal es compartido, es particularmente severa por parte del Colegio de Arquitectos de Málaga. Su decano, Francisco Sarabia, no deja títere con cabeza.

"Antes de la pandemia funcionaba muy mal pero la pandemia ha venido a traer el caos", dice de manera taxativa, incidiendo en que esta circunstancia está "ahuyentando inversión, inversión menuda, no de los grandes capitales, que va como un tiro".

Sarabia asegura que esta cuestión ha pasado a convertirse en el principal motivo de queja por parte de los colegiados. "A mucha distancia de otras demandas está el laberinto que se produce en Urbanismo", sentencia, provocando que el tiempo medio para la concesión de una licencia de obras pueda rondar el año e incluso superarlo.

"Ese magnífico edificio de la Gerencia, al que casi no se puede entrar, está vacío, porque hay muchos teletrabajando; se permite un acceso muy restringido y no sabemos a quién preguntar, a quién llamar", expone, subrayando que todo ello concluye en que los expedientes se retrasen "sin justificación". 

Pero por lo que da a entender Sarabia, este escollo no es igual para todos. De hecho, en sus declaraciones deja caer la idea de que existe una doble vara de medir por parte de los trabajadores de Urbanismo. 

"Parece que hay una doble vara de medir pero no lo tenemos comprobado", dice tras preguntar por el tiempo que tardó Urbanismo en otorgar la licencia de obras a Google para la recuperación del antiguo Gobierno Militar y su adaptación como sede. Algo que, apunta, ya ocurrió con el Teatro Soho de Antonio Banderas.

"Hay dos caminos para el trámite; uno, el camino de proyectos importantes para la ciudad, que entiendo que deben ser agilizados pero no en detrimento de ciudadanos de a pie y técnicos de a pie", detalla.

El malestar existente en el colectivo es tal que, según el decano del Colegio de Arquitectos, hay algunos que han manejado la idea de "hacer caceroladas en las puertas de Urbanismo".

"Los propietarios abandonan sus inversiones; nos tienen como técnicos de poca cualificación porque no somos capaces de obtener licencias sencillas. Y es que no se está gestionando de manera adecuada", insiste, denunciando la falta de medios adecuados. "Todavía hay sistemas en MS2", dice.

La experiencia que trasladan algunos promotores no es mucho más positiva. "Nuestra experiencia es nefasta, tardan un mínimo de tres meses para asignarte a un técnico y siempre más de un año para obtener la expedición de la licencia y no te cuento si es entorno BIC", relata un empresario molesto por la situación.

Una de las decisiones que más respuesta genera es que se siguen rechazando las citas presenciales, sin que la plataforma creada para tramitar los expedientes funcione bien. "La sensación que hay entre los promotores es que hay una situación de desamparo", afirma una fuente conocedora de la materia.

"Si se puede ir a un comercio o a un restaurante no deberían poner barreras para la atención presencial con las medidas de protección lógicas", exponen desde la Asociación de Constructores y Promotores (ACP).

A veces queremos una inmediatez que es complicada; intentamos sacar los expedientes conforme llegan, aunque dando prioridad a los que pueden generar más empleo

Raúl López, concejal de Ordenación del Territorio

El concejal de Ordenación del Territorio, Raúl López, trata de justificar la situación. "Muchas veces se confunde el caos con la manera en la que la pandemia nos ha hecho atender a los ciudadanos", destaca. Y pone en valor que desde la Gerencia de Urbanismo se contesta por correo electrónico e incluso por guasap a los promotores afectados.

"Hemos atendido con solvencia todas las peticiones que nos han planteado", ha valorado, admitiendo, no obstante, la necesidad de que el ente cuente con una mayor digitalización en todos sus procedimientos. "A veces queremos una inmediatez que es complicada; intentamos sacar los expedientes conforme llegan, aunque dando más prioridad a los de más peso y que pueden generar más empleo", alega.

Incluso, a modo de tirón de orejas se ha preguntado por el número de licencias que una vez concedidas han tenido que ser revisadas e informadas de nuevo porque los promotores han decidido dividir en fases las actuaciones.

A su juicio, se está dando una solución "bastante buena a la demanda que existe; hemos acortado los tiempos, hemos profesionalizado la atención y hemos hecho un equipo consistente, pero es verdad que no estamos en 'y qué hay de lo mío'"

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