Alexandra Escudero tenía 15 años y quería irse de viaje de fin de curso... pero el precio no era nada barato. "Le pregunté a mi padre cómo podría pagar todo eso, y él me dijo que en su época hacían rifas", relata la adolescente: "Yo le dije que eso fue hace mucho, que para eso hago un TikTok pidiendo que me lo paguen". Su padre es Manuel Escudero, empresario en serie, y aquello le resonó. "Investigó y se dio cuenta de que no había nada parecido... así que decidimos crearlo", concluye Alexandra. Ese fue el germen de Iwanit, una red social malagueña creada por progenitor e hija para hacer realidad los sueños de cada persona mediante micromecenazgo.
"Encontramos que podía haber gente que de una forma simpática, graciosa o divertida podía pedir ayuda en redes sociales; y les podían ayudar otras personas con voluntad de comunidad", argumenta Manuel en una entrevista con EL ESPAÑOL de Málaga, en la que define que otras páginas de crowdfounding no tienen "el formato de red social dinámica como esta".
Lejos del tono lastimero de algunas plataformas de recaudación, Iwanit apuesta por el humor y la empatía. “Aunque el sueño pueda ser una necesidad, no se trata de subir penas sino diversión”, señala Manuel. Los usuarios graban vídeos breves explicando su deseo —una cena especial, un regalo para un nieto, una escapada con amigos— y, si conectan con la comunidad, pueden recibir pequeñas donaciones. Luego graban otro vídeo agradeciendo: “Se siente una satisfacción tan grande de sentir que alguien te agradece… Esa es justo la experiencia de Iwanit”, insiste.
“Puede ser un grupo de amigos que pasan por delante de un restaurante que no se pueden permitir, así se graban un vídeo divertido contándolo", ejemplifica su hija Alexandra: "Y como tienen tanta alegría, les decides darle algo, que no les cuesta nada y a ellos les hará muy feliz”. El objetivo es que dar y recibir dejen de ser actos fríos o burocráticos y se conviertan en algo natural y compartido.
Ese enfoque humanista es parte fundamental del proyecto. “Te vas dando cuenta de que la tecnología, pese a que parece unirte, lo hace de forma muy vacía y la gente cada vez está más sola. En Iwanit queremos que eso desaparezca”, apunta Manuel Escudero. Por eso, Iwanit quiere ser algo más que una app: una red social donde las emociones y la colaboración espontánea recuperen protagonismo.
A pesar de su enfoque desenfadado, Iwanit cuenta con un equipo profesional que respalda la idea: desarrolladores, community manager, marketing… “Esto es un sueño, pero está respaldado por un equipo muy profesional”, defiende Manuel. El objetivo a medio plazo está claro: hacer realidad la idea. “En dos años nos gustaría haber creado el lugar donde pueda ocurrir todo esto que estamos hablando ahora. No es una cuestión de dinero, sino de ilusión y felicidad”, resume.
“¿Qué ilusión puede tener un padre más grande en la vida que sus hijos sean felices", se pregunta Manuel: "Para mí, que una idea que parte de ella y yo le pueda aportar la experiencia… eso es impagable”. Alexandra coincide: “Hacer este tipo de cosas con tu padre te une más. Hoy en día los adolescentes se distancian de sus familiares para estar con el teléfono. Esto hace que me tenga que relacionar más con él y coger confianza”.
¿Y si además funciona como modelo de negocio? “Si luego ganamos dinero, o por lo menos que no nos cueste mucho… pues mejor”, remata el fundador.
