Divorciarse no es solo un trámite legal, también un proceso que deja cicatrices profundas. Así lo sostiene Yusef El Amraoui Tadlaoui, abogado especializado en derecho penal, familia y extranjería, quien asegura que los mayores focos de conflicto en un divorcio se concentran en dos frentes: los hijos y el dinero.
"Los padres muchas veces utilizan a los hijos como método para infligir daño unos a otros", explica el letrado. Por eso insiste en que "el bienestar de los menores debe ser siempre el objetivo principal".
Tadlaoui apunta que uno de los fallos más habituales es actuar por impulso durante la crisis emocional. A ello se suma el afán de "ganar" al otro cónyuge, en lugar de buscar soluciones conjuntas, y no contar desde el inicio con un asesoramiento legal adecuado. "Un mal consejo puede llevar a un procedimiento contencioso que dura hasta dos años y deja a las parejas destrozadas", advierte.
Otro error recurrente es no liquidar la sociedad de gananciales en el mismo momento del divorcio. "Si no se hace, la pareja tendrá que iniciar otro procedimiento, lo que genera más discusiones y conflictos", señala.
En relación con la pensión alimenticia, aclara un mito frecuente: "Aunque exista custodia compartida, puede fijarse una pensión si uno de los progenitores tiene un nivel económico superior". Los jueces tienen en cuenta factores como la edad de los hijos, los gastos familiares y la capacidad económica de cada parte.
No pagar la pensión, advierte, puede tener consecuencias graves. "El impago de dos meses consecutivos o cuatro alternos puede considerarse delito de abandono de familia, con penas de prisión de hasta un año", subraya.
El letrado comparte un caso reciente de una menor de 17 años que decidió abandonar la custodia de su madre para vivir con su padre. "Aunque lleva casi un año con él, la madre se niega a aceptarlo. Si vamos a juicio, el proceso puede alargarse dos años, cuando la menor ya será mayor de edad", explica. "Y en todo ese tiempo, quien más sufre es la niña".
Para Tadlaoui, la clave está en evitar la confrontación directa y apostar por la mediación. "En un divorcio nunca hay ganadores, siempre pierden ambas partes". Pero "si hay comunicación, ambas partes pueden ceder y lograr un win-to-win que permita a todos seguir adelante", sostiene.
El letrado subraya que el verdadero divorcio no empieza cuando se presenta la demanda, sino cuando se dicta la sentencia y toca cumplir lo acordado. "Si desde el principio se establece un buen ambiente y unas bases de respeto, ganan todos, especialmente los niños".
