Australia es una de las grandes potencias de la Copa Davis. Siempre son un país competitivo al que hay que doblegar. Y la empresa de Finlandia era muy complicada. Porque además de historia, los australianos tienen buenos tenistas que han llevado a su país por segundo año consecutivo a la final del torneo que se celebra en la capital de la Costa del Sol. Dos partidos ganados en dos sets cada uno por Alexei Popyrin y Álex de Miñaur, el primero afincado en Marbella y el segundo con madre española e infancia en Alicante, lo han valido al país oceánico para citarse el domingo con el ganador del Italia-Serbia, con Djokovic o Sinner. Pero que les quiten lo bailado. 

Finlandia ha llegado hasta esta penúltima ronda de sorpresa en sorpresa, pero dejar en el camino a Australia, a la Australia de Lleyton Hewitt y Álex de Miñaur, que mantiene un idilio con Málaga, son palabras mayores. Que no pudieron pronunciar delante del numeroso público finlandés que se dio cita en las gradas del Palacio de los Deportes José María Martín Carpena. 

Otto Virtanen había llegado a Málaga para convertirse en uno de los héroes sin capa del torneo más allá de donde apuntaban los focos desde el primer día. Lo hizo contra Canadá y se lo ganó durante muchos momentos durante la semifinal contra Australia. La pujanza del finlandés sacó por momentos del partido a Alexei Popyrin, número 40 del mundo, que se estaba midiendo al 171. Virtanen le daba sin miedo a la bola y la grada rugía: "¡O-tto! ¡O-tto!". 

En la primera manga forzó el tie break y obligó a la máxima concentración Alexei Popyrin, australiano afincado en Marbella que terminaba llevándose el set 6-7 (5-7).

Se asentó Alexei Popyrin en el segundo set, se olvidó de los fallos y aprovechó el descaro de Virtanen, que arriesgaba y cometía errores que le costaban caros. Con 2-3, Popyrin protagonizó su mejor juego del partido para romperle el servicio al finés y ponerse el partido cuesta abajo hasta la victoria. Lo hizo con un nuevo break para dejar el tanto en un 6-7 (5-7), 2-6 que acabó siendo contundente en poco más de hora y media de tenis. Se apagó el fuego Virtanen. 

Nada más arrancar el segundo partido, Álex de Miñaur salvó una situación complicada cuando se podía ir 3-0 de inicio contra Emil Ruusuvuori, que sí jugó el viernes. Fue 2-1. A partir de ahí, fue haciendo su trabajo desde el fondo de la pista, corriendo y corriendo, para voltear el partido y tener un 2-5 y servicio a su favor. No lo cerró hasta el 4-6 definitivo. Es un competidor nato el australiano, la raqueta número 12 del mundo. En Málaga solo dobló la rodilla en la edición de 2022 contra un Felix Auger Aliassime en trance, en el duelo de la final. En 2023, serán Djokovic o Sinner los que puedan con él, si es que pueden.

Porque el segundo set también lo ganó. Salvó otra vez un posible 2-0 en contra y servicio para Finlandia para irse hasta el 1-3. Minimizó al número uno de Finlandia. Ya no perdió más su saque hasta el definitivo 3-6 rompiendo de nuevo el servicio del tenista finés. El australiano fue un muro y llegó a todos los rincones de la pista para darle el pase a la final a Australia por segunda edición consecutiva. 

La Davis es el terreno de Australia, el segundo campeón más grande tras los Estados Unidos. El domingo intentarán agrandar su leyenda. 

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