Málaga

El cantante y compositor malagueño Javier Ojeda habla siempre alto y claro y lo vuelve a demostrar en esta entrevista concedida a EL ESPAÑOL de Málaga. Este próximo jueves, 22 de diciembre, presentará su último disco, Los Castillos del Mar, en Cervezas Victoria y, previamente, nos cuenta aspectos importantes de su trayectoria con Danza Invisible o de proyectos de ciudad como el hotel del puerto, sobre el que se ha posicionado claramente en contra. 

¿Ha conseguido digerir ya el subidón del concierto de julio en Málaga por el 40 aniversario de Danza Invisible?

Sí, es algo por lo que le voy a estar agradecido toda la vida a la gente del Festival Brisa. Vino además en un momento que tanto para mí como para mis compañeros fue una inyección de autoestima salvaje. Veníamos de la pandemia. En 2021 yo sí giré bastante pero Danza estuvo bastante parado y ese momento de organizar el 40 aniversario del grupo, recuperar nuestro legado y ponerlo en valor fue muy emocionante. La respuesta del público y de los compañeros de profesión es algo que te llevas a la tumba.

Han anunciado que el grupo no hará gira en 2023 por cansancio, aunque usted sigue.

Sí, y todo lo que se ha publicado es absolutamente cierto. No hay historias raras. Si no hubiéramos celebrado el 40 aniversario seguramente habríamos tomado esta decisión un poco antes, pero pensamos en dejar el pabellón bien alto con una serie de buenos conciertos y tomarnos luego un tiempo sobre todo porque llevamos mucho tiempo sin publicar nada nuevo conjunto. A mí me da miedo que el grupo pierda esa chispa de la creatividad, de intentar sorprender y hacer cosas nuevas. Me da pánico convertirte solo en un grupo de revival. Yo tengo varios proyectos en mente por lo que me viene bien y los demás que hagan sus cosas durante un año. Después si podemos nos juntamos para sacar algo nuevo y si no pues ya nos replanteamos el futuro. Pero no hay fricciones, ni mal rollo ni nada de eso.

¿Cuál va a ser su nuevo proyecto en solitario?

Tengo un proyecto doble. Uno de ellos es este disco que publicamos esta próxima semana en todas las plataformas y que ya está en CD que se llama Los Castillos del Mar. Es un disco que repasa canciones recientes y antiguas. Lo grabé en verano de 2021 y es muy especial porque creo que es el único disco en directo grabado en pandemia. Es curioso porque se ve toda la interpretación en caliente de, por fin, las ganas de salir y ofrecer nuestro trabajo. Y al mismo tiempo el sonido del público es más apagado del habitual porque había poca gente por las restricciones del aforo y estaban todos con la mascarilla. Son canciones de toda mi trayectoria, tanto en solitario como con Danza Invisible. Por otra parte, pienso en sacar otro disco en directo, posiblemente en primavera, que lo grabé a lo largo de este año. Mi idea es tener dos discos en directo completamente distintos en los que se repasen mis 40 años de carrera.

¿Va a hacer gira?

Sí, yo vivo en gira perpetua. Tengo varios conciertos ya cerrados. No obstante, mi intención este año es tocar un poco menos porque necesito también tiempo para componer canciones. En 2022 me ha sido imposible porque voy a acabar con 106 conciertos, más los días de viaje… No puedo seguir con este ritmo.

Javier Ojeda.

Debe ser de los que más conciertos haya hecho en España.

Sí, y encima cambiando todo el rato de formato. He tocado en solitario, con Danza Invisible, con un festival que se llama Rockandroll Stars, los festivales que organizo en Torremolinos y Estepona… Un trabajo bestial.

Le queda entonces mecha para rato.

Sí, pero quiero mezclar los temas clásicos, que me los siguen pidiendo, con los proyectos nuevos.

He visto que a un hijo suyo también le ha entrado el gusanillo de la música.

Sí, ha publicado ya tres canciones. Está ilusionado pero tiene una cosa que no tiene su padre y es que es mucho más responsable que yo cuando tenía su edad (se ríe). Está estudiando en la Esad por las mañanas, Historia por la tarde y no tiene hueco para dedicarse en cuerpo y alma a la música. Lo está llevando como hobby, pero tiene talento. Yo en su época estaba mucho más alocado y pasaba de todo.

Y eso que usted quería ser periodista.

Sí, es verdad. Quería ser periodista cultural y musical, pero al final fui músico. Pero sigo teniendo alma de periodista. Escucho todas las cosas nuevas que salen, recomiendo los discos de gente… Me gusta.

En 40 años con Danza Invisible le ha pasado de todo y es difícil seleccionar pero, ¿cuál ha sido el momento más bonito?

Son muchos años. José Antonio Hergueta sacó un documental hace un año sobre nosotros que refleja muy bien lo que fue la época dorada del grupo. Los comienzos euforizantes, de locura, de juventud y los momentos en los que nos quedamos solo los cuatro y empezamos a disfrutar de la relación de amistad entre los compañeros. Parece mentira que después de 40 años no pueda decir ni una mala palabra de mis compañeros.

La única fricción fue con Ricardo Texidó, el fundador del grupo y que salió de él. Aunque luego estuvo en el homenaje de julio.

Sí, sí. El rencor es una cosa que no entra en mis planes y es algo que te hace infeliz. Celebré en abril mi concierto número 2.000 en Torremolinos, fue muy emotivo y Ricardo estaba invitado porque fue la persona que me dio la oportunidad de ser músico. Y en el 40 aniversario también estuvo.

¿En qué momento ve a Málaga desde el punto de vista cultural?

Estamos en un momento muy interesante. Los mejores periodistas de este país están en Málaga y lo sé porque viajo mucho. En literatura tenemos a mucha gente buena y de calidad, en música nos queda un trecho pero se está en el camino de crear una escena musical alternativa. Málaga sigue teniendo el problema de que nos faltan locales donde las bandas puedan llegar y presentar sus propuestas.

Han salido solistas fuertes como Pablo Alborán, Pablo López, Vanessa Martín... pero no acaban de salir grupos punteros malagueños ¿por qué?

Hay algunos. Málaga es una provincia alargada y falta un centro neurálgico de las actividades de los grupos como lo hay en Granada, donde los músicos se juntan, se toman unas copas, charlan o hablan de sus proyectos o como lo había en Nueva York a finales de los 70. Es difícil porque no hay locales de música en directo en el centro de Málaga. Hay que irse al extrarradio, pero no se acaba de definir.

De Granada están Los Planetas, Lori Meyers, Supersubmarina… en Murcia están pegando fuerte Second, Viva Suecia o Arde Bogotá; Zaragoza o Madrid son otros núcleos importantes… Pero en Málaga no se ve.

Es verdad. Yo publiqué el libro La historia del pop de Málaga y se está reproduciendo un fenómeno que pasó en los años 60. Al ser una zona de mucho turismo hay muchos extranjeros y las bandas de versiones están súper bien pagadas. Se da el caso de muchos músicos tienen su banda y una banda de versiones y con ésta última ganan mucho más dinero que con sus propios temas. Eso hace que te dé pereza sacar tu propio proyecto.

Javier Ojeda en otra actuación.

La música ha cambiado. ¿Qué le parecen los Quevedo y esta gente del reguetón con el autotune?

Es música de usar y tirar. Pero no tengo una fobia especial a eso. Son fenómenos temporales y ya está. La música de hace unos años era mucho más elaborada, más rica en acordes y composición. Ahora muchos temas se hacen con solo uno o dos acordes. Y depende mucho más de las texturas que de la riqueza armónica en sí. También le digo que sigue saliendo mucha música de calidad. Sigo escuchando música buena. No creo que sea una época terrible. Es cierto que tenemos una saturación de autotune y reguetón. Me cansa mucho.

Hablando de temas generales de Málaga, usted se ha posicionado en contra de la construcción de un torre para hacer un hotel en el puerto. ¿Por qué?

Sí, me he posicionado en contra y estoy en el vídeo de Salvemos nuestro horizonte. No me gusta que haya una postura beligerante con esto porque Málaga es de todos y ninguno tenemos la razón absoluta. Pero en este caso veo que no se ha explicado bien la supuesta bonanza económica que va a traer ese hotel. Por otro lado, en estos tiempos del Qatargate tener el rollito del súper hotelazo catarí no me da muchísima confianza. Yo siempre hablo claro y puedo decir que tengo mucho aprecio personal por el alcalde de Málaga, Francisco de la Torre, porque creo que es uno de los responsables del despegue de la ciudad y ayudó al gremio en pandemia. Me ha demostrado que es un tipo que tiene cierta ética, pero no puedo estar de acuerdo con él en lo del hotel del puerto. Y ahí está la gracia, que podamos opinar todos para hacer una Málaga mejor. A mí ese proyecto me parece un gran error. La gente de la cultura protestó y eso es lo que está causando que el proyecto no se pueda llevar a cabo. Me cansa mucho que la gente piense que la gente de la cultura es izquierdista. No es un tema de izquierda o derecha. De hecho, contra la torre del puerto hay muchísimas personas de derecha que están en contra.

En los antiguos suelos de Repsol hay otro debate sobre si hacer torres o dejarlo todo como un parque. ¿Qué le gustaría a usted?

Málaga necesita un pulmón verde y esa me parece una opción interesante. Pero reconozco que me faltan datos. De primeras, que sea un parque me parece una opción bastante plausible. Se intentó hacer con el Campamento Benítez que se ha quedado a medias. Se necesita un pulmón verde, allí o en otro lado.

¿Cree que la juventud lo tiene ahora peor, por ejemplo, para comprar una casa?

Veo con preocupación el abandono del centro urbano. Me da pena. Mi hijo estudió en Florencia y me decía que le daba coraje pasear por el centro de la ciudad y que era un parque temático, solo con turistas haciendo fotos. Me decía que le gustaría saber cómo es el florentino, qué le gusta comer, a qué restaurantes va… Eso afortunadamente aún no pasa en Málaga pero me da miedo de que pueda llegar a ocurrir.

¿Qué le parece la Málaga tecnológica?

Me parece fantástico que Málaga sea un foco de atracción para empresas de ese tipo. No le veo nada negativo y espero que nos sirva para crear empleo y atraer inversiones.

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