Málaga

Unos pueblos vacíos y otros a reventar de gente. La despoblación está afectando a la provincia de Málaga, como al resto del país, y cada vez hay un mayor número de municipios que están viendo reducido de forma constante su número de vecinos en el interior mientras que en la costa hay localidades que duplican, triplican y hasta cuadriplican su censo. En estos momentos hay 38 municipios en la provincia de Málaga que tienen menor población que hace 20 años y que hace 10 años, marcando una clara tendencia a la baja.

La fuga de jóvenes que dejan el pueblo para ir a trabajar a ciudades mayores como Málaga capital u otras localidades de la costa -así como nacionales o extranjeras- provoca que los pueblos estén cada vez más envejecidos. Nacen menos niños y los mayores van muriendo, dejando localidades con fuertes caídas poblacionales. 

En EL ESPAÑOL de Málaga hemos tomado el último padrón publicado por el Instituto Nacional de Estadística publicado hace unas semanas y hemos analizado cómo ha sido la evolución de la población residente en todos los pueblos de Málaga en los últimos 20 años, es decir, comparando el número de residentes actual con el que había en 2002 y en 2012. 

Hay 38 municipios que tienen menos residentes ahora que en 2002 y en 2012 pero hay cinco donde la sangría ha sido más grande: Jubrique, Genalguacil, Benarrabá Alfarnate y Cañete La Real. 

En el caso de Jubrique, una localidad situada en el Valle del Genal, en estos momentos hay 545 ciudadanos censados. Es un 30% menos que en 2002 -cuando había 781- y un 26% menos que hace una década (739). A menos de tres kilómetros en línea recta está Genalguacil, donde está ocurriendo el mismo fenómeno. Han perdido un 27% de población en 20 años y un 25% respecto a los datos de la última década, cerrando 2022 con apenas 393 personas empadronadas. 

A poca distancia está Benarrabá, cuya población actual es casi un 24% inferior a la de hace 20 años con 446 residentes. En el Guadalteba, en Cañete La Real, el descenso ha sido 26% hasta los 1.584 ciudadanos mientras que al otro lado de la provincia, en la Axarquía, está Alfarnate que ha pasado de tener casi 1.500 habitantes en 2002 a 1.000 en 2022, un 27% menos. 

La lista de municipios que tienen menos habitantes ahora que hace diez o veinte años es extensa: Alfarnatejo, Algatocín, Almargen, Almogía, Alozaina, Alpandeire, Benadalid, Benaoján, Cortes de la Frontera, Igualeja, Yunquera... Todos tienen el mismo problema: su futuro está en peligro. Hay que buscar fórmulas para revertir la situación y la Diputación de Málaga ha creado incluso un departamento específico para luchar contra la despoblación. Su última iniciativa ha sido la edición de una guía con recomendaciones a los pueblos para atraer a nómadas digitales, es decir, personas que teletrabajan y que pueden residir en cualquier punto siempre que haya una buena conexión a internet.

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