Llegó el día de la ilusión. El 5 de enero las calles se llenan de alegría, de magia y de deseos gracias a la cabalgata de Reyes de Málaga, que este año se convierte en centenaria después de vivir años complicados con la pandemia. Pese a que el año pasado supuso su vuelta post-Covid -no hubo cabalgata en 2021-, este será su vuelta por todo lo alto, sin mascarillas obligatorias de por medio.

Todos los niños de Málaga acuden cada tarde del 5 de enero con su bolsa a coger la mayor cantidad de caramelos posibles, saludan a sus Majestades y bailan con los grupos de animación que forman parte del cortejo, pero ¿de dónde viene esta tradición? ¿Cuál es el origen de la Cabalgata de Reyes de Málaga?

El comienzo de esta bonita tradición tiene lugar en una comisión ciudadana en la que se encontraban célebres personajes de la ciudad de Málaga. Algunos de ellos, Narciso Briales, en aquel entonces alcalde de Málaga; Narciso Díaz de Escovar, escritor y cronista y, en aquel entonces, delegado regio de Primera Enseñanza; Antonio Baena, presidente de la Agrupación de Cofradías; o Francisco Palma, escultor.

Muy empeñado en que la iniciativa saliera hacia delante estaba Díaz de Escovar, que estaba muy relacionado con el mundo educativo y los más pequeños.  Finalmente, consiguieron, en enero de 1923, el fruto de tanto esfuerzo: la primera cabalgata de Reyes de la ciudad.

El cortejo comenzó a formarse en el Paseo del Parque, al lado del Ayuntamiento, justo donde comienza en la actualidad. Según relata Mateo Avilés, historiador malagueño en su libro 'Breve historia de la cabalgata de Reyes en Málaga', realizaron dos paradas, una en la Casa Cuna, en la calle Ollerías, y en el Hospital Civil, donde entregaron regalos a los pequeños encamados, que era el objetivo real con el que nació la cabalgata, algo muy solidario.

La comitiva contaba con todos los elementos actuales en su gran mayoría: disfraces coloridos, alguna que otra carroza, bandas de música… pero había una gran diferencia entre ambas. Los Reyes, en lugar de ir sobre camellos, como en la cabalgata actual de Cruz de Humilladero, o en carroza, como en la del Centro, elegían como medio de transporte el caballo porque no había tanto presupuesto para tener tantas carrozas en el cortejo.

Tras algunas idas y venidas que interrumpieron la continuidad de la cabalgata, aunque se siguieron repartiendo regalos a los enfermos, tras la Guerra Civil es el Frente de Juventudes quien retoma la idea de celebrarla, incluyendo en dicho evento la representación de la Adoración al Niño Jesús en el portal de Belén que se instalaba en la Acera de la Marina.

Las transformaciones sociales que se dieron en nuestra ciudad a partir de los últimos años de la década de los 50 del pasado siglo tuvieron también su repercusión en esta mágica celebración al incorporarse a la misma entidades comerciales e instituciones locales a cuyo frente, como organizador de la misma, se puso el Ayuntamiento de Málaga.

De esta manera, en la cabalgata de 1957, la Agrupación de Cofradías y la Sociedad Excursionista se encargaron del montaje de la carroza del Rey Gaspar y desde entonces, ininterrumpidamente, este siempre es encarnado por un cofrade malagueño.

Además, se instauró como tradición a lo largo de esta segunda mitad del siglo XX que el rey Melchor estuviera encarnado por un periodista y el rey Baltasar por un político. Solo en 2018 Baltasar estuvo representado por Brahima Traore, un africano afincado en Málaga que huyó del conflicto de Costa de Marfil y este año, cuando se cumplen cien años del origen de la cabalgata, estará encarnado por Hady Coulibaly, que emigró a España huyendo de la guerra en Mali.

 

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