Si la vida da limones, haz limonada; y, si todavía no se puede turistear con plena normalidad, juega al golf. Esa es una de las estrategias principales de la Diputación Provincial de Málaga y del Patronato de Turismo de la Costa del Sol, dependiente del ente supramunicipal.

Ante la dificultad de que vuelvan a toda máquina las multitudes de cruceristas y otros viajeros de todas partes del mundo este verano, la Costa del Sol ha dado un giro en su estrategia.

La apuesta turística de Málaga y su provincia está vinculándose al turismo de golf. Son varias las claves de que hacen que este deporte sea una de las tablas de salvación del sector: la seguridad de la práctica al aire libre, la facilidad para mantener la distancia social entre los deportistas y la alta rentabilidad per cápita que suponen estos turistas.

La consejera delegada de Turismo Costa del Sol, Margarita del Cid, lo ha explicado este martes en Málaga en un foro sectorial: el gasto institucional para fomentar la llegada de golfistas de vacaciones ha subido en un 63% respecto al año anterior, un aumento muy considerable en tiempos de vacas flacas para el sector.

Basándose en el manejo de grandes cantidades de datos o big data, Turismo Costa del Sol ha conseguido un análisis "muy preciso" sobre los potenciales visitantes, según ha explicado Del Cid, y ha actuado en consecuencia.

"La entidad va a seguir trabajando para identificar cuáles son los productos que más consumen, cómo se comportan los turistas y primar la calidad sobre la cantidad", ha asegurado Del Cid, que en esa línea ha establecido la apuesta por la Costa del Golf.

La estrategia "se centra en el panorama nacional", pero no perderá ojo también al visitante extranjero que no tenga restringido el movimiento internacional: "Con moderación, hay espacio para la esperanza", ha sentenciado Del Cid.

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